Terrorífico.

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Jack estaba acomodado sobre el regazó de Lucifer, quien se dedicaba a jugar un poco con él, aprovechando que estaba despierto. Castiel iba y venía de un lado a otro en la habitación, algo bastante común, pero ahora en exceso. Había ropa preparada sobre la cama, junto a pañales, y potes de crema o algo parecido.

- ¿Qué haces? – Interrogó Satán.

- Preparar el baño para Jack. – Dijo, sacando un par de cosas del bolso de bebé.

- ¿No es muy pequeño? – Observó al pequeño en sus piernas, no parecía muy preparada para eso.

- El cronograma de Kelly dice que es tiempo.

Lucifer tardó un segundo en entender que hablaba de un diario celeste que estaba sobre la cama también, con el nombre del nephilim en la portada. Para pasar el tiempo, colocó a Jack contra su pecho y se recostó para leer. Había toda clase de consejos, los días o meses estipulados para cada avance del bebé, su alimentación y hasta la forma correcta en que debía dormir. Pero, hacía el final, casi en la última página, había un papel suelto. Era un sobre, que aún no había sido sellado, por lo que Luci no dudó en leer la carta que contenía.

El sobre guardaba dos cartas separadas, una iba dirigida al ángel y la otra, a Jack.

- Deja eso donde estaba. – Ordenó Castiel, tomando al bebé para llevárselo.

El ángel quitó con cuidado la ropa del bebé y la apartó para lavarla luego, desnudez que puso de malhumor al pequeño. El arcángel dejó el diario sobre la cama y siguió al otro hasta el baño. La bañera de bebé estaba en la casa del lago de Jim, por lo que el ángel tuvo que improvisar, agradeciendo que Jack era pequeño y cabía perfectamente en el lavamanos. El agua tibia ya estaba espumante y lista para recibir al nephilim.

- ¿Puedo ayudar? – Intervinó Lucifer, apoyado contra el marco de la puerta.

- Puedes sostenerle.

Una vez más, Satán tuvo que seguir órdenes al pie de la letra. Él sostendría la cabecita del bebé fuera del agua y Cas se encargaría del resto. En cuanto el agua rozó la piel de Jack, este frunció el ceño, extrañado de la sensación tan conocida y distante a la vez; pero no hubo intentos de sollozos.

Solo serían un par de minutos que Jack parecía disfrutar, mirando a su alrededor con ojos curiosos, no estaría disgustado de pasarse toda la vida allí. Castiel finalmente lo sacó, envolviéndolo en su toalla y llevándolo rápidamente a la cama.

Le secó suavemente, evitando que cualquier rincón quedase húmedo y existiera la casi imposible posibilidad de que se enfermara.

- ¿Ahora qué? – Preguntó Luci, levantando un pote de crema extraña que el ángel ahora masajeaba contra el bebé. - ¿Qué demonios es esto?

- Crema humectante para bebés. Su piel es muy sensible a esta edad y necesitan cuidados especiales. – Explicó rápidamente.

- No sé por qué participó de estas cosas, es terrorífico. – Dramatizó, pasándole el chupón que Cas le pedía. - ¿Cómo es que estas tan tranquilo?

Castiel se detuvo a mitad, prendiendo los botones del entero de Jack. Miró a los ojos curiosos del pequeño, con su chupón haciendo parecer su cara más diminuta.

- También me asusta. – Confesó, volteando a ver al arcángel. – Pero tengo que hacer todo lo necesario para mantenerlo a salvo.

Entonces, el rubio recordó aquella carta firmada por Kelly. Ella, sin más que un par de momentos, había depositado toda su confianza en el ángel. Ahora era capaz de entender el por qué. 

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