Akashi Keiji, un chico ordenado, de buena postura, actitud sería y un rostro tan fresco.
Era el chico ideal para cualquiera, ¿Quién no amaría a tal chico?.
Un suspiro se escapó del Omega, últimamente no se sentía del todo bien. Aun no estaba seguro de lo que estaba haciendo con su vida.
Y leer libros le mantenía entretenido cuando no estaba Bokuto en casa, podía dejar de divagar en lo que pensaba y sentía.
Quizás había sido un error ver una película de romance.
Acomodó con calma los lentes en el puente de su nariz, sin apartar su mirada de la pantalla del computador.
– ¡Mira!, ¿No crees que es lindo?–
Keiji frunció su entrecejo algo confuso y parpadeo al oír aquella repentina voz. Al asegurarse que no era nada y quizás su cabeza lo traicionaba volvió su mirada al computador.
– Yo quiero proponerte matrimonio, aún mejor de como él lo hizo –
Nuevamente se sorprendió y llevo su mirada hacia todos los lados, ¿Estaba volviéndose loco?.
Negó y pauso la película, no se sentía del todo bien, su cabeza empezaba a doler.
– ¿Qué sucede Akashi?, ¿Ahora te arrepientes de abandonarme?–
El Omega volvió a buscar con su mirada aquella voz, estaba seguro que era Konoha, ¿Pero entonces por qué no podia verlo?.
Su cabeza realmente lo estaba traicionando. Quizás debió aceptar la invitación de Bokuto, hubiera bebido unas cuantas cervezas y no se sentiría tan atormentado como ahora.
– Te equivocaste –
Se retiró los lentes y los dejo a un lado intentando ignorar la voz que según el escuchaba.
Todo era una traicionera jugada de su cabeza, recuerdos y sentimientos.
– Sabes que aún me amas –
No podía negar que amaba demasiado a Konoha, era lo mejor que le había sucedido desde la preparatoria.
O quizás había sido su peor error.
Negó, su madre siempre le guió para ser perfecto, casi como una máquina, no se habia equivocado jamás, y ahora no iba a ser el inicio.
"Solo los imbéciles cometen errores".
Eran las palabras más estúpidas que existían, pese a ello Keiji era creyente de ellas, su madre era quien lo guió, y lo llevo a tener un buen título universitario en pocos años.
Konoha era quien lo liberaba de ello ¿No?, El siempre le pedía quedarse en casa, salir era una cosa prohibida. Debía dedicarse a descansar y demostrarle cuanto lo amaba.
El título universitario con el que tanto soño la madre del Omega era en vano, jamás sirvió de nada.
Algo estresado revolvió sus cabellos, se acomodó en la cama y cerró el computador.
Estaba pensando de más las cosas.
Soltó un suspiro y cerró sus ojos un momento.
– Akashi, Vuelve, tú sabes que te amo –
Mordió su labio inferior, no quería escuchar la voz de Konoha quería que desapareciera de una buena vez.
Estaba intentado tener un nuevo inicio, pero todo apuntaba a que iría mal.
– Estoy cansado – murmuró para si mismo – Cansado de ser usado– frunció su entrecejo de apoco – Cansado de ser manipulado... Como una máquina – sus ojos empezaron a lagrimear, así que con más esfuerzo se obligó a no abrirlos.
Estaba harto de ser usado a gusto de los demás, de ser tratado como un imbécil que no tiene poder ni voz.
– ¡Akashi!, ¡Akashi!– la voz escandalosa del búho más la puerta abruptamente abierta sorprendieron al que era nombrado a gritos.
Sus ojos se abrieron y se posaron en la figura del mayor.
"Te amo"
Nuevamente la voz de Konoha. Quería dejar de escucharla, ojalá fuera opacada.
– Akashi... ¿Por qué lloras?– el búho algo ebrio se acercó al Omega, acarició sus mejillas y retiro con cuidado las lágrimas.
El menor se vio asustado e intranquilo al ver detrás de Koutarō la figura de su ex pareja, realmente lo atormentaba cada que podía.
Con miedo se sostuvo de los hombros de Bokuto, arrugó la tela de su playera, su labio inferior empezó a temblar un poco ante el miedo.
– ¿Qué sucede?, ¿Cómo puedo ayudarte?–
El ebrio era el alfa pero el que alucinaba de miedo era el Omega.
– Bokuto-san.... – murmuró apegandose a él para ser protegido – Ayúdeme – hablo en el mismo tono.
El nombrado negó y acarició los cabellos del otro buscando calmarlo de aquella forma.– Tranquilo, estarás bien conmigo –
Keiji asintió y alzó su mirada, la figura de su ex pareja ya no estaba, pese a ello se seguía sintiendo tan pequeño, como un polluelo.
– Akashi – el mayor al verlo aún asustado lo tomo del mentón para que le viera a los ojos – Está bien, estás conmigo – el Omega asintió, a aquella mirada llena de seguridad, y amabilidad.
– Lo siento –
– Está bien – obtuvo como respuesta – No somos máquinas, No podemos sonreír honestamente siempre, ser el mejor, amar sin ser lastimados, no somos perfectos, finjimos ser fuertes, nos creemos capaces de mover tierra, mar o el universo... Pero no es así – con cuidado volvió a limpiar el rastro de lágrimas del Omega – Solo somos humanos, nos equivocamos, no somos perfectos, la perfección no puede existir, la palabra perfecto solo la utilizamos para describir algo que nos ha encantado, algo que amamos y consideramos muy bueno, Akashi, tú no eres una máquina, jamás lo serás, eres un humano que siente, ama y es lastimado – el menor volvió a acumular lágrimas pero está vez no era de tristeza o de agobio, era de felicidad, sentia que alguien le entendía.
Al fin podía sentirse calmado.
Tenía razón, no es una máquina, nunca lo fue. Solo fue un humano que se enamoró con tanta inocencia, fue alguien que jamás se supo valorar, y que siempre rebajaron.
Se dejó manipular y golpear, pero fue por qué el lo permitió, no por que no tuviera la oportunidad de poner un alto.
Sonrió de lado, al fin le abrieron los ojos, no tenía que ser el juguete de nadie más.
Podría sonreír sin ser obligado.
Podría llorar sin ser regañado o llamado patético, al fin podía expresarse sin ser juzgado.
Bokuto al verlo sonreír sintió un revoloteo en su estómago. Amaba tanto cuando Keiji sonreía honestamente.
– Te dije que te ayudaría a cambiar, ¿No?, Asi que no estás solo, incluso si yo estoy ebrio estaré para ti –
Akashi no estaba del todo seguro si era por el alcohol que Koutarō había bebido lo que lo hizo hablar tantas cosas correctas y hacerlo sentir bien... No le interesaba si lo dijo sin darse cuenta si aquello era lo correcto.
Eran palabras que Keiji amaría y atesoraria tanto, por qué al fin se sentía bien con el mismo, quizás hasta podía llegar a apreciarse más.
– Solo soy un humano – murmuró el menor en un suspiro, se sentía bien, una calma y paz al fin lo invadió.
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Bue, les dejo el nombre de la canción de este capítulo "Human" de Christina Perri.
Bellísima, así que si gustan vayan a escucharla 💚
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¡Mᴀʟᴅɪᴛᴏ Aʟғᴀ!
FanfictionDigamos que ser un omega conlleva muchas desventajas a diferencia de un alfa o incluso un beta. Oikawa Tōru aprendió a valerse solo y a conseguir las cosas que quiere acambio de cosas que le eran pedidas. Su familia tampoco está del todo bien pero e...