38• Un Akashi

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Ansioso el búho de cabello bicolor jugaba con sus manos y llevaba su mirada curiosa por toda la sala tratando de encontrar aquello que sería capaz de saciar su curiosidad.

– ¿Y el Akashi?– pregunto cómo por quinta vez y su madre rodó los ojos, llevaba ya media hora explicándole cómo trabajar con Akashi y su hijo no parecía prestarle atención.

– Bien, le diré a él que te explique – Bokuto asintió y la mujer llamo al nuevo empleado de Koutarō.

Era un chico de cabello negro con una mirada calmada y un gesto tan limpio y fresco.

Parecía tener bastante tolerancia con tan solo verle, y por eso mismo había sido escogido para trabajar con Bokuto, pues la misma señora sabía que tan tonto, terco e insoportable podía ser su hijo, después de todo ella lo había criado.

– El es Akashi Keiji y trabajará desde hoy contigo – Koutarō seguía perplejo, con los labios entre abiertos y con sus ojos analizando al contrario.

Era el robot más bonito que había visto, se veía tan real que por poco cree que era un humano.

– Será un placer trabajar con usted Bokuto-san – la voz no parecía la de un mecanismo, sonaba tan natural y suave que era imposible.

– ¿Cómo le haces para que tú voz se escuche bien?–

Tonto Akashi como la señora se vieron confusos – Supongo que beber té ayuda... – murmuró el chico aunque estaba seguro que su respuesta había sido estúpida.

– ¿Tu puedes beber el té?, ¿Puedes comer?–

– ¿Si?– la mujer iba a interrumpir pero fue llamada por una de las señoritas de limpieza así que dejó a solas a ambos.

– Eres un Akashi muy completo – llevo su mano a su propio mentón, siguiendo con analizar al chico.

– No se que tengo de especial... O que le llama la atención Bokuto-san, pero por ahora debe de ir a trabajar las cuentas de este mes –

– ¿Umm?, No, Iwaizumi se encargará de eso –

– ¿Confía plenamente en el?, ¿No cree que debería de hacerlo por usted mismo? –

– Iwaizumi jamás me mentiría o traicionaria, guarda eso en tu software – Keiji se vio confuso pero creyó que quizás era una manera de referirse a su memoria.

– Entonces empecemos con las inversiones que tiene hacia otros países –

– Akashi –

– ¿Si Bokuto-san?–

– ¿Donde puedo comer el mejor helado?– el de cabellos oscuros se quedó un momento meditando ello, conocía varios lugares donde iba a comer con su pareja, y su favorito lo tenía definido – A unos treinta minutos de aquí hay una heladería que vende los mejores postres con helados –

– Bien hecho Akashi – el alfa como agradecimiento acarició los cabellos oscuros como si se tratara de un cachorro – Wooaw, tu cabello es tan real, tan lacio, ¿Cual es tu secreto?–

– No tengo ninguno, quizás sea el shampoo –

– ¿También puedes ducharte?– Keiji asintió y el búho se asombro más – Muy bien Akashi, llévame a comer un helado –

– Bokuto-san, tiene trabajo –

– Un helado y luego el trabajo – la señora ya había hablado con Akashi respecto a ese tipo de propuestas y tratos, lo mejor era nunca ceder por qué siempre terminaba ganando Bokuto.

– Trabajará luego comerá el helado más delicioso si así lo desea, mis órdenes son que me encargue de que usted trabaje no que vaya a comer el helado –

– P-pero Pero... ¡Vamos!, Es un helado – levantó uno de sus dedos y empezó a tratar de aparentar que lloraría.

– ¿No le parece ridículo llorar por un helado? – Koutarō entre abrió sus labios y a regañadientes terminó dirigiéndose a su oficina.

Akashi le seguía en silencio observando con detenimiento la casa.

Tendría que aprenderse la estructura para que luego no se le hiciera difícil encontrar a Bokuto.

Además habían ocasiones en las que tendría que obligarlo a trabajar como la señora ya le había indicado.

Trabajar con Koutarō quizás era como obligar a un pequeño a hacer sus tareas escolares.

La diferencia era solo una pequeña, gran diferencia de edad que había de por medio.

– Akashi – murmuró y Keiji volvió su atención a él.

– ¿Sucede algo?–

– Guarda en tu software lo siguiente, "llevaré a Bokuto a comer un helado cuando termine su trabajo" – el de cabellos negros no pudo evitar reprimir una risa.

Aquel chico era un poco desesperante, también caprichoso y aniñado, parecía alguien tonto pero realmente era astuto a conveniencia.

Quizás pasaría largos días complicados con el pero parecía que también sería divertido.

– La información a sido guardada correctamente – Koutarō ensanchó una sonrisa y se adentro a su oficina, tomando asiento en su silla, empezando a concentrarse en los número que marcaba la pantalla de su laptop.

Akashi se sentó en otra silla observando desde allí como el búho parecía concentrarse tanto en su trabajo.

A Koutarō solo había que buscarle una forma para trabajar, por que parecía hacerlo bien mientras tecleaban en el computador.

No era tonto, era listo.

Ahora comprendía por qué Koutarō tenía el puesto más importante de aquellos millones.
Parecía que no había nadie mejor para el puesto, quizás ni su hermana sería capaz de trabajar con la misma tranquilidad y concentración que tenía el alfa.

Koutarō solo necesitaba de un empujón para ser guiado a lo que tiene que hacer.

Keiji sería aquella persona que lo influencie y guíe con sus tareas, sería técnicamente un secretario y un mayordomo para Bokuto.

Quizás se asemejaba más a una nana que cuida de su pequeño, y lo guía por el camino correcto.

Era calmado y divertido verlo que quizás jamás se aburriria de observarlo.

Incluso desearía quedarse con el toda la noche verificando que trabaje como debe.

Pero también debía volver a casa con su pareja, tendrían una linda cena y dormirían, o quizás pasarían una buena noche en su cama...

Nada era predecible para los ojos de Keiji.

Con el alfa que ya vivía era feliz, y quizás se enfadaria cuando se entere que está trabajando.

Después de todo a Konoha jamás le gustó que Akashi trabajará, siempre insistía con que era inecesario y que un Omega debía permanecer en casa y hacer las cosas del hogar.

Pero Keiji ya estaba aburrido de lo mismo.

¡Mᴀʟᴅɪᴛᴏ Aʟғᴀ! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora