Aun hay algo 59

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Desperté y lo primero que vi fue la espalda desnuda de mi novia. Me quedé mirando detenidamente las pequeñas marcas de su accidente. "¿Qué pasará por su cabeza?" pensé, mientras me esforzaba por no tocarla para que no se despertara. Cuando comenzó a moverse de un lugar a otro pasé mi brazo y la llevé hacia mi, soltó una sonrisa y se acomodó perfectamente como siempre.

—Buenos días —dijo con los ojos cerrados y una super voz de dormida—. ¿Qué hora es?

—Siete y media —dije mirando el reloj, luego le di un delicado beso en la frente—. Deberías comenzar a despertar o vamos a llegar tarde, Eugenia odia esperarnos y luego tengo que soportar que se queje todo el día porque llegamos tarde.

—Entonces ven conmigo a la ducha —respondió con una sonrisa—. Eugenia regresó con Bella, no estará preocupada si vamos tarde al trabajo porque seguramente tiene otros asuntos.

—Sigue siendo la persona más puntual del grupo —reí—. No creo que sea buena idea ir a la ducha juntos.

Saltó de la cama y entró al baño sin decirme nada. Terminé por seguirla, no había cómo resistirme demasiado cuando se trataba de ella; era mi debilidad por completo.

Pasamos un momento más que agradable en la ducha y tratamos de ser bastante cuidadosos con el tiempo dentro de lo que se podía.

—Deberías salir primero —dijo con una sonrisa mientras se ponía ropa interior, obviamente que me iba a mandar al frente de Eugenia porque no era capaz de decirle que estábamos quince minutos tarde—. No porque no quiera, pero ya sabes que las mujeres tardamos más; no me voy a secar el pelo.

—De verdad eres la peor y descargate uber si no lo tienes porque algo me dice que hoy no vamos a triunfar —solté una sonrisa mientras me terminaba de poner perfume, le di un beso y salí de la habitación.

Me encontré con Tincho sentado en el sillón mirando el celular.

¿Eugenia se fue sin ni siquiera avisarnos?

—¿Ya se fue la China? —pregunté sorprendido.

—No, supongo que debe estar en sus asuntos porque ni siquiera ha mostrado la punta de la nariz por acá. —me respondió al tiempo que bloqueaba su celular.

Y como por arte de magia, la rubia apareció saltando en un pie mientras se terminaba de poner la zapatilla derecha y un aro.

"¿Cómo las mujeres hacían ese tipo de cosas?" pensé mientras la veía como un pulpo.

—Buenos días, no vamos a desayunar hoy porque estamos tarde quince minutos —agregó mirando el reloj que aún no se terminaba de poner. Otra virtud.

—¿Vas a salir con el pelo mojado? —preguntó Tincho riendo— ¿Sin maquillaje? Eugenia Suárez, eres otra persona cuando te enamoras.

—¡LALI! ¡BELLA! —gritó Eugenia con una sonrisa— ¡Estamos muy tarde! Me quedé dormida —nos mintió con una sonrisa y sólo volteé a ver a Tincho quién me miraba con cara burlesca—. Billetera, llaves, celular... Tengo todo ¡VÁMONOS!

Mi novia apareció fuera de la habitación en el mismo estado que Eugenia, lo mismo Bella. Tincho se fue burlando todo el camino, cuestionando nuestras actividades matutinas pero seguramente era porque estaba celoso. Hoy Lali haría una prueba importante para su alta médica completa, pero no quería hablar sobre el asunto con nadie, así que tuve que aguantarme las ganas de comentarlo.

—Okay... ¿Qué tenemos acá? —dijo tomando posición en el mesón mientras se hacía una improvisada cola que le quedaba fenomenal, en un momento quise golpear a Furtado por mirarla demasiado pero sería un acto demente de mi parte— Lanzani y Reche, camas tres y cuatro. —me dió una tablet.

Aún hay algoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora