¡Mᴀʟᴅɪᴛᴏ Aʟғᴀ!

51• Estabilidad

–  Nos vemos – ambos se acercaron se dieron un beso corto y tras aquello se sonrieron.

El alfa pellizco el trasero de su pareja y soltó una carcajada al oír sus quejas.

El beta con las mejillas rosas se dirigió a su trabajo.

Aveces le daban ganas de arrancarle el cuello a su pareja, era tan desvergonzado y hacia cosas que a él si le avergonzaban en publico.

Su vida desde la preparatoria cambio, ambos empezaron a vivir juntos, los dos trabajaban y estudiaban la universidad.

Apenas y tenían tiempo para el otro, pero ese escaso tiempo en el que se veían lo disfrutaban en un cien por ciento.

Matsukawa se había decidido por estudiar una ingeniería mientras Hanamakki se fue por la educación.

Ambos amaban lo que estudiaban y nunca se quejaron sobre la carrera que el otro seguía.

Que Makki fuera un beta nunca representó un problema. Matsukawa también había cambiado, y había dejado aquel hábito de acostarse con cualquiera que pasará delante de él.

El alfa estaba seguro a formalizar con el beta su relación, no podía poner una marca que estuviera para siempre en su pareja pero podía formalizarlo casándose con el.
Y no era algo que recientemente tuviera en mente.

Realmente deseaba casarse con el otro. Verlo vestido con un traje blanco y tener a sus amigos y familia presentes era un sueño que realmente quería llegar a alcanzar, pero luego pensaba en la situacion en la que aún se encontraban y aquella idea era descartada.

No podían casarse si ninguno de los dos tenía un empleo bueno, los trámites que debían hacer no serían gratis, el anillo mucho menos, además ambos aún estudiaban.

Quizás eran maduros pero no tenían lo que necesitaban en la sociedad para poder casarse.

El alfa soltó un suspiro y siguió caminando hacia su trabajo. Trato de no darle muchas vueltas a lo del matrimonio ya que después de todo casado o no estaba junto a Hanamakki, y eso era lo que realmente contaba.
Podía verle reír, llorar, enfadarse y quejarse un sin fin de veces.

No necesitaba de un anillo o unos trámites para ser feliz junto al beta, solo lo necesitaba a él.

Por otro lado estaba Makki que apenas y pegaba el ojo, estaba llegando en un punto en el que ya no podía más.

Su trabajo junto a la universidad ya le tenían agobiado y abrumadado, quería dejarlo todo, y echarse a dormir tranquilo por una buena vez.

Pero no podía, sabía que sin esfuerzo no ganaría nada, y también estaba seguro que Matsukawa se desgastaba a diario de la misma manera.
Además estaba próximo a realizar su tesis para graduarse con su profesorado, aún quería especializarse más con una licenciatura, pese a ello decidió que se tomaría un semestre libre antes de lanzarse a realizar la licenciatura.

Sabía que necesitaba estudiar para tener una estabilidad económica con su pareja pero también sabía que si no pasaba tiempo con él su relación de apoco acabaría.

Aquel día en el trabajo ambos chicos realizaron su rutina laboral, por la tarde cada uno se dirigió a la universidad.

Esa noche el beta  regreso un poco más temprano, llegó a preparar la cena animado como si aquella noche fuera a ser buena para ambos.
Matsukawa al rato llego y de inmediato hizo notar su presencia cuando dejó caer el maletín al suelo y corrió a abrazar a su pareja.
El otro claramente se sobresalto y sonrió al ver a su pareja bastante alegre.

– ¿Adivina qué sucedió?–

– ¿Ah?–

– ¡Adivina!, Anda inténtalo – el alfa giro a su pareja para tenerlo cara a cara – Hoy... – comenzó a hablar.

– ¿Hoy...?– el de cabellos oscuros asintió y espero quizás tres segundos antes de decir con emoción la noticia.

– ¡Me dieron un ascenso! – el beta parpadeo y entre abrió sus labios – Como estoy por cerrar mi carrera me dieron un mejor puesto, este me permite pasar más tiempo en casa, trabajaré la mayor parte del tiempo aquí – el alfa con esa misma emoción dio un par de besos sobre las mejillas del otro – Podremos comprar una casa, podrás estudiar la universidad sin preocuparte, ¡Podré comprarte el anillo de compromiso más bonito! – alzó la voz sin darse cuenta – Y sobre todo, pasaremos más tiempo juntos –

El de cabellos claros estaba tan sorprendido, confuso causando que un nudo  en su garganta se formará, impidiéndole hablar o articular palabra. Sus ojos se pusieron llorosos y sus mejillas enrojecieron, abrazo al alfa mientras asentía.

Parecía que todo iba a mejorar un poco, tendrían más tiempo para ellos, podrían divertirse como cuando iban a la segundaria.

El alfa limpio las lágrimas del otro y dio más besos sobre su rostro – Prometo que desde ahora en todo nos irá bien, ¿De acuerdo?–  el beta asintió sin poder creer aún aquella especie de sueño con el que ambos chicos tanto habían querido cumplir.

Mas que un sueño parecía que ahora quizás existía la esperanza de hacerlo realidad.

Ambos chicos estuvieron así un rato, uno sin poder creerlo y el otro emocionado de más.

A la media hora ambos lograron calmarse, se encontraban sentados en el suelo de la cocina tomados de las manos mirando hacia la pequeña mesa frente a ellos.

– Hanamakki, ¿Tú aceptarias casarte conmigo?–

El otro sonrió y asintió – Me casare contigo cuando me lo pidas –

– ¿No dudarias ni un instante en aceptar?–

– ¿Por qué lo haría?, Te amo, y no hay nadie que sea capaz de cambiar eso –

– Aún no entiendo que hice para merecerte, eres lo mejor –

– Y yo aún no entiendo cómo logré hacer que me escogieras a mí entre tantos omegas, o alfas –

Ambos se miraron y soltaron una risita – Te amo –

– Pues yo te amo más –

– ¿Se volvió una competencia?–

– Depende – murmuró el beta quien soltó a reírse, el otro fingió enfadarse y volteó su mirada hacia otro lado – Se que no estás enojado – canturreo el de cabellos claros – Matsukawa, besame – el alfa sin dudarlo se dio la vuelta y poso sus labios sobre los del otro.

Los besos de aquel beta eran los mejores, y solo un idiota los cambiaria por algo que no valía la pena.

Hanamakki sonrió a medias, Matsukawa nunca le negaba un beso, y aveces se aprovechaba de ello para ganarle una discusión tonta.