65• Felicidad

943 110 10
                                    

Cómo era de costumbre ya se encontraban los tres reunidos luego de un mes largo y pesado lleno de trabajo.

Al menos Hajime ahora se sentía más libre, tenía más tiempo para pasarla con Tōru ahora que Tetsuro y Bokuto tomaron un poco más de responsabilidad por sus acciones.

– Unas cervezas – nombró el gatuno con una sonrisa divertida.

Aquella tarde la habían pasado hablando de trabajo.

Aburrido.

Bokuto se durmió quizás unas cuatro veces en lo que hablaban de papeles, envíos, pagos y demás.

Kurō se encargaba de atraer clientes ya que al menos de eso servía su estúpida boca larga.

E Iwaizumi hacia todo lo que llevara números... Aunque aveces intentara confiar en Akashi para obtener ayuda.

Y si se ayudaba de Akashi por qué le encargaba mucho que revisara que Bokuto se concentrara en las cuentas de los clientes.

– Quiero ver a Akashi – con pereza el búho seguía con la cabeza recostada sobre el escritorio.

Tetsuro acomodaba unos papeles echándole un vistazo a su amigo.

– Y yo quiero ser golpeado, pero aquí nos tienen, prisioneros del trabajo – hablo con dramatismo a punto de soltar unas lágrimas por no tener a Daishiō gritándole lo idiota que era cada que quería besarlo.

– Bro... Recibes maltrato... ¿Y te gusta?–

– En mi defensa luego del golpe viene el beso o muestra de cariño –

Koutarō se acercó un tanto a Hajime susurrandole bajito que quizás Tetsuro necesitaba ir a un hospital mental.

Iwaizumi alargó una carcajada mientras asentía.

– Te escuché, te escuché búho idiota –  lo apunto dejando los papeles sobre la mesa – No estoy mal del cerebro –

– Entonces quizás sea la falta de sexo – concluyó el de cabellos bicolor como si lo que dijera tuviera suficiente lógica – ¿Cuánto tiempo tienes sin hacerlo?, ¿Tres meses? ¿Cinco?–

– Al menos yo sí estoy saliendo con alguien –

Koutarō llevo una mano a su corazón desplomandose en la silla.

– Eso fue cruel –

– Te lo merecías –

– Ti lo miriciis –

– ¿Podrían callarse?, Intento ingresar unos números al computador –

– O vamos Iwaizumi, deja el trabajo, es viernes, vayamos por unas cervezas – insistio con aquella idea levantándose de su asiento – Bo y yo ya no estamos dispuestos a trabajar –

– Pueden retirarse entonces –

– Nos tratas como si no fueran la de ayuda – Murmuró el búho cruzadose de brazos.

Hajime prefirió callar y finjir que no había escuchado nada – Bien, vamos a beber pero si Oikawa o mi madre se molestan ustedes...–

– Suficiente tengo con Daishiō, seguramente me golpeara y hará dormir en la sala –

La última vez que Tetsuro había bebido una cerveza solo para relajarse y dormir mejor, Suguru siquiera le dejo entrar a la habitación, nombrando que detestaba el alcohol.

– Akashi va a regañarme – pensó en voz alta Koutarō, imaginando al chico reclamándole haber bebido en un día que se supone que era de trabajo.

Los tres rieron ante lo reprimidos que los tenían.

Pese a ello salieron a un lugar cerca de la oficina de Hajime a beber algo, si iban a ser regañados que fuera por algo.

Estuvieron al rededor de una hora bebiendo hablando de cómo se sentían últimamente respecto a sus vidas.

El cambio que Tetsuro hizo en su vida, dejando de ser un vago que se acostaba con cualquier mujer u hombre que le gustaba, hasta como Koutarō ahora parecía tomar más responsabilidad y dejaba de lado sus idioteces.

Hajime observaba con atención a ese par de chicos que se volvieron sus amigos luego de que Tōru se fuera y lo dejara.

Recordaba muy bien la tarde que que sus madres los presentaron con la sugerencia de hacer una alianza en acciones.

Sonrió vagamente, recordando con perfeccion como Koutarō le hacía un berrinche a su madre con tal de no trabajar, o Kurō que intentaba consolar a su amigo con la idea de luego invitarlo a un hotel con unas amigas.

Aquellos dos chicos habían tomado cierta madurez en poco tiempo.

Quizás Daishiō y Akashi eran la seriedad que necesitaban para que sentarán cabeza de una buena vez.

O eso quería creer...

– No Bro, no esos palos no se meten allí –

Quizás habían madurado pero sus estupideces jamás se irían.

Dio un sorbo más a la lata que tenía en sus manos.

El también había cambiado, se había convertido en un hombre que pudiera cuidar de Oikawa.

Recordaba muy bien aquel día en el que Tōru asustado le confesó lo que sucedía en su casa...

En aquella ocasión no pudo hacer nada más que escucharlo, abrazarlo y apoyarlo.

Pero ahora sabia que sería capaz de fortalecerlo y acunarlo en sus brazos cada que lo necesitará.

El no sería la persona de la cual  Oikawa dependiera.

No, para nada.

Ese Omega no dependía de nada ni nadie para buscar la falicidad. Pese a las adversidades que pasaba siempre se las arreglaba por buscar una luz que le guiará hasta sus metas y alegrías.

Tōru es fuerte.

Lo único que necesitaba es con quién compartir esa felicidad y esa sonrisa que ilumina más que una estrella.

El quería ser esa persona a la cual le compartieran un pedazo de la felicidad de ese chico.

Quería verlo crecer y enfrentarse a cualquier enemigo.

Tōru en una ocasión le indico que era su caballero y debía cuidarlo.

Y lo haría, jamás faltaría a ello.

Después de todo no podía descuidar al rey de sus sueños y pensamientos.

– O...oye – Tetsuro con palillos en mano le alcanzaba algo a la boca del moreno – Abre la boca – el gatuno quizás estaba en el sexto planeta por lo ebrio que se encontraba  – Daishiō di Aaaa – nombró con una sonrisa.

Iwaizumi reprimió una risa fijando que en ese momento ya era suficiente alcohol y lo mejor era volver cada uno a su casa.

– Broooooooooo ese es Akashi – el búho sarandeaba a su amigo de un lado a otro – Deja a Akashi –

– Nos retiramos – nombró Hajime levantándose de su asiento.

Con cuidado ayudo a Tetsuro a levantarse junto a Bokuto quienes venían sosteniéndose del moreno y hablaban varias cosas de Suguru y Akashi.

Nombraban lo lindos que eran, lo malos y crueles que podían ser aveces, o incluso lo geniales que eran en la cocina.

El alfa más conciente pidió un taxi decidió a llevar a cada uno de sus ebrios amigos a su casa.

¡Mᴀʟᴅɪᴛᴏ Aʟғᴀ! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora