¡Mᴀʟᴅɪᴛᴏ Aʟғᴀ!

55• Comienzo

Ambos chicos estaban sentados en el pasto verde de aquel parque, viendo el pequeño río que había frente a ellos.

El cielo era de un color naranja, las nubes blancas anunciando la llegada de la noche.

– Oikawa –

– ¿Umg? – el castaño alzó la mirada y soltó la ramita con la que jugaba.

– ¿Quieres vivir conmigo?–

Hubo un silencio, y Hajime comprendía ello, sabía que pedirle aquello era muy sorpresivo, e inesperado.

Por otra parte estaba Oikawa con sus mejillas ligeramente rosas, su mirada había vuelto al césped sin poder pronunciar una palabra.

Quería gritar un "SI" de inmediato, pero otra parte se lo impedía, quería hacer las cosas bien, y con calma para no volver a tener un conflicto con Hajime que les cueste todo.

– ¿No es muy pronto?–

– No tienes que sentirte obligado, solo fue una invitación –

Tōru mordió el interior de su mejilla, no quería dudar de su respuesta, pero tenía cierto miedo aún.

– Yo... Quiero... – Hajime le escucho atento sin intención de ejercer presión.

Llevaban casi cuatro meses saliendo de nuevo, pero también lo conocía hacia tiempo y ya había intentado tener una relación con el... Asi que no veía lo malo de vivir con el, pero también pensaba que era inadecuado.

Frunció su entrecejo y se maldijo mentalmente, allí es cuando recurría a Daichi por un consejo, y le pedía su opinión. El siempre sabía que decir, y que opinar.

– Acepto –

– ¿Estas seguro?, No quiero forzarte –

– Estoy seguro, me encantaría vivir contigo, la paso bien con tu madre, me gustaría tener tiempo con ella, además si vivimos juntos podré verte más, quizás el trabajo y mis estudios nos tengan atareados pero nos veremos en las noches –

– Bien, entonces... ¿Cuando te gustaría mudarte?–

– Oh, respecto a eso... ¿Puedo tomarme unas dos semanas más?, Es complicado desligarme de Daichi, el es... Es importante –

– Bien, como dije no voy a precionarte, lo haremos cuando estés a gusto –

– Gracias Iwaizumi – Hajime alzó una ceja y Toru rió torpemente – Iwa-chan – el moreno lo tomo del mentón y le plantó un beso corto en sus labios.
Uno de tan escasos segundos que podría pasar desapercibido como solo un roce. Pero era lo suficiente para ambos, los dos podía sentir cada sentimiento con un pequeño beso o roce entre su piel.

Ambos se amaban, más de lo que el otro creía.

Eran unos torpes adolescentes tratando de sacar adelante su relación complicada.

Una relación que tuvo anteriores problemas pero que ahora estaban mucho mejor que antes.

...

– Suguru, tienes que escucharme –

– Estoy trabajando, no fastidies –

Tetsuro frunció su entrecejo y busco con la mirada a algún trabajador de allí que pudiera ayudarle, y al divisar a un pequeño de cabellos castaños terminó por hacerle señas para que se acercara.

– ¿Podrías ayudarme?– le pregunto calmado y apunto a Suguru quien lo miraba amenazante – Ya van a cerrar... Y solo hay un cliente, ¿Podrías atenderlo tu?, Necesito hablar con Suguru –