Orgullo ingenuo.

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Era un tanto incomodo sin Kevin cerca, y no existía punto de unión entre sus mundos para que una conversación surgiera. Jack dormía en el centro de la cama, y Lucifer se acomodó a un lado para verlo.

- ¿Dónde guardas tanto poder? ¿Eh? – Interrogó al pequeño mientras bostezaba y se estiraba.

En verdad era posible reemplazar a Jack con cualquier otro niño, no parecía haber nada de especial en él. Solo las criaturas sobrenaturales veían cuan fuerte ese pequeño era, cuánto daño podía hacer. Excepto Cas, que solo veía a un bebé con demasiado peso en su corta vida y una inocencia que deseaba mantener en su lugar.

Lucifer vio al ángel guardar bolsos en el armario y desaparecer tras la puerta del baño. No se preguntó que pasaba, ni tampoco intentaría entablar una charla que no se tratará sobre el bebé. Jack emitió un quejido bajo y volvió a dormir profundo. Su padre también cerró los ojos, entregándose al sueño sin miedos.

Quizá, si se tratará de otra persona, Luci no se atrevería a quitarle la vista de encima al bebé, sabiendo que podía llevárselo en cuanto se durmiera. Pero confiaba en la idea de que Castiel no haría eso, no porque quisiera que Lucifer estuviese allí, sino porque creía que estaría más a salvo con su padre que libre de todo resguardo.

Por el otro lado, Cas dudaba de vez en cuando en dejar solo a Jack con el arcángel, pero acababa cediendo. Tampoco confiaba demasiado en Satán, pero se trataba de su hijo y era notablemente en cambio en él. Además, ambos sabían que, como el rubio era la seguridad del niño, el ángel era todo lo otro. Lucifer no aguantaría un solo día solo con el bebé, sin idea de cómo cambiar un pañal tan siquiera.

Jack despertó a la hora justa, llorando sin ser socorrido a tiempo por su ángel. Luci se estiró y vio a Cas salir del baño. Tenía las mangas de la camisa arremangas y mojada; había estado lavando la ropa del nephilim y colgándola en el baño.

- Yo me encargó. – Dijo Lucifer, creyendo que ya sabía todo lo que podía saber de bebes.

Levantó a Jack y entonces notó el mal olor. Cas sonrió altanero desde la puerta del baño.

- No sabes cambiar pañales, Lucifer.

- Enséñeme, Gran Maestro de los bebés. – Se burló con un ademan.

Mientras Cas continuaba lavando prendas, Lucifer seguía indicaciones, con su hijo mirándole adormilado sobre su cambiador.

- Ahora tienes que envolverlo sobre sí mismo, y apártalo en la bolsa para después tirarlo. – Dijo Cas, con su voz haciendo eco en el baño.

- ¡Huele horrible! – Se quejó.

- Deberías implementarlo en el infierno como método de tortura. – Dijo el ángel, asomando su cabeza.

Lo siguiente era ser meticuloso, los niños era muy frágiles según Castiel, y nephilim o no, su bebé no se enfermaría por una limpieza inapropiada.

- Ahora solo ajústalo con cuidado.

Para cuando Cas salió del baño, secándose las manos con una toalla pequeña, Lucifer sostenía orgulloso a Jack en brazos.

- Apuesto a que jamás nadie ha cambiado un pañal mejor que yo. – Se jactó.

- Pobre ingenuo. – Murmuró el morocho por lo bajo.

Lucifer no tenía idea de lo que era criar a un niño, y Castiel apenas llevaba semanas con ese bebé, suficientes para sentirse estresado ya. 

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