Aun hay algo 2 - 20

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Operé acompañada de Delfina y una alumna de segundo año que tenía buenas condiciones para continuar como neurocirujana, después de eso me fuí directo al laboratorio porque tenía nuevas reuniones de mi departamento, estamos ajustando algunas partes del presupuesto para hacer una compra interesante.

—Permiso —El nuevo doctor entró con una sonrisa.— ¿Estás ocupada? —me acababa de sentar, abrí el cajón donde guardaba mis cosas para ir a operar, mientras se sentaba me puse el anillo.— Recién terminé de recorrer todo, Amelia me pidió que trabajemos a la par porque mencionó que los sensores van a comenzar a ser más públicos.

—Si, algo me dijo Úrsula la semana pasada. Nos viene bien una mano porque me parece que esa ha sido la parte más débil durante años, dejando fuera el tema psicológico que no podemos manejar nosotros, pero está bueno que tengamos una nueva opinión —miré el computador.— Los días Jueves en el segundo laboratorio de neuro está Ursula trabajando con los militares que vienen, puedes darte una vuelta esta semana para que veas como funciona todo.

—Es tremendo ese proyecto —dijo con una sonrisa.— Genial, ahí estaré entonces. 

—¿De donde eres? —me di cuenta que maneja un acento particular

—España —agregó con una sonrisa mirándome directamente.— Pero me especialicé en Londres, seguramente tengo una ensalada de acentos. —rió.

—Más o menos —reí escribiendo en el computador.— Le avisaré a Úrsula para que se ponga en contacto contigo y así no llegas directamente el jueves a ver como funciona todo.

—Buenisimo —se quedó sentado.

—¿Necesitas algo más? —sonreí.

—No, en realidad si... pasa que fuí hasta la sala de descanso para ubicar mis cosas pero... ¿Santiago? —asentí.— Me dijo que mejor te pregunte si puedo ponerme en el casillero disponible porque te puede joder un poco —Efectivamente el lugar de mi Pedro era el único que estaba disponible.— Entonces quería preguntarte si..

—No, para nada. —lo interrumpí.— No me jode, además es el único sitio disponible.

—Entonces ahora si no tengo nada más para decir Dra. Lanzani, es un placer poder trabajar contigo, escuché muchas cosas sobre ti en Seattle —agregó con una sonrisa parado en la puerta.

—¿En serio? Espero que sean buenos —asintió inmediatamente.— Que lindo Seattle, tengo bueno recuerdos de ese lugar. Trabajabas ahí?

—Si, estuve un tiempo ahí y después me moví, tenía planeado regresar a Europa pero recibí el llamado de Amelia, entonces acá estoy —se cruzó de brazos.— ¿Alguien puede decirle que no a esa mujer?

—No me lo digas a mi —dije con una sonrisa.

—En fin, te dejo trabajar tranquila. Muchas gracias, nos vemos. —abrió la puerta y salió.

Regresé mi atención al computador, tarde bastante porque estaba buscando un video que tenía que adjuntar y como era una señora de ochenta con todo lo que tenía que ver a la computación se me hizo complicado, después de eso me reuní con Amelia para afinar otros detalles del departamento y en lo que me quedaba de tiempo asistí a una clase de Furtado con las personas de segundo.

—Boss —dijo Ursula con una sonrisa.— ¿Viste al nuevito?

—Tu nuevo compañero de sensores? —pensé con una sonrisa y entramos a mi oficina.

—Es una locura, directamente para todos los delitos existentes. —Eugenia entró acompañada de Bella.— ¿Vieron a nuestro nuevo compañero?

—Justo iba a preguntar quién se atrevió a poner las cosas en el lugar de mi Juanpe —dijo Eugenia.— pero finalmente supuse que fué el cyborg. —Bella movió la cabeza mirándome con una sonrisa y corrió a darme un abrazo.

Aún hay algoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora