Acuerdo padre e hijo.

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Esta sería una muy profunda charla padre e hijo.

Jack se removió inquieto en su lugar privilegiado en el sofá individual, moviendo sus piernitas para no aburrirse. Lucifer se sentó en el sofá más amplio, se enderezó recto, cruzo sus piernas, y entrelazó sus dedos. En un intento de imitarle, el nephilim imitó como pudo sus manos y la postura firme. Esos grandes ojos azules le miraban, con el chupón en su boca dándole el toque especial, pero Satán no debía caer en su ternura, este era un momento serio.

- Bien, Jack. Debemos arreglar este problema.

Castiel había salido, después de semanas de tener al bebé pegado a su cuerpo con total necesidad. Costó mucho distraer al menor para correr a su camioneta e irse, pero lo logró. Jack luego lloró un rato, pero entendió que el ángel volvería luego de comprar su leche, o simplemente se cansó de escuchar a Lucifer explicarle.

Después de ese pequeño episodio de despegue, su padre le sentó en el sofá y había estado mirándole durante un rato. Jack estaba a punto de intentar bajarse cuando el mayor comenzó a hablar.

- Castiel es necesario para ti, lo tengo claro. – Admitió. – Ahora, como habrás notado, él y yo estamos tratando de comenzar una relación formalmente. – Aclaró su voz, nervioso bajo la mirada del bebé. – Debó confesarte que tus recientes shows para llamar su atención me están complicando las cosas con Cassie.

Por alguna razón, eso sonó triste, y Jack no quería que Luci estuviese triste; por lo que se quitó el chupón y lo ofreció a su papá. El arcángel negó con la cabeza y le alentó a que volviese a usarlo él.

- No necesito un chupón, necesito tiempo, Jacky. – Casi suplicó. – Pasas el 100% del tiempo con Cas y eso no está bien.

El bebé frunció el ceño, como si no le pareciese suficiente tiempo para estar pegado al ángel, como si aún necesitará más de él.

- A este problema, propongo un acuerdo de horas. Por supuesto que estaremos al pendiente de tus necesidades también, pero podré acercarme con libertad. – Sacó libreta y lápiz, y revisó las propuestas en las que había pensado. – ¿Puedo tener al ángel durante tus horas de sueño?

Jack tiró el chupón y comenzó a hacer un mohín con su cara que denotaba que iba a llorar, o fingir llorar.

- ¡Bien! Descartamos esa. – Borroneó la primera línea y continúo. – ¿Fines de semana?

- ¡Ño! – Chilló, golpeando sus manitos en el sofá.

- Descartada también. – Bufó Lucifer. - ¿Qué tal si durante las horas de sueño, quitando las siestas, y los domingos? El resto del tiempo, Cas es todo tuyo.

Era una cruel mentira, porque se las arreglaría para acercarse al ángel en cuanto Jack se despistará, pero ya crecería su bebé para reclamarle eso. El bebé le miró por un tiempo, tal como él lo hizo antes, y aplaudió al final.

- ¡Yes! – Festejó su triunfo. - ¡Chócalas! – Extendió su palma al nephilim, para que el golpeará su mano.

Ya que la charla había acabado, Jack ya quería irse a jugar. Como pudo, estiró sus piernitas hacia el suelo hasta tocar firmeza, y deslizarse suave hacia abajo. Lucifer estaba feliz, hasta que escuchó al pequeño llorar. Pensó que se había caído al bajar del sofá, pero no era eso.

- ¡BUBÚ! – Era su chupón lo que había perdido.

Debajo de un mueble, luego de ser lanzado en tono de protesta, "bubú" se había ocultado. Apenas repaso con la tela de la camiseta el chupón y se lo pasó al bebé. Estaba sucio y Jack lo miró con incredulidad, comenzando a llorar segundos después.

- Mierda. – Refunfuño Satán, alzando al pequeño para llevarlo a lavar su "bubú". – Eres igual de quisquilloso que tu ángel. 

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