Cuando nos separamos ella seguía colgada y aferrada a mi cadera con sus piernas, solté la primera sonrisa antes de que bajara con algo de vergüenza, después de eso clavó su cabeza en mi pecho, seguramente por su mente estaban pasando un montón de cosas y yo me sentía culpable por eso; así que tomé su mentón delicadamente para mirarla a los ojos.
—¿Tengo que disculparme? —murmuré con una sonrisa y estoy seguro que aún así se notó la preocupación. —Perdón, no quería faltarte el respeto.
—¿Te parece que fui forzada? —se tomó la cabeza bastante agobiada y yo solté una sonrisa para tratar de calmar el ambiente. —Por favor, tenemos que hacer un pacto que esto no puede salir de acá hasta que... no le digas a nadie, cuando digo nadie estoy incluyendo a Eugenia, Tincho, etc. —se tomó las manos. —Por favor, Peter.
—Hey. —levanté las cejas con una sonrisa. —No se lo voy a decir a nadie, no te preocupes. —ella suspiró con las manos en su rostro. —¿Quieres salir primero y yo espero? —asintió rápido y abrió la puerta muy nerviosa
—Chau. —dijo y literalmente corrió por el pasillo que estaba libre a esta hora, ya que funcionaban muchas menos personas por la madrugada.
Cerré la puerta y me dejé caer en la cama mirando el techo mientras apoyaba mi mano derecha en la cabeza.
Me sentía como un adolescente en las nubes pensando en lo completamente perfecto que fue nuestro beso de reencuentro, ni en mis sueños pude pensar algo tan intenso como lo que acababa de ocurrir y de pronto no podía dejar de sonreír, mi reloj marcaba las 4:21 y yo seguía mirando el techo con dolor de pómulos.
—Buenas noches. —entró Tincho con los pelos para todos lados y los ojos chinos. —Puedes creer que estaba durmiendo en la habitación de descanso que está en la otra ala de este piso para estar lo más tranquilo posible y todo marchaba perfecto hasta que Eugenia llegó tipo 3 con ¡BELLA! —lo resaltó. —Hablando de caballos y de sus infancias similares con los animales, las hice callar dos veces hasta que apareció Lali. —se metió en la cama que estaba al frente de la mía —¡Y ME ECHÓ! ¡ME DIJO QUE ERA UN LUGAR DE MUJERES DECIDIDO POR ELLA!
—¿Por qué le hiciste caso si estabas dormido? —pregunté riendo.
—Porque es Lali, no puedo decirle que no a nada, y además ese par de pelotudas no me dejaba dormir, justo la noche que estoy más cansado se quieren hacer amigas. —decía. —No tengo idea qué pasa en este hospital esta noche, pero todo el mundo está muy loco. —me miró. —No hagas nada raro, necesito descansar. Buenas noches.
Pasaron cinco minutos y se durmió, apagué la luz que estaba en la mesita de mi lado y me giré pensando que después de mucho tiempo me dormía así de feliz y completo.
Siempre fue ella lo que me faltaba y no podía compartirlo con nadie.
Desperté tres horas después con la alarma de Tincho que no dejaba de sonar, ambos salimos de la habitación y fuimos a darnos una ducha antes de que llegaran nuestros jefecitos para hacer un resumen de nuestra noche.
—Fue una noche muy rara. —Albert rompió el silencio absoluto de nuestro camarín. —¿No les pasó?
—Creo que fue una noche buena para nosotros, después de todo, una compañerita nuestra le salvó la vida a un paciente. —agregó Diego con una sonrisa. —Lali es otro nivel, cuando Bella dice que ella tiene todas las capacidades para ser una doctora de primera es verdad.
—Es que Lali siempre ha sido muy buena. —agregó Tincho con una sonrisa. Yo me vestía mientras escuchaba como se referían a ella. —Ustedes no fueron sus compañeros, a mi no me sorprende que sea una de las mejores, ella siempre fue muy solidaria con todo el mundo y no solo lo lleva en la sangre; está demostrando que es mucho más que eso ¿no? —me miró y asentí.
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Aún hay algo
FanficDos jóvenes médicos vuelven a reencontrarse en su internado después de años, ambos con un presente muy diferente y un pasado sin superar.