Aun hay algo 2 - 29

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Miguel decidió llenar de exámenes a Peter para asegurarse que la mejora era real y por suerte todos sus niveles más complicados comenzaron a estabilizarse, después de eso pasó a ser un paciente de Bella que se encargaría de curar la herida que era tremenda, iba a tener que ir al quirófano por lo menos una vez más para terminar de trabajar en ella, pero sabía que estaba en las mejores manos. Por lo mismo regresé a mi trabajo y en cada minuto libre caía en la habitación para acompañarlo.

—Bella dice que si sigo de esta manera la próxima semana podría ir a casa —agregó con una sonrisa mientras se terminaba su postre.— ¿Entiendes lo que significa?

—Entiendo perfectamente. —agregué con una sonrisa.

—Que felicidad mi amor, no puedo esperar a ver a los chicos —suspiró con una sonrisa.— No quería que me vieran de esa manera como un cadáver que se le olvidaba todo, ahora me está funcionando mejor la mente, te diste cuenta? —asentí con una sonrisa.— Los ejercicios que me diste están buenísimos, siempre la mejor. ¿Tincho como está?

—Su operación fué exitosa, estuve asistiendo a Ursula pudimos trabajar en su columna y no creo que sea necesario los sensores porque tiene sensibilidad, pero si va a necesitar una terapia larga, tiene una lesión como si se hubiese caído de un caballo, no entiendo como no quedó inválido —se quedó en silencio, seguramente su cabeza viajó a un momento horrible. Miró su postre y sonrió.

—Tampoco entiendo como estamos acá —soltó una sonrisa.— Todos días me esfuerzo mucho por ponerle onda mi amor, trato de poner mi cabeza en los mejores momentos de mi vida, pienso mucho en ti, en los chicos, no sé... recuerdo cuando nació Alle o Bauti, cómo fueron esos momentos para mi pero no sabes lo difícil que es, la psicóloga me visitó acá. Tengo miedo, no quiero hablar sobre el tema.

—¿Por qué? —dije preocupada.

—Porque no quiero abrir esa puerta —agregó triste.— Me pone muy feliz como toda la gente de este lugar se preocupa por mi, me siento muy querido —solté una sonrisa y lo llené de besos.— Ahora también me siento muy querido, no... ahora me siento muy amado. Quiero volver a casa y encerrarme en ese lugar, Lali ¿Cuando voy a ver a la persona que me sacó de ahí? —preguntó.

—Mmmmm esta semana quizás, le pedí que te venga a ver para que puedas agradecer como me dijiste pero está fuera de la ciudad, voy a llamarlo esta tarde nuevamente. —dije con una sonrisa, en ese momento entró Eugenia cargando la silla de ruedas de Tincho.— ¿Quién te autorizó a sacar a nuestro paciente? —pregunté.

—Yo no estaba de acuerdo —dijo él con una sonrisa.

—Ursula —respondió con seguridad.— su doctora de cabecera, si tienes algo que decirme puedes hablarlo con ella porque no eres mi jefecita, no puedes hablarme así —agregó con una sonrisa.— Bueno, traje a Martín a este lugar porque quiero contarles algo que me estoy guardando hace un montón y siento que no puedo seguir omitiendo esta información a los mosqueteros. —Peter me miró sin entender nada.— Cuando ustedes estaban perdidos, a este hospital llegó a una doctora Italiana muy guapa e inteligente que se interesó en mi trabajo y en mi persona, la cosa es que una cosa llevó a la otra, me dió un beso y lo correspondí, eso era todo los quiero mucho, chau —salió corriendo de la habitación y dejó a Martin ahí.

—¿Qué dijo? —rió Martín, hace tiempo no lo veía reírse de esa manera.

—¡Hija de puta! —agregó Peter enojado.— NOS DIJO ASÍ PORQUE NO PODEMOS IR TRAS ELLA.— ¿Cómo es que la engañó? —me miró.

—Mmmmm primero estaba jodiendo tipo coqueteo con la mina, porque según ella le prendió fuego a la relación obviamente Bella se puso celosa y trataba de marcar territorio como podía dentro de lo que es ella también ustedes la conocen un solcito, después se le salió de control porque la Italiana está buenísima, en un momento pensé bueno ya fué... me quedo yo con ella para no hacer un lío Beuge —Peter soltó una sonrisa maravillosa.— Es ella ¡Lorenza! —grité y ella regresó.— Hola, no te presenté a mi marido. Peter Lanzani, ella es Lorenza una doctora nueva —reí. La llamé solo de chusma.— Martín Battezzati también doctor y amigo de acá.

Aún hay algoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora