32• Adiós mamá

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– Será la última vez – murmuró Tōru tomando el vaso entre sus manos – Si esta vez lo rechazas me quedaré contigo, pero si permites que lo beba tú te irás, ¿Estas de acuerdo bodoque?– no obtuvo respuesta y miró el contenido del vaso unos momentos, quería estar seguro de lo que estaba por hacer de nuevo.

Quizás el sentirse mareado y con un ligero dolor de cabeza le tenía así de estúpido.

Cerro sus ojos y acercó a sus labios al vaso con aquella mezcla que según el funcionaba para perder a el bebé.

Su sorpresa fue cuando logro beberlo, lo había logrado tomar sin ningún problema más allá del horrible sabor.

En ese momento dejo el vaso casi vacío a un lado y mordió su labio inferior – No quiero – fueron sus palabras y con lágrimas en sus ojos se agachó en el retrete y metió dos de sus dedos a su boca intentando causarse arcadas y náuseas.

Y al lograrlo devolvió todo en el baño.

Había funcionado por primera vez aquello, tenía la oportunidad de perder al bebé y cuando sucedió de inmediato se arrepintió.

No se sentía capaz de matar a aquel pequeño bodoque que había cambiado su vida.

Quizás no todo era bueno o perfecto pero tenía lo suficientemente para sentirse querido y acompañado.

Con cuidado se levantó y se enjuago la boca deseando que no haya alcanzado a dañar al niño.

Se sentía mal por ello, su cabeza le dolía aún más y el mareo era más constante.

Con los ojos entre abiertos se dirigió a su habitación compartida.

No se encontraban ni Iwaizumi ni la señora, habían ido por algo de comer.

Quizás dormir mejoraría las cosas.

Al rededor de unas dos horas Oikawa abrió ligeramente sus ojos y allí se encontraba Iwaizumi colocándole un paño en la frente.

– Hola –

– Ya has vuelto – murmuró Tōru con una ligera sonrisa.

– Oikawa, si te sentías mal debiste llamarnos, cuando volvimos te encontramos ardiendo en fiebre –

– ¿De verdad?–

– Tu tienes la culpa – lo acusó Hajime – Te he dicho que te abrigues cuando salimos, y ahora aquí tienes el resultado, parece que pescaste un resfriado –

– No me regañes y cuida de mi Iwa-chan – el moreno negó y frunció su entrecejo.

– Bien, le avisaré a mamá que has despertado, dijo que tomarias algo para el dolor –

– Iwa-chan tengo al bodoque no puedo tomar medicamentos –

– Hay uno para la fiebre que si –

Oikawa ya no dijo más y cerró sus ojos tratando de relajarse y confío en la señora y Hajime.

El moreno se dirigió a la habitación de su madre y le pregunto por la medicina la cual la señora le indico que estaba sobre el mesón, que le diera esa pastilla y un vaso de agua.

Hajime obedeció bajando al primer piso, donde logro ver en la cocina un vaso de agua y una pastilla blanca, más allá de ello la pastilla no tenía nada impreso solo el blanco puro.

Y si no recordaba mal el paracetamol era blanco así que creyó que aquella era la pastilla.
La tomo al igual que el vaso de agua ya servido.

Con ello quizás lograría que la fiebre de Oikawa bajará un poco de lo contrario tendría que llevarlo a un hospital.

¡Mᴀʟᴅɪᴛᴏ Aʟғᴀ! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora