26• Juego

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Papá te ama –

El cabello chocolate era acariciado por el alfa del hogar, el sonido de la lluvia caendo de fondo era lo único que se escuchaba en la habitación aparte de la respiración de tanto el pequeño como del mayor.

– Ummm – entre la pereza el niño se removió en la cama abrazando contra su pecho su pequeña almohada y la sábana fue estrujada.

– Tōru-chan, eres tan perfecto – el hombre acarició con tanta delicadeza esos cabellos tan finos y desordenados – Eres el consentido de papá –

...

– ¡Mamá!, ¿Otra vez tienes que salir?– el pequeño Omega hizo un morro en sus labios en forma de reproche.

– Cariño mamá debe de ir al trabajo, de lo contrario no vamos a comer está semana –

– Pero para eso trabaja papá –

– Tōru con lo que gana papá no podemos mantenernos – la señora acarició los cabellos de su hijo y le brindó una sonrisa – Mamá te ama, nos vemos después, papá cuidara de ti hasta que vuelva – el pequeño acepto y se dirigió al sofá observando con detenimiento el televisor apagado.

– Mamá es mala – murmuró bajito aún en su capricho.

– ¿Tōru-chan?, ¿Ya se fue mamá?–

– Dijo que tenía que trabajar –

– Oh, estamos solos de nuevo – el señor se sentó al lado del pequeño y acarició con delicadeza su cabello – Tu cabello es muy bonito –

– Bueno, mamá siempre lo lava con cuidado, dice que mi cabello es especial –

– ¿A sí?, ¿Por qué?–

– Dice que le recuerda a un algodón de azúcar por qué es muy suave y fino –

– Bueno, concuerdo con la opinión de mamá – Tōru asintió con una enorme sonrisa – ¿Sin mamá no te parece aburrido el día?– el pequeño asintió y su expresión alegre se tornó algo triste – ¿Por qué no jugamos los dos?–

– ¿Papá quiere jugar conmigo?– el pequeño ladeó la cabeza – A papá no le gusta jugar –

– Está vez parece que podemos intentarlo, pero es un juego muy difícil, no estoy seguro de que seas capaz de soportarlo... Quizás no deba jugarlo contigo, quizás deba intentarlo con otro niño –

– No papá, yo puedo, ¡Yo soy capaz! – exclamó el pequeño poniéndose de pie frente al señor.

– Bien, te daré una oportunidad, pero este juego es secreto, solo lo puede saber Tōru-chan y papá, de lo contrario mamá se enfadara por qué juegas conmigo... Mami es celosa, y los otros niños también – el pequeño volvió a asentir seguro de lo que hacia – El juego se llama "el alfa dice" –

– ¿Alfa?, Yo no soy un alfa – murmuró el pequeño cruzándose de brazos – ¡Pero papá si lo es!–

Correcto – el señor le sonrió y acomodó sus lentes en el puente de su nariz – así que papá indicará las cosas que Tōru-chan debe hacer para ganarse una recompensa, así funciona el juego – el pequeño castaño asintió de nuevo – Bien, empecemos con algo fácil – el señor pareció pensar las cosas aunque ya tuviera su orden lista – El alfa dice que Tōru-chan debe sentarse en el regazo de papá – el menor de los Oikawas asintió sentándose sin problemas en el lugar indicado – Muy bien Tōru, vas a ganar un premio muy bueno –

– ¿De verdad?– los ojos del niño se iluminaron y con impaciencia por tener el premio tiro de la camisa de su padre – ¿Qué debo hacer ahora?–

– El alfa dice que Tōru debe darle un besito a papá en la mejilla –

– Bien – al niño no le extrañó nada ya que pensó que hacia eso con su madre, siempre le daba besos en la mejilla para demostrarle cuanto la quería.

– Muy bien Tōru, tus besitos son muy lindos – el señor sin descaro paseo su mano por el muslo del pequeño dando caricias sobre el – A papá le a gustado ese beso... Asi que el alfa dice que le des un beso a papá en los labios –

– ¿Eso no está mal?– el señor torció una sonrisa y apretó su agarre en el muslo de su hijo.

– ¿Vas a perder el juego?– el niño desvío su mirada y la expresión de su rostro demoró incomodidad cuando el señor le apretó su muslo.

– No quiero perder –

– Me parece bien Toru-chan, no puedes perder el premio que papá te tiene – el pequeño terminó tomando el rostro de su padre con sus manitas y lo acerco a sus labios dándole solo un beso corto pero al señor no le bastó aquello – Cariño, el beso debe de tardar más... Te enseñaré, ¿De acuerdo?, De lo contrario perderás el premio – el Omega asintió y volvió a acercar sus labios a los del mayor con miedo y el alfa empezó a mover sus labios sobre los delicados labios del menor.

Tōru simplemente le seguía torpemente los labios a su padre sin ser cien porciento consiente de que lo que estaba haciendo estaba mal.

Asi había comenzado todo, con un juego que había durado 11 años.

Un juego que terminó tornándose tétrico y doloroso.

Un juego que jamás debió jugar el pequeño Toru, por una recompensa que no llenaría su ahora vacío corazón o su cabeza con problemas.

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Les dije que tuve ganas de escribir :3 además así avanzo en la historia

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