Dos años y hermanito en camino. - Parte 2.

494 51 1
                                    

Para suerte del pobre Sam, llegó el pastel a la sala, para alejar la tensión del ambiente. Cada uno tenía un pequeño plato a juego con los vasos y un buen trozo de pastel. Tomaron sus lugares y Jack volvió a brazos de Castiel, su lugar favorito en el mundo.

Usualmente, Cas sentaría al bebé sobre su regazo y con la espaldita del menor bien afirmada contra él; pero en el último tiempo, esto era incómodo. Jack se vio un poco desconcertado cuando el ángel le acomodo de lado en su regazo, y lejos de su vientre.

Pronto lo olvido, cuando Cas tomó algo de pastel con una cuchara pequeña y se lo dio. Era suave, dulce y exquisito. Eso lo mantuvo entretenido por un largo rato, mientras los adultos charlaban.

Luego, estuvo un rato jugando con Charlie, sentada al otro lado de Castiel. Era la primera vez que se cruzaba con la chica, y había traído regalo, por lo que ya le caía bien.

- Char-Li-E – Dijo la pelirroja, buscando que el bebé repitiera.

- ¿Tarly? – Intentó pronunciar Jack.

- Casi lo tienes.

Así estuvo practicando, hasta que se aburrió y el sueño le puso de mal humor. En esas ocasiones buscaba el arrulló de Castiel. Caminó decidido hasta él, y se lanzó a sus brazos, casi sin dar tiempo a que el ángel lo atrapará.

Pero en vez de acurrucarlo contra su pecho, el morocho lo volvió a sentar en su regazó, en esta ocasión mirando hacia él. Jack no quería eso, y ya estaba de malas para entonces. Comenzó a hacer ese fingido sollozo que era demasiado falso.

- ¿Qué pasa, bebé? – Interrogó Cas, absolutamente confundido.

Entonces, el nephilim calló por completo. El resto de los invitados giraron hacia él, notando que su mirada ya no estaba sobre Castiel, sino sobre su vientre. Jack frunció el ceño, descubriendo esa extraña cosa que antes no recordaba que estuviese allí. A Cas no se le notaba en nada el embarazo, a menos que fuese muy detallista y notará la pequeña curva que comenzaba a formarse. Sin embargo, Jack percibía algo que iba más allá de lo físico.

- ¿Jack? – Llamó Lucifer, pero el niño no presto atención, centrado en aquella cosa particular.

- Creo que ya lo sabe. – Susurro Sam.

- ¿Quieres más pastel? – Ofreció Cas, en un intento pobre de salvarse.

- ¡Se! – Chilló Jack, olvidando a su hermano.

Todo el mundo suspiro de alivio, ya habría tiempo de prepararlo para la llegada de su hermano menor, pero este no era el momento.



Al final del día, cuando todos ya se habían ido, colocaron a Jack en su cuna.

- Tendremos que comprar otra cama. – Susurró Lucifer.

- Quitarle su cuna va a ser difícil. – Lamentó el ángel.

Por delante se venían un millón de desafíos y Castiel solo tenía cuatro meses de embarazo. Lucifer rodeó la cintura del menor con sus brazos, notando la pequeña curva que antes no estaba, y apoyó el mentón en su hombro, mientras veían el suave dormir de su, ahora, hijo mayor. En simples meses, un millón de problemas se acumularían. Desde adaptar a Jack a la idea de que debería compartir su vida con un niño más pequeño hasta sus poderes que intentarían manifestarse ante cualquier cambio de humor.

Cas entrelazó su mano con la del arcángel, y sonrieron. Podían ser tiempos complejos, pero seguían sin estar solos. 

Our Son.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora