6• Volvemos A Lo Mismo

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Advertencia:
Este capítulo contiene escenas sexuales fuertes y posiblemente asquerosas, así que si lo lees será bajo tu propia responsabilidad. Sin más empecemos el capitulo.




Tōru llevaba días entrenando con Iwaizumi pues al final logro al menos estar en paz con el aunque aún no se llevarán del todo bien.

Makki y Matsu empezaron a rematar los pases de Oikawa.

Todo estaba llendo bien en el colegio pero por otro lado estaba su casa, lugar donde no podía ni poner un pie.

Cuando llegaba a casa no se molestaba ni en saludar a su madre pues para ella solo era el amante de su esposo.

Si como se lee Oikawa era el supuesto "amante" de su padre.

El padre de Tōru era un sujeto de cabellos negros con lentes y de piel pálida.

Su altura superaba a la de Tōru y sus ojos eran color amarillos, un tono que normalmente no se creería que existiera.

El castaño estuvo a punto de abrir la puerta de su casa pero escuchó el griterío en el interior de ella.

"Seguramente están peleando de nuevo" pensó Oikawa antes de adentrarse a su casa.

Incluso dudó en ingresar pero ya era tarde y no tenía a donde más ir así que debia entrar y pasar una mala noche.

- Lo siento cariño, lo siento - decía la mujer que se arrodillaba a pedirle perdón al alfa de la casa - Yo prometo que no lo volveré a hacer -

Desde el punto de vista de Oikawa aquella casa era tan pequeña y oscura, un lugar tenebroso al que muchos pensarían dos veces antes de entrar.

Pero él no tenía ni qué pensarlo pues era su casa y no podía irse aún.

El sujeto de ojos amarillos dirigio su mirada a la entrada de la casa pues escuchó la puerta abrirse. Y allí encontró la silueta de Tōru.

Sin pensarlo el alfa se dirigió a la entrada de la casa, donde Tōru estaba totalmente paralizado al sentir aquella presencia y aroma de alfa tan fuerte.

- ¿Donde estabas?- aquella voz era tan tenebrosa,quizás para muchos lo sería pero para Oikawa ya era normal escuchar aquella voz.

- Tuve... - antes de continuar hablando Oikawa pego sus labios, no podía decirle a su padre que estaba en el equipo de voleibol - Tuve clases extras, y luego me pidieron ir a dirección -

El padre de Tōru parecía totalmente desinteresado de lo que Oikawa decía.

- No quiero excusas, sabes a que hora debes de estar aquí, así que cuando venga del trabajo te quiero aquí esperándome en mi habitación ¿Lo entiendes?- Tōru agachó la cabeza y asintió.

No tenía de otra más que obedecerle totalmente.

- Tu..., ¿Por que no siento tus fenomonas?, ¿Estás tomando supresores?, ¿He?, ¡Dímelo Tōru! -

- No lo son, es solo... Yo -

- Ni se te ocurra tomar esas mierdas por qué sabes que me molesta que hagas cosas de las cuales no tienes mi permiso -

El castaño trago en seco mientras el llanto de la señora persistía acampañado de varios "lo siento cariño", palabras que sin duda eran dirigidas al alfa de el hogar.

El hombre más grande en edad tomo de la muñeca a Oikawa y lo obligó a caminar hasta el segundo nivel de la casa.

Oikawa sabía que significaba aquello, el sabía que pasaría aquella noche.

No quería nuevamente volver a lo mismo de siempre. Tōru solo deseaba que todo acabará rápido.

- Entra - dijo el de lentes empujando a Oikawa en la habítacion.

El castaño no teniendo de otra entro a aquel cuarto donde las paredes se volvían pequeñas y el techo se volvía más bajo, y la oscuridad del vacío que había era lo que reinaba.

- Quítate la ropa - ordenó el señor.

Tōru lo hizo, obedeció nuevamente a aquel alfa, no podía decirle que no, al menos por ahora.

El sujeto se retiró los pantalones, boxer y se sentó en la orilla de la cama que había en el cuarto.

Tōru quien se había quitado su uniforme para no mancharlo y además por orden de su padre tuvo que quitárselo, y se quedó parado en su mismo sitio hasta recibir un regaño por parte de su progenitor.

- Sabes lo que tienes que hacer ¿Cuántas veces debo decírtelo para que lo hagas?-

Tōru trago en seco sus ojos querían llorar y expresar el dolor que sentía pero no habian más lágrimas en aquellos ojos chocolatados.

La voz se le había ido, era incapaz de gritar por ayuda y aunque lo hiciera nadie podía ayudarle, no había manera de sacarlo de allí.

Sin remedio alguno se agachó cerca del miembro de su padre y le hizo una felación.

Era incómodo, asqueroso, repugnante, e indignante que por ser un Omega tuviera que hacer aquellas cosas.

Los gemidos que el señor soltaba eran sucios, y despreciables para los oídos de Oikawa.

No había peor cosa que tener el miembro de su padre en su boca hasta que esté último se corriera.

Y cuando el hombre se corrio fue tremendamente asqueroso, Tōru fue obligado a tragarse aquel líquido.
El olor era terrible y el sabor mucho peor.

Pero todo no acababa allí.

- Arriba - decía el el señor.

Tōru se puso de pie aún con el paladar asqueroso que llevaba y su padre le tomo de las caderas.

- Siéntate en el regazo de papá -

Cada palabra que salía de aquel sujeto le hacía sentir repugnante a Oikawa pero nuevamente debía obedecer.

Tōru tratando de no lastimarse coloco el miembro de su padre en su entrada que estaba totalmente seca como aquel día en el que se acostó con el profesor.

Le dolería, seguramente sería doloroso pero no podía quejarse.

Su padre era abusivo un alfa que pensaba en si mismo sin importarle la otra persona.
Era un alfa que se cegaba por placer y dejaba que su acompañante sufriera.

Oikawa al ser totalmente penetrado sintio un total dolor en su cuerpo.
Le dolía y mucho tener que tener aquello en el interior de su cuerpo.
Y su padre nisiquiera se molestó en que Oikawa se acostumbrara al miembro que tenía dentro pues de inmediato lo empezó a penetrar de manera brusca.

Tōru trato de callar su dolor mordiendo su labio inferior pero su padre le obligó a besarlo.

Los labios de su padre eran rasposos y gruesos, con sabor a tabaco. Odiaba aquellos labios, eran detestables.

Tōru se odio por soltar gemidos, por qué sabía que a su padre le exitaban más, aunque estos gemidos fueran de puro dolor.

Nuevamente el padre del castaño se corrió en el interior de Oikawa y Tōru termino corriéndose también pues aunque le desagradaba tener sexo con el al fina era un Omega de cuerpo fácil de manipular.

- Quítate - ordenó el alfa.

El castaño se levantó y se dejo caer en la cama pues sus piernas estaban débiles.

El señor se colocó la ropa nuevamente y salió de aquella habitación.

Tōru se hizo bolita en la cama sintiéndose nuevamente asqueroso por haberse corrido, y haber complacido nuevamente a su padre.

Se hicieron las 10:00pm de la noche entonces Tōru tomo sus cosas y salió de la habitación de su padre y madre y fue a la suya para poder tomar una ducha y tratar así de quitarse lo sucio que estaba.

Pero por más que se aplicará jabón en el cuerpo para quitar esa suciedad, jamás se iría el recuerdo de lo asqueroso y repugnante que era.

¡Mᴀʟᴅɪᴛᴏ Aʟғᴀ! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora