– Iwa-chan, ¿No le molesta a tu madre que vaya a tu casa? –
– ¿Por qué debería molestarle?, Le agradas, de hecho me a regañado por no invitarte – Hajime recordó a su madre, presisamente las veces en las que ella lo golpeo por no llevar a Tōru a cenar.
– Tu madre es tan buena –
– ¿Asi son las madres no? – Oikawa se quedó en silencio unos segundos pero terminó asintiendo, aunque no estuviera de acuerdo con las palabras del otro.
– Creo que no fue adecuado que no fuéramos a los entrenamientos –
– No te preocupes por ello, se las sabrán arreglar, no eres la gran estrella después de todo –
– Iwa-chan... ¿Podrías callarte?, Trato de no discutir contigo pero tú me orillas a hacerlo –
– Está bien, está bien, lo siento –
Ambos se estuvieron en silencio caminando de regreso a la casa de Iwaizumi, sus manos estaban entrelazadas, sus miradas miraban hacia el frente, temiendo a verse entre ellos, por que estaban seguros de que terminarían sonrojados y avergonzados.
El camino hacia aquella casa se hizo largo, ambos se sentían cómodos con el otro, ellos simplemente se complementaban, pero el Omega nunca se daría cuenta de ello, o siquiera intentaría notarlo.
Un alfa que no es igual de rastrero, asqueroso, lleno de estereotipos, y un Omega que sin duda quiere ser independiente, que se protege a sí mismo con palabras hirientes hacia los demás, por qué en la vida aprendió que el alfa era el superior, y el Omega solo un simple juguete.
Al llegar a la casa Hajime soltó la mano de Oikawa abriendo la puerta de la casa.
– Estamos en casa – aviso el moreno entrando y dejando los zapatos en la entrada.
– Con permiso – Tōru imitó la acción de Iwaizumi adentrandose a la casa.
Desde la cocina ya estaba la atareada mujer preparando la cena, el alfa al ver a su madre dejo su bolso en el suelo y se dirigió ayudarla con lo que preparaba.
– ¡Tōru-chan! – la señora emocionada dejo a Iwaizumi acargo de la cocina mientras ella se dirigía a abrazar al chico castaño – Me alegra que vinieras a comer con nosotros – le dio un par de besos en aquellas mejillas pálidas y lo soltó creyendo que ya lo estaba incomodando cuando realmente Oikawa pedía en su cabeza que aquel gesto de cariño nunca acabará.
– Hola, lo siento por no venir antes, tuve complicaciones para que me dejaran –
– No te preocupes cariño, tú puedes venir cuando quieras y a la hora que quieras – Oikawa iba a responder cuando Hajime los interrumpió con su voz.
– Ustedes, ayúdenme a terminar la cena –
– ¿Ah?, Iwa-chan, eres muy malo en la cocina, pero está bien, te enseñaré a preparar una buena cena – el castaño dirigió su mirada a la señora y sonrió – Vamos a enseñarte a preparar una buena cena – la mujer soltó una ligera risa asintiendo, dirigiéndose a la cocina con Oikawa para ayudar a Iwaizumi con la comida.
Tampoco hicieron algo tan elaborado, terminaron preparando caballa y vegetales salteados.
Luego se sentaron a comer tranquilos. Nuevamente Oikawa había olvidado a su familia dejándose vivir un mundo lleno de paz, amor, y cariño.
Era diferente el ambiente, se notaba demasiado que la casa de Hajime denotaba total cariño y aprecio, a diferencia de su casa que era un total infierno.
Con Hajime... Se sentía en el cielo.
– Tōru-chan –
– ¿Umm? –
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¡Mᴀʟᴅɪᴛᴏ Aʟғᴀ!
FanfictionDigamos que ser un omega conlleva muchas desventajas a diferencia de un alfa o incluso un beta. Oikawa Tōru aprendió a valerse solo y a conseguir las cosas que quiere acambio de cosas que le eran pedidas. Su familia tampoco está del todo bien pero e...