Aun hay algo 2 - 30

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Tenía un frío estremecedor, estaba con la ropa rota que me dieron desde que nos metieron en este lugar, me recosté y utilicé la posición fetal para juntar un poco de calor pero era imposible obtenerlo, además mi estómago no dejaba de sonar, era nuestro segundo día sin comer en esta semana.

—Peter... Peter, me estás escuchando? Hoy no hablaste. —dijo Martín.— Peter!!! Por favor.

—Hoy es el cumple de Lali —lo miré— bah, creo que es hoy, será 10 de octubre hoy? Según mis cálculos, si. —se quedó en silencio como siempre hacía cada vez que la nombraba.— No aguanto más esto Martín, necesito que se termine... ¿Por qué no nos dan un tiro de una puta vez? —dije tratando de no llorar, él estaba apoyado en la pared y me miraba simplemente. Cerré los ojos y la pensé tanto que pude verla sonreír apoyada en el capó del auto la última vez que la vi.

—No siento el cuerpo —me dijo de golpe.

—Yo tampoco —dije.

—¡ARRIBA! —gritó el único hombre que hablaba nuestro idioma.— Lo mejor es que se pongan de pie rápido porque el jefe no tiene humor para soportarlos hoy, quién de ustedes ayudará? —preguntó y  Martín me miró.

—Yo —dijo él, sabía que hoy era un día difícil para mi.— ¿Que tenemos hoy?

—Herido a bala —dijo.— No sé más detalles, apurate.

—¿Es 10 de octubre? preguntó Martín.

—No, es diciembre —respondió el.— Un día de diciembre, capaz navidad —rió. Mis cálculos estaban mal.

—¿No nos van a dar nada para comer? —pregunté atrevidamente.

—¿Quieres comer? —rió.— El Doctor del lunar quiere comer —comenzó a reírse ahora con más ganas.— NO. No hay comida para ti, no hay comida para americanos sucios, cuando terminemos de usar sus servicios serás el primero a quién le pondré un tiro en la frente —dijo tomándome de la ropa con fuerza.— Estoy cansado de tus malditas quejas, la próxima vez que te escuche decir algo, vas a dormir fuera nuevamente ¿Te acuerdas lo divertido que fué? —no podía mirarlo, me daba un miedo impresionante. Además no tenía fuerzas ni para moverme, el frío me tenía paralizado.— ¿Ahora no vas a decir nada?

—No tengo nada para decir —respondí porque tampoco le gustaba el silencio.

—Voy y vuelvo amigo —dijo Martín.

Cuando Martín regreso nos sacaron del lugar para "mirar las estrellas" lo único que hacían durante dos horas era humillarnos, nos ataban y lanzaban comida mordida o escupida por ellos al piso en ese momento me sentía como los animales abusados en un circo. No tenía más fuerzas, no me daba mas el cuerpo, las piernas se me caían solas aunque tratara de resistir y cuando mis rodillas chocaban el piso me levantaban a la fuerza o a los golpes.

—Te sangra la nariz —me dijo Martín apoyado en la pared, no podía moverme. Estaba más congelado aun. Apagaron un pequeño foco  que utilizaban cada tanto entonces Martín se acercó a mi.— Lo tengo —me mostró el veneno de ratas.— Lo tengo amigo. Capaz va a doler un poco, pero es como tu dijiste, se va a terminar —dijo temblando. Asentí en cuanto me lo mostró.— Hey, no para. ¿Estás seguro? —asentí llorando.— Peter Lanzani —me tomó las manos, estábamos solamente iluminados por el pequeño hueco que tenía esa cueva.— Ha sido un placer ser tu mejor amigo en esta vida hermano —nos abrazamos fuerte.— Perdoname amigo, por favor perdóname —asentí llorando.—

—No pasa nada, el placer fué mío amigo. Solo espero que ella sepa perdonarme todo este daño que le hice —suspiré muy agobiado.— Espero que no nos encuentre y que nunca sepa que yo cometí esta cobardía —me quedé en silencio.— Quiero irme para poder cuidarla de verdad Martín, yo sé que mi vieja lo hace cuando puede... porque a veces la sueño y le pido un montón de cosas, no creo que Lali pueda hacerlo —suspiré llorando.— Si lo hace, no puedo cumplirlo porque estoy acá, entonces... me parece que morir no es tan malo, voy a poder cuidar de mis hijos de otra manera. Bueno ya está, hagamos esto.

Aún hay algoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora