Aun hay algo 2 - 9

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Santiago me suspendió por "robarle" un paciente a Úrsula, no hubiese estado enterado si Lali no le decía pero entendía perfectamente cuál era su cargo en este lugar, se me estaba haciendo extremadamente complicado separar mi matrimonio con estas decisiones profesionales pero aún así luchaba para que no pasara nada feo, terminé aceptando el vino para que no se quedara preocupada por mi actitud de pelotudo que estaba manejando últimamente.

—No veo una mierda —dijo enojada.— ¿Que se supone que hay? —agregó con una sonrisa.— ¡Peter!

—Pero si te dejo todo listo para que veas, no tienes que poner la mano ahí por lo mueves —estaba tentado, nunca aprendió a utilizarlo de manera correcta.— Tienes que mirar y listo, hasta los chicos lo hacen mejor que tu —movió la cabeza riendo, tuve que buscar la estrella nuevamente y se lo dejé listo.— Ahora si, están lindas hoy ¡La manito! ¿Te das cuenta que tu lo mueves?

—Culpable, tienes razón... están lindas hoy —dijo sentándose en mis piernas.— Peter, las adaptaciones son duras... no quiero que te frustres tan rápido y que no quieras darle una oportunidad a este lugar, es el hospital donde crecimos con las personas que amamos, por favor.

—No quiero hablar de eso, no quiero hablar del hospital en casa —dije llevandole el pelo hacía atrás de la oreja, una de mis manías favoritas— Menos cuando estás así de hermosa, por favor no hablemos de ese lugar, disfrutemos este vino, la compañía, miremos las estrellas así como en una cita romántica cliché de película —había poca luz pero siempre podía ver cómo le brillaban los ojitos cuando me miraba, entonces terminé besándola.— Me va a servir para estar con los chicos, desde que llegamos acá los lanzamos a la nueva realidad y no hemos visto que onda... como se sienten, si están cómodos, además voy a participar en el equipo de futbol de Bauti... no es tan malo después de todo —soltó una sonrisa en silencio, cuando Lali no tenía palabras era extraño.

—Bueno entonces ocupémonos de nuestros asuntos —puso su mano en el botón del pantalón.— Por lo que puedo ver acá tenemos varios —dijo con una sonrisa.

—Estoy de acuerdo —le dije hablando bajito.— ¿Piensas que los vecinos de enfrente están viendo lo que estás haciendo? —pregunté mientras Lali me abría el pantalón con una sola mano.

—No creo, hay poca luz —dijo dándome un beso.

Terminé cargándola hasta nuestra habitación para ganar un poco de intimidad, la persona más guapa del universo en su totalidad, no podía dejar de pensar siempre lo mismo y ante todo pronóstico tuvimos una noche tremenda, bastante apasionada.

—Ufffff, no puedes más —dijo con una sonrisa, los dos estábamos de costado mirando al otro, pasó su mano por mi pecho y soltó una sonrisa.—  Capaz que si me pides en este momento que volvamos a Bostón acepto, prueba. —solté una carcajada y le di un beso.— A veces pienso en estas noches y nadie me creería las cosas que haces con esa carita de niño bueno —dijo cubriéndose con la sabana. 

—Lo sé, deben pensar que soy aburrido —puse mis manos en la nuca y me quedé mirando el techo con una sonrisa.— Aunque me da igual. Me acuerdo cuando éramos jóvenes y comenzamos a salir, me asustaba mucho nuestra primera vez porque tampoco tenía demasiada experiencia, piensas que mejoré? —soltó una carcajada y se apoyó en mi pecho, entonces la abracé con uno de mis brazos.

—No lo sé, nunca me pareció mal. —dijo mirandome con una sonrisa.

—Nadie se podía creer en la universidad cuando me levanté a Lali Esposito, siempre lo hablamos con Tincho —dije con una sonrisa.— Tu eras la chica popular y yo el chico nerd un poco campesino que nadie se sabía el nombre, muy película americana. Tu eres mi mayor orgullo siempre, eres lo mejor que hice y que me pasó, perdón si soy un estúpido.

Aún hay algoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora