66• Celo.

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– Retirence todos, a casa – indicaba el beta alarmado a casi todo el edificio en el que se encontraba su jefe – Se les notificará luego lo sucedido – Aunque el no lo percibiera estaba seguro que la mayoría ya sabía de aquel inconveniente.

Con paso acelerado volvió a la oficina principal del dueño del edificio, allí se encontraba Tetsuro desatando su corbata.

– ¿Se han ido?– cuestionó terminando por aflojarse la corbata roja que llevaba consigo.

– Ya casi no hay ningún empleado – Afirmó el beta nervioso, con su mirada puesta en el suelo – ¿Necesita que haga algo más por usted?– le daba algo de pena ver a su jefe acalorado, entrando casi por completo en celo.

– Retirate –

El chico asintió saliendo de la oficina, tomando sus cosas en lo que verificara que ya no se encontrará nadie en el edificio más que los dos alfas que ayudaban con la seguridad.

– Maldita sea – se quejó el gatuno en su oficina, precionado con fuerza sus muslos.

Su celo normalmente lo pasaba en casa, y tenerlo en la oficina acaba de ocasionarle problemas, seguramente luego tendría rumores sobre eso escuchandose por todos lados.

Soltó un suspiro alcanzando la botella de agua que compró en la mañana, bebió de ella buscando bajar el calor que sentía en ese momento.

Frunció su entrecejo al oír ruidos en la planta baja pues se suponía que ya todos debían de haberse ido.

Se iba a levantar de su asiento cuando alcanzo a escuchar a aquella voz peculiar y molesta de su pareja.

– Si no me dejas entrar Kurō va a despedirte – aseguró cruzándose de brazos el otro beta se negaba diciendo que su jefe rechazo recibir visitas – Déjame entrar – insistio tratando de pasar al chico con la bolsa que traía en mano.

El beta más alto llamo a uno de los guardias que sin problema alguno cargo a Suguru.

– ¡Oye!, Bajame – pidió, y cuando estuvo apunto de morder al sujeto escucho la voz de Tetsuro del piso de arriba.

Sonrió ampliamente al verlo, mientras el alfa estaba confuso por aquella repentina visita por parte de Daishiō quién se suponía que debía de estar trabajando en la cafetería con Tōru.

– Te he traído un pastel y estos idiotas no me dejan entrar – Refunfuño, el hombre que anteriormente cargaba a Suguru lo dejo en el piso de nuevo cuando Tetsuro se lo ordenó.

– Ve a casa, no quiero verte ahora  – paso una mano por su rostro soltando un suspiro pesado, estaba comenzando a sudar más – Y a ti – se refirió al secretario – Te pedí que te retiraras– el chico hizo una reverencia y se fue tras disculparse.

Suguru miró con confusión a su ahora pareja.

Se notaba extraño.

Achino sus ojos tratando de reconocer bien la expresión que tenía, ya que el otro estaba en el tercer piso si mal no se equivocaba.

– ¿Sucedió algo?– pregunto desde su lugar.

– Solo vete –

El guardia decidió no meterse y retirarse de nuevo a la entrada al notar que el dueño de la empresa si conocía al beta.

Daishiō mordió su labio inferior no satisfecho.

Camino hasta el elevador picando el tercer piso sin importarle si el otro quería verle o no.

Si Tetsuro se encontraba mal iba a apoyarlo de la misma manera en la que el otro lo hizo durante ya bastante tiempo con sus desórdenes alimenticios.

¡Mᴀʟᴅɪᴛᴏ Aʟғᴀ! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora