24• Bodoque

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El tiempo no es algo que pueda pararse y detenerse para darse un respiro.

El tiempo corre sin dejar que los problemas o asuntos agenos lo detengan, y por más crueles o desgarradores que fueran el tiempo jamás se detendría.

Siempre avanzaría, sin importarle si habría un final feliz o trajico para cada persona que dependía de el.

– No te odio, pero – la voz del castaño era lo único que se escuchaba en aquella casa – Por tu culpa me pasan muchas cosas – arrugó su nariz y se cruzó de brazos – Quizás Iwa-chan tenga razón, tú no tienes la culpa de nada de lo que me sucedió... De hecho siquiera existias – el silencio era lo único que obtenía como respuesta – Pero pese a que no tienes la culpa tampoco quiero tenerte, no quiero tener a alguien que me recuerda a el – su mirada se desvío por la cocina y de el gabinete más bajo saco una raíz – Tu seguramente te parecerás a él, y eso es molesto, a él lo odio mucho, a ti no, pero a él si – se encogió de hombros y lavo la raíz con agua dejándola totalmente limpia – Ya tenemos más de un mes juntos... ¿Cuánto tiempo habrá pasado desde que deje de jugar voleibol?, Oh no espera por tu culpa Iwa-chan y la señora no me permiten hacer deporte – arrugó su nariz y negó – Es injusto – terminó partiendo un pedazo de la raíz colocándola en un traste con agua – Se que siempre te reclamo, pero da igual, tu siquiera me escuchas y necesito pelear con alguien – colocó aquel traste en el fuego y soltó un suspiro observando con detenimiento como la raíz se cocinaba con el agua – Si ya no estuvieras aquí y decidieras por una buena vez irte no tendríamos que repetir esta rutina todos los fines de semana –

Y había llegado sábado, Iwaizumi y la señora ese día lo tomaban para hacer las compras en el supermercado, y Tōru no iba con la excusa de que prefería limpiar la casa y ordenar las cosas.

Pero realmente no se quedaba solo para eso. También lo hacía para tener un tiempo a solas donde podía discutir con su pequeño acompañante.

– Lo único que no me has quitado son mis estudios – soltó un suspiro – También agradezco que hasta ahora nuestro padre no se digne en buscarnos, y así está bien, no lo necesito, y tú tampoco – soltó una ligera risa y tomo un pedazo de canela agregandola a su traste con agua y raíz – Quizás eres el bodoque el cual nadie quiere, bueno, quizás si hay alguien, solo la señora e Iwa-chan te llenan de mucho amor y mimos, aveces me da celos... ¡Yo también quiero que Iwa-chan me de cariño!– admitió y sus mejillas enrojecieron – No es cierto, a lo que me refiero es que – paso una mano por su rostro y negó – bodoque, ¿Por qué crees que es tan difícil aceptar que te enamoraste de alguien?–  nuevamente no obtuvo respuesta pero terminó sonriendo – Quizás sea por qué me dañaron mucho... Me cuesta aceptar que un alfa sea bueno – sonrió y el olor a la mezcla que estaba preparando llegó a su nariz – Realmente apesta esa cosa, pero debo tomarlo bodoque, tu eres el culpable de que tenga que beberlo – lo regaño y se estuvo un momento en un casi silencio pues lo único que se escuchaba en la casa era el sonido de el agua hirviendo y el taradeando una canción que llevaba días en su cabeza y aveces alcanzaba a taradearla.

Esa canción le hacía sentir cálido y bien consigo mismo cuando se sentía de lo peor, o cuando Iwaizumi no se encontraba para reconfortarlo y apoyarlo en como se encontraba.

Y luego de aproximadamente unos siete minutos abrió sus ojos con una sonrisa y apagó lo que tenía en la estufa escurriendo el líquido en una taza.

– Realmente huele horrible – se quejó y para tratar de que al menos le pasara le echo un poco de miel – Deja de ser un mañoso bodoque, deja que me termine esto, esta vez voy a endulzarlo – y así lo hizo...

Y cuando terminó de prepararse la taza tomo la raíz y la echó en una bolsa junto a la canela, luego se dirigió al bote de basura y lo depósito allí.

– Bien, esta vez podré – se alentó y tomo en sus manos la taza dirigiéndose al baño – Estoy en el baño por estupidez por qué esta vez si podremos ¿Verdad bodoque?– no espero respuesta y bebió de golpe aquel líquido caliente que quemaba su garganta abrindose paso hacia su estómago y vientre.

Claro intento beberlo pero de inmediato vinieron las arcadas y las náuseas así que terminó por devolverlo todo en la taza del baño.

Mentalmente se maldijo a sí mismo una y otra vez mientras dejaba débilmente la taza en el piso.

Sus manos temblaban y sus piernas también, mientras las lágrimas se asomaban en sus ojos.

Otra vez había fallado.

Nuevamente no había logrado su cometido.

Se estuvo un rato en su posición sin decir nada sin moverse de su lugar dejándose inundar por sus regaños mentales.

Y cuando se armó de valor se levantó y se enjuago la boca mirándose en el espejo.

Nuevamente se veía como la mierda, quizás no se notaba a simple vista para los demás pero el lograba distinguir cada facción mala en su rostro.

Se enjuago la boca, jalo de la perilla del retrete y tomo la taza con la mitad del líquido.
Soltó un suspiro al ver la taza a la mitad pero terminó por negar saliendo del baño rumbo a la cocina.

Estaba en silencio de nuevo, y esta vez tenía tanto para decir pero se lo ahorraba.
Quería desahogarse de nuevo y sabía que no podía hacerlo con Iwaizumi.

– ¿Cuando dejaras que te mate?– le pregunto a la criatura que hacia en su interior – Me esforcé buscando una medicina natural para eliminarte... Y tú no haces caso... ¿Quieres hacer enojar a tu madre?– pregunto y negó terminando por lavar la taza la cual dejo en los trastes limpios – Estoy cansado de esto, estoy esforzándome y tú simplemente pareces ignorar eso bodoque – arrugó su nariz y soltó un suspiro – Realmente no quiero que estés más conmigo...– y su charla solitaria se vino intervenida cuando escucho el sonido del auto aparcandose frente a la casa.

Se limpio unas cuantas lágrimas que aparecieron en sus ojos y amplio una sonrisa dirigiéndose a la entrada de la casa.

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Bueno, aquí es donde aclaró la mezcla que hizo Oikawa.
Se trata de gengibre y canela, una mezcla caliente que es capaz de provocar el aborto.

¡Mᴀʟᴅɪᴛᴏ Aʟғᴀ! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora