Esperé que Lali se moviera del lugar para ir a encarar a los estúpidos de mis amigos que estaban poniendo temas personales con nuestros jefes; no me parecía divertido para nada joder de esa manera.
—¿Qué mierda están haciendo? —dije molesto y ninguno entendió mi actitud.
—¿De qué hablas? —rió Tincho.
—No se hagan los tarados conmigo, porque sé perfectamente lo que están haciendo. —la China miró a Tincho con cara de "¿Qué dice?" pero era una de las mejores mentirosas que conocía. —No es divertido que expongan cosas personales con una de nuestras jefas por más que tengan confianza con ella, no me parece divertido. —otro silencio. —Además arruinaron mis planes con Gigi que se va de viaje, arruinaron la cena de Lali ¡NO JODAN! —realmente estoy muy molesto. —Cuando les digo en serio que no jodan de verdad tienen que parar porque no es divertido.
—No tengo idea qué mierda estás hablando. —rió la China mirando a Tincho nuevamente. —Lo que le pedimos a Shay es que hable con Furriel para que autorice una intervención de un niño que aún le pertenece a trauma y ambos queremos participar en la operación. —rió y comencé a cambiar de color. —¡Estás mal de la cabeza!
—¡Estás haciendo el ridículo! —rió Tincho.
—¡Estás alteradito! —canturreó Eugenia cambiando la voz.
Obviamente no iban a parar.
—¡Estás celosin! —turno de tincho.
—¡Estas....
—¡BASTA! —los interrumpí y rieron nuevamente. —Pudranse.
—¿No somos más los tres mosqueteros? —dijo Tincho haciendo un puchero —¡Todos para uno...
—¡Y PETER PARA LALI! —agregó la China levantando los brazos y luego me dio una palmada; de verdad era un ridículo.
Estaba perdiendo la cabeza con este tema y me sentía un estúpido.
Me quedé unos minutos en el mesón pensando en el ridículo que hice y luego fui hasta la sala de descanso donde estaban literalmente todos guardando sus cosas para irse. Tomé mi celular y le escribí un mensaje a Gigi que por suerte lo entendió como siempre, ya que ella también era doctora.
—Vamos a ir todos a tomarnos algo al bar antes de ir a dormir. —comentó Eugenia con una sonrisa y me dio un abrazo. —Chau, mi lunarcito. Lali, cuídame al niño por favor, que no salga muy desabrigado a los pasillos porque no quiero que se resfríe. —cuando me levantó las cejas entendí que estaba haciendo un chiste en doble sentido.
—Suerte. —me abrazó Bella.
—¿No te quieres quedar? ¡Tú amas a los bebés! —sonreí y negó.
—Ya quedé con los chicos para ir al bar y la verdad es que necesito desconectarme un poco de este lugar porque no quiero que me termine por consumir. —miró su celular. —¡Por fin! ¡Mi amor! —contestó y salió del lugar.
Todos se despidieron y nos dejaron solos en ese lugar, yo me acomodé en la banca y cerré los ojos por unos minutos.
—¿Pedimos una pizza? —soltó entre un risa y me senté de golpe. —Tengo muchas ganas de comer pizza de New York ¿Cómo se llamaba ese lugar donde siempre comíamos y...
—Lali, tengo una idea. —agregué con una sonrisa. —Si quieres puedes ir a cenar con tu novio y yo cuido al bebé hasta que puedas regresar y luego me cubres tú, así ambos hacemos nuestras cosas, no arruinamos nuestros planes y somos felices.
—Yo soy muy feliz en mi trabajo. —agregó mirando el celular. —Cancelé mi reserva, no te preocupes por eso, pero si quieres ir a tu panorama de verdad que no pasa nada, yo me encargo de las cosas acá
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Aún hay algo
FanficDos jóvenes médicos vuelven a reencontrarse en su internado después de años, ambos con un presente muy diferente y un pasado sin superar.