3• Nuevamente A Complacerlo

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Advertencia:
Este capítulo contiene escenas sexuales si lo lees será bajo tu propia responsabilidad. Sin más te dejo con el capitulo.










Luego de la práctica Oikawa no quería saber nada que tuviera que ver con Iwaizumi o incluso nada que tuviera que ver con los alfas.

Pero como la vida de Tōru no era nada fácil al salir del gimnasio reviso su celular, tenía diez llamadas perdidas de su padre.

Seguramente lo regañaria cuando volviera, así que ¿Que más daba si se tardaba diez minutos más?.

– Tōru, necesito entregarte algo –
Allí estaba la vida dándole nuevamente un jodido problema.

El profesor de literatura estaba cerca de el pidiéndole que le siguiera.

Sabía que significaba eso, sabía que no debía ir con el pero aún así le siguio y entraron al salón de profesores donde ya no había alma alguna.

– ¿Sabes por qué te traje aquí verdad?– Oikawa no se molestó ni en contestar – Me debes un regalo por haberte ayudado a ingresar al equipo de voleibol masculino –

– Realmente estoy cansado pero si terminamos esto hoy por mí no hay problema – contestó este dejando su mochila en el suelo y acercándose al profesor – Tiene diez minutos luego me iré –

– Eh, eso no es justo, yo me pase días tratando de ingresarte en ese equipo – Oikawa mordió su labio inferior y se obligó a callar.

El profesor por su parte tomo de la cintura a Oikawa y luego lo beso.

Tōru le correspondió el beso y trato de seguirle el ritmo, mientras el de mayor autoridad escabullia sus manos por el miembro de Oikawa.

Siempre era lo mismo.
Siempre debía recompensar a aquellos que le ayudaban a progresar.

Ser un Omega no era fácil en este mundo, donde un alfa predominaba por que tenía mayor autoridad.

El castaño soltó un gemido luego de que el profesor mordiera su labio inferior.

– No hagas tanto escándalo nadie puede enterarse de esto – dijo el profesor quien quitó los pantalones de Oikawa y luego lo sentó en la mesa que había en el lugar – Acuéstate –

El castaño sabía lo que tenía que hacer sin que se lo dijeran pero aún así obedeció al otro, recostó su cuerpo en aquella mesa.

El profesor por su parte bajo sus pantalones, ropa interior y se colocó un condón en su miembro.

Sin importarle mucho introdujo su erección en el trasero de Oikawa.

El menor sabía que iba a doler pero nunca imaginó que dolería mucho.

La culpa debía ser de aquellos opresores que no le permitía mojarse y su entrada estaba totalmente seca y estrecha, cosa que causó el dolor en Oikawa al ser penetrado.

El de mayor autoridad espero a sentirse más agusto en el interior del otro, luego empezó a darle embestidas de apoco hasta que aceleró el ritmo.

Oikawa trato de aguantar los gemidos de dolor que se trataban de escapar de sus labios.

Debía soportar, solo debía satisfacer al profesor, solo debía aguantar por última vez esto luego no volvería a ser tocado por ese alfa.

El de mayor edad estaba más que exitado con solo ver la expresión de Oikawa, no podía sentir sus fenomonas a causa del supresor que el otro había tomado pero solo con ver la expresión de placer (para sus ojos), hacia que el profesor se sintiera más que complacido.

Aquel Omega quizás podría ser el mejor que podría existir, aquel Omega era el que con solo una mirada te decía lo sensual y atrevido que era.

Cuando el profesor termino de correrse en el condón se quitó esta última cosa y la desecho en una bolsa de basura.

No podía dejar evidencia alguna de el acto que había tenido con el menor aquel día.

Oikawa por su parte se sento en la mesa con una erección de la que tendría que ocuparse luego.

El castaño se colocó su ropa inferior y tomo su mochila luego salió de aquella sala directo a los baños donde podría desaserce de la asquerosa erección que se había formado.

Oikawa se masturbo en aquel cubículo de baño. Era asqueroso, en definitiva se sentía sucio.

¿Pero que más podía hacer?.
No podía irse con esa erección a su casa por que sería vergonzoso que lo vieran en la calle de aquella manera.

Cuando Tōru estuvo por correrse soltó un gemido que trato de contener e interrumpir.

Ya estaba harto de lo mismo, odiaba tener que tener sexo con personas a las cuales no quería.

El sonido de la puerta de los baños abrirse hizo que Oikawa se sintiera nervioso.

La voz de cierto alfa hizo que su piel se erizara de tan solo pensar que este tal vez pudo escucharle.

– Maldito mierdakawa, tendré que trabajar con alguien asi de ugh – Iwaizumi se vio en el espejo y lavo su rostro.

Si el castaño hubiera estado en otra situacion hubiera salido del cubículo del baño y hubiera ahorcado a Hajime pero ahora mismo no estaba en posición de siquiera salir del baño.

– Iwaizumi vamos que ya es tarde – la voz de Matsukawa fue la que pudo distinguir Tōru.

– Voy – fue lo que contestó antes de salir, no sin antes llevar su vista al cubículo del baño donde se encontraba el Omega.

Oikawa creyendo que el otro no se había percatado de su presencia soltó un suspiro de alivio.

Así fue como se terminó por limpiar, poner la ropa luego salió y lavo sus manos.
Después no tuvo de otra más que salir de el colegio directo a su casa donde seguramente se encontraba su padre furioso.

El camino para el de ojos chocolatados se hizo corto pues en menos de diez minutos se encontraba en su casa.

Si le preguntarán a Oikawa si deseaba entrar a aquella casa el contestaría con un rotundo "No" pero no tenía de otra más que abrir la puerta y entrar.

Y así lo hizo entro a la casa y encontró un desorden en ella, cosa que ya era común en aquel hogar.

Al entrar a casa no pudo distinguir con su vista a su padre o madre, entonces aprovecho para subir en silencio a su habitación, poder encerrarse al menos por una noche y así olvidar al menos ese día que su padre y madre eran lo peor que pudo haber tenido Oikawa en la vida.

¡Mᴀʟᴅɪᴛᴏ Aʟғᴀ! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora