60• Pequeños

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Ambos chicos iban nerviosos, y anciosos.

Era natural estarlo, después de todo Tōru jamás conoció a la familia de Iwaizumi más allá de su madre y padre fallecido.

Trago con dificultad cuando Hajime aparco el carro en el salón de fiestas donde se celebraría la cena familiar.

– No tienes que sentirte nervioso –

Claro, no tenía que estarlo, aún así lo estaba.

Hajime también se sentía un tanto estúpido al decir aquello cuando el mismo estaba pensando en lo que diría su familia.

No eran prejuiciosos pero si unos ruidosos.

Apenas bajaron del auto y se escuchó una escandalosa voz.

Hajime conocía muy bien aquella voz, y era al menos un alivio encontrarse con aquel idiota que con cualquier otra persona.

– ¡Iwawa!–

Tōru parecía desconcertado ante aquel mote tan feo para su gusto, después de todo nada podía igualar el "Iwa-chan", aquel era el mote original.

– Bokuto-san no sea tan ruidoso –

– ¡Pero Akashe! –

Oikawa bien reconoció al de cabellos bicolor, pues ya lo había visto un par de veces en la cafetería, además era uno de los idiotas que acompañaba a Iwaizumi aquel día en el que volvieron a verse.

– Oh así que si te has quedado con el Omega – nombró Koutarō para nada discreto. Parecía analizar con la mirada al castaño, buscando intimidarlo, aquello no funcionó para nada pues obtuvo una mirada arrogante.

– Bro, no eres capaz de intimidar a nadie – Tetsuro tomo del hombro al contrario causando un sobresalto en el mismo.

– ¡Kurō!– se giró a verle bastante asustado – ¿Puedes teletransportarte?, ¿Eres Goku?, Sabía que había una razón que explicaba tu cabello –

Alguien extra se unió soltando una enormemente carcajada – Su cabello es así de feo y espantoso no por que sea Goku, es solo que... Es parte de su fealdad –

– Suguru no trates de  ayudarme –

– ¿Tenía que ayudarte?– cuestionó entre risas.

Akashi se sentía algo extraño pero no al punto de verse incómodo, le parecía como un tipo de encuentro gracioso.

– ¡Daishiō!– el nombrado paro su risa al reconocer aquel tono de voz.

El Omega y el beta no dudaron en abrazarse, pues llevaban dos semanas sin verse, ya que  uno de ellos excusaba que no podian encontrarse por falta de tiempo. Incluso faltó al trabajo por aquel período de tiempo.

Tetsuro miró animado la escena, pues después de dos semanas había logrado que Daishiō saliera de la casa, además el mismo estaba recuperándose bastante bien, su piel ya tenía más color, y sus expresiones mostraban vida.

– ¡¿Por qué no unen a Akashi?! – se quejó Koutarō cruzado de brazos.

– Bokuto-san le haría un favor al universo que mantenga su boca cerrada –

– Pero... – solo una mirada bastó para que el búho mayor se callara.

Los otros dos alfas se vieron asombrados ante ello, no imaginaban que hubiera alguien capaz de callar a Bokuto.

Tanto el castaño como el peliverde prestaban caso omiso a los demás, estaban echándose odio cada uno.

– Pues tu negro es más negro que el mío –

¡Mᴀʟᴅɪᴛᴏ Aʟғᴀ! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora