¿Quién era Bokuto Koutarō para él?
Su jefe.
El chico con la sonrisa que deslumbraba más que el sol.
Era una estrella más en el anochecer.
Deslumbraba tanto, que sin sus lentes era capaz de reconocerlo completamente.
– Akashe – murmuró el chico con un puchero en sus labios.
Bokuto también era un caprichoso, aniñado e inmaduro.
Lloraba por cualquier cosa que le parecía injusto hacia su persona.
– Akashi ese sujeto trata de verme la cara de idiota – nombró con su sandwich en mano – Quería agrandar mi bebida por cuatro dólares, y el vaso es idéntico–
También era listo y astuto a su favor.
Cuando le convenía podía ser capaz de fijarse en cualquier mínimo detalle.
Aveces notaba cosas que la mayoría no hacía.
Como las veces que Keiji cambiaba su shampoo por otro.
Ese día Koutarō le insistió tanto que volviera al de antes por qué según el hace que Akashi oliera a una linda primavera llena de flores, y el otro olía más a canela y manzana, un olor más invernal.
Cumplió su capricho, al día siguiente volvió a usar el habitual .
– Akashi, ¿Me estás ignorando?–
Bokuto también requería de mucha atención, tanto que aveces descansar era un privilegio.
Aveces Koutarō no paraba de hablar, sacando un tema de otro.
Como si armara un mapa conceptual en su cabeza, sabiendo que temas tocar y como derivarse de otros.
– ¿Prefieres estar un momento en silencio?–
Bokuto también comprendía cuando lo mejor era un silencio cómodo.
Sabía cuando Keiji necesitaba un poco de paz para si mismo, no por que estuviera harto de escucharle, si no por qué algo sucedía.
Pese a intentar mantener el silencio el alfa siempre tenía la inquietud de preguntar.
No podía aguantar más de cinco minutos callado antes de intentar indagar en lo que sucedía .
– ¿Hice algo mal?–
Mayormente se hecha la culpa aunque no sea el culpable de nada.
Siempre cree que el ocasiona los enafados o cambios de humor en Keiji.
– ¿Quieres mi sandwich?–
Es amable y cálido cuando menos te lo esperas.
Con una sonrisa tímida intenta ayudar y alegrar a todos a su alrededor.
– Te daré la mitad, la otra parte es mía –
Es amable y solidario pero también es egoísta, no es capaz de regalar algo que tanto desea.
Y realmente no hay problema en ello, todo somos así. Intentamos compartir con dificultad algo que realmente queremos.
– ¿Piensas en Konoha?–
Siempre da en el blanco respecto a lo que pasa por la cabeza del Omega.
Hasta esa vez.
– Pienso en usted –
El alfa se vio sorprendido, tanto que trago lo que tenía en su boca luego de un largo rato quemando neuronas.
– ¿En mi?–
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¡Mᴀʟᴅɪᴛᴏ Aʟғᴀ!
FanfictionDigamos que ser un omega conlleva muchas desventajas a diferencia de un alfa o incluso un beta. Oikawa Tōru aprendió a valerse solo y a conseguir las cosas que quiere acambio de cosas que le eran pedidas. Su familia tampoco está del todo bien pero e...