¡Mᴀʟᴅɪᴛᴏ Aʟғᴀ!

49• Afortunado

– ¡Estoy aburrido! – chilló el animado heredero de la fortuna Bokuto.

– Bokuto-san aún debe terminar las cuentas de esta semana –

– Una salida rapidita no le hace daño a nadie, ¿No crees?– Akashi soltó un suspiro resignado a ser arrastrado a cuál sea la nueva ocurrencia de Koutarō.

– ¿A dónde iremos?–

– ¿Te gustan los parques? –

– No suelo salir mucho asi que no me gusta tanto estar rodeado de personas –

El de cabellos bicolor entre abrió sus labios sorprendido – ¿Kenma eres tú?–

– ¿Ken...ma?–

– Un amigo de Kurō, se fue con los gringos, según por qué tiene que competir en unos torneos –

– ¿Era luchador?–

– ¡Claro que sí!, Ese chico peleaba mejor que yo y Kurō juntos – Akashi se asombro haciéndose una idea de aquel chico.

Lo imagino como un alfa bien fornido de grandes músculos, mientras Koutarō recordaba la vez que Kenma les había ganado en el juego de peleas, ni el ni Tetsuro habían sido capaz de derrotarlo una sola vez.

Un suspiro se escapó del búho mayor al recordar aquella derrota aplastante, en la que tuvieron que cumplir las órdenes de Kenma toda la noche.

– Muy bien, ya hablamos mucho de él, lo mejor será ir a comprar unos helados –

– Bokuto-san, recién acaba de recuperarse de su resfriado –

– ¿A sí?, Bueno, no importa, un helado no le hace mal a nadie –

Akashi frunció su entrecejo pero terminó aceptando, sin gana alguna de empezar una pelea con el otro.

Ambos se dirigieron a la salida de la enorme casa, Bokuto iba delante del otro organizando las ideas en su cabeza.

Tenía planeado salir y divertirse con Akashi puesto que todo lo que iba de la mañana Keiji se la había pasado serio e inexpresivo.
Koutarō ya había fijado aquella expresión, sabía que está aparecía cuando el Omega se sentía mal, decaído o incluso tenía miedo, así que intentaría sacarle una sonrisa y hacerle pasar un buen momento.

En aquella ocasión el alfa no optó por caminar, como pocas veces lo hacía subió a su auto y Keiji se sentó al lado del copiloto.

Los dos se quedaron en completo silencio, Koutarō conducía hasta el lugar en mente y Akashi trataba de adivinar a donde iban.

En un inicio creía que si irían al parque pero el otro había tomado otra ruta así que confuso mantuvo su mirada en la ventana.

– Akashi –

– ¿Umm?– Koutarō soltó un suspiro y negó.

– Lo siento, no sé si soy la razón por la que estás así, quizás ya estás cansado de mi molesta voz o de mi comportamiento estúpido – Keiji negó en su cabeza, aquello no le tenía así. Si tanto detestara la voz de Koutarō o su comportamiento no hubiera ido contra las reglas de su pareja.

Konoha ya le había prohibido salir a trabajar, y pese a ello allí se encontraba al lado de Koutarō, y la razón era simple.

Se encontraba con Bokuto por qué quería sonreír.

Quería ser capaz de que sus labios se alcen en una sonrisa de felicidad o una ingenua que vea las locuras que hace el alfa.

Estar en casa era aburrido.