Especial navidad

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La tarde que todo comenzó como uno de los peores capítulos de la historia de la salud nunca iba a poder sacarla de mi cabeza, mi nombre estaba entre los doctores que no podían seguir yendo a su trabajo, por el directamente grupo de riesgo contra este virus de mierda que poco se sabía. Hace casi veinte días Peter no regresaba a casa porque todas las veces que le ofrecieron volver, me llamó diciendo que no podía hacerlo ahora, que necesitaba estar en ese lugar dando la pelea y la verdad es que no podía luchar con su eterna necesidad de ser un héroe, no lo podía culpar tampoco porque estaba haciendo lo correcto, lo necesitaban muchísimo.

—Me parece haber sido lo suficientemente clara contigo, entiendo perfecto la situación que estamos viviendo —dije enojadisima— El pago se hizo hace tres semanas y aun no tenemos el cargamento con todos los insumos que se necesitan en el hospital, no voy a darte un nuevo plazo porque estamos trabajando con la reserva de todo, quieres que te envie fotos de nuestras bodegas?

—Mañana estaremos en el lugar a primera hora señorita —me dijo el tipo— Lo siento mucho pero tenemos demasiadas entregas.

—Yo también siento mucho esta pésima atención, no volveremos a trabajar con ustedes nuevamente —dije y colgué.

—¡Mamá! —gritó Bautista— Hablará el alcalde —Euge me miró y salimos juntas al living, Bautista no se despegaba de las novedades sobre el virus, el ya era un adolescente que no se le podía esconder nada— Por favor que mejore, por favor que mejore —dijo juntando sus manitas mientras miraba al cielo, yo puse las mías en sus hombros y me miró con una sonrisa.

—Buenas noches a todos quienes están sintonizando este reporte —dijo hablando a la cámara— El día de hoy es muy difícil para la ciudad, la calidad de nuestros hospitales está llegando a su límite y necesitamos que todos las neoyorquinos escuchen esto con responsabilidad NO SALGAN DE SUS CASAS SI NO ES NECESARIO —lo recalcó durísimo— No se quite la mascarilla, no haga reuniones, estamos viviendo una crítica situación sanitaria. La ciudad de New York reportó 7 mil casos y 633 muertes en las últimas veinticuatro horas —hubo un silencio en el living de casa, Bautista me miró y lo mismo hizo Rufi.

—La puta madre —dijo Euge sentándose en el sillón.

—Siete mil —recalcó Bautista y me miró— Ya está mamá, dile a papá que regrese a casa, por favor. Si tu se lo pides va a regresar, tenemos que sacarlos de ese lugar, ya hicieron suficiente—él nunca superó nada de lo que pasamos por Peter, por suerte Alle no se acordaba de nada— Vamos a estar en casa todos juntos, nos podemos cuidar todos y te vamos a mimar a ti por favor mamá.

—Mi amor, no puedo hacer eso —dije con una sonrisa— Sabes que no puedo hacer eso, papá y la tía Bella son héroes de esta batalla y aunque sea duro para nosotros saber que están en ese lugar tenemos que permitirles luchar, lamentablemente hoy nos toca compartirlos. —miré a Rufi que me escuchaba con atención.

—Yo estoy con Bautista, iría a sacarlos de las orejas pero chicos lamentablemente Lali tiene razón si ellos no estuvieran dando esta pelea por todos nosotros, mucha mas gente moriría y un doctor no lo puede permitir —Bauti me miró y se aferró a mi, luego lo hizo Alle.

—No te preocupes Bauti, papá y la tía saben lo que hacen. Van a sanar a todas esas personas y volverán a casa, tenemos que esperar a las ocho para poder aplaudirlos —agregó con una sonrisa, mi rubia siempre optimista como su padre.

—Mamá, mamá... mami... mamá —Magnolia estaba saltando en la cabeza de Eugenia en si pasaban cinco segundos mas explotaba— Hey mamá.

—Nunca tuve tantos deseos de tener COVID en la vida —dijo suspirando— ¿Que pasa? Alegra, porque no van a mirar una película con Magnolia? Busquen algo divertido para que no rompan mas, no las soporto mas —Allegra soltó una carcajada y se fueron juntss por el pasillo— ¿Fue demasiado? Lo siento amiga, me estreso.

Aún hay algoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora