69• Vida

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– ¿Por qué este lugar?–

– ¿No te gusta la playa? –

–  Nunca dije que no me gustará – murmuró posando su mirada en el horizonte – Es calurosa... – nombró cruzándose de brazos – ¿Cual es el motivo para venir aquí? –

– ¿Pararas con el interrogatorio?– cuestionó el otro soltando una ligera risa – Vamos al hotel – indico.

Tōru siguió al otro un tanto desconfiado.

No sabía ni el motivo ni la razón por la que estaban en aquella playa, Hajime solo le pidió que se hiciera de un fin de semana libre y empacara.

Al inicio pensó que podrían ir a algún hotel bonito simplemente a pasar la noche y darse cariño, besos y demás.

Pero cada que veía el hotel en el que realmente se hospedarian supuso que esa no era la intención.

El lugar parecían más unas cobachas, tenían su encanto pero tampoco era lujoso.

Era sencillo pero tampoco horrible.

– ¿No te gusta el lugar?– cuestionó el moreno abriendo la puerta de la habitación en la que pasarían la noche.

Tōru se adentro al cuarto observando todo en ella, se sentía acogedora, tenía ese aire hogareña que le encantaba.

– Me gusta – se limitó a responder lanzándose a la cama que rechinaba.

Hasta ese momento frunció su entrecejo y le dirigió la mirada a su pareja.

Iwaizumi prefirió no decir nada suponiendo que el otro iba a empezar a pelear por ello.

– Está cosa rechina mucho – empezaron las quejas como ya esperaba el alfa – No podremos tener sexo aquí –

– ¿Quien dijo que lo haríamos? – Tōru abrió su boca para acotar algo pero terminó haciendo un puchero con enfado.

Habían pocos momentos en los que podían intimidar ya que al vivir junto con la madre de Hajime les daba pocas oportunidades, o si no también dependía del trabajo del alfa quien tenía la mala costumbre de desvelarse en la oficina chequeando papeles y permisos.

No tener sexo cuando tienen la oportunidad era algo molesto, pero pensó que Iwaizumi tenía una idea en mente diferente para ese día.

Y se sentían como unas vacaciones, pasar un día entero con Hajime, siendo el centro de su atención.

Cada que reía, o decía una estupidez Iwaizumi estaba allí para recordarle lo bonito o idiota que podía ser al decir estupideces.

Se divertía demasiado con Iwaizumi, se sentía lleno a su lado, no necesitaba nada más que a él diciéndole día a día cuánto lo amaba con sus mejillas rojas, o con un insulto de por medio para auto protegerse.

Lo amaba tal cual era.

Cuando sus manos se entrelazaban se sentían tan cálidas, y le daba la impresión de que nadie lograría separarlos.

Era como el escudo que le advertía a cualquier mujer u hombre que Hajime era suyo aunque solo fueran novios.

Tōru creía tener ya la vida planificada junto al otro, con matrimonio o sin el, el Omega podía verse de viejito dándole de comer a Iwaizumi quien posiblemente peleaba con Kurō y Bokuto por sus estupideces.

Soltó una ligera risa.

Pensaba en muchas cosas últimamente.

¿Podría envejecer junto al otro?.

¡Mᴀʟᴅɪᴛᴏ Aʟғᴀ! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora