La vuelta a casa.

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No estaban seguros qué pasaría, cómo se desarrollaría la situación, pero era algo que Kevin quería hacer. Tenía claro que su madre verdadera estaba muerta, y que él no era el hijo que esperaban en casa, pero nada perdían con intentarlo, ser un apoyo en el dolor de cada uno.

Castiel aseguró el bebé en su sillita, ya con los bolsos en la cajuela y Lucifer en el asiento del frente.

- ¿Qué haces ahí? – Exigió saber el ángel.

- Que el niño vaya atrás. – Dijo Satán.

Casi a empujones, pero Cas logró poner el auto en orden. Kevin aseguró su cinturón en la parte de adelante y Lucifer se negó a hacerlo, cruzado de brazos en la parte de atrás, junto al bebé.

- Diles que es una injusticia, Jacky. Estamos siendo discriminados por este ángel. – Habló al muy durmiente infante.

- Si lo despiertas, tú te encargas de dormirlo. – Amenazó Cas.

El viaje fue tranquilo, aunque no faltaron las paradas para cambiar pañales, alimentar o comprar algo para comer.

- ¿Quién es el papá? – Interrogó la muchacha que atendían en el local de la gasolinera, enamorada del diminuto ser en brazos del ángel.

- Yo. – Pronunciaron al unísono Lucifer y Castiel.

- ¡Oh! ¿Son pareja?

- Jamás. – Fingió asco el rubio.

- Ni en el peor de mis infiernos. – Dijo Cas.

Cargando las bolsas, Kev hizo un gesto de disculpa hacia la muchacha y se despidió siguiendo al par que peleaba por algo nuevo.

El auto se estacionó frente a la casa de Kevin, que al parecer estaba en el mismo lugar de este lado del universo. A través de la ventana, podía ver a su madre limpiando cosas, esa que en su hogar era solo un recuerdo borroso.

- Hablaré con ella primero, ¿Si? – Ofreció Cas. – Será demasiado si solo te apareces frente a ella.

Así fue que se hizo, mientras los nervios carcomían a Kev. No podía esperar a que Cas le llamará para entrar, era irreal todo lo que estaba pasando aunque su vida ya lo fuese hace tiempo. Jack iría con Castiel, por mucho que Lucifer dijera que podía cuidarlo.

No fue fácil decirlo, pero Cas tuvo que poner toda su experiencia en práctica para explicar la situación lo mejor posible. La señal fue dada y Kevin tomó todo el aire que sus pulmones podían abarcar antes de bajar del auto hacia la casa. Por supuesto que Luci le siguió de cerca, atento a todo el drama.

Puede que todo pareciese tan distinto aquí y allá, pero su madre era exactamente la misma, y Kevin no podía apartarse de su abrazo. Castiel estuvo a punto de empujar a Satán afuera, para que se retiraran sin interrumpir el momento, pero la señora Tran se los impidió.

- Quédense a comer algo. – Propuso, apartando las lágrimas de su rostro.

- ¡Por supuesto! – Aceptó el rubio.

- Lucifer. – Reprendió Cas.

Finalmente se quedaron y la noche llegó pronto. El cuarto de invitados quedó absolutamente disponible para Cas y su bebé, al igual que cualquier otra cosa que necesitará. El ángel observó afuera desde su ventana, a la inmensa oscuridad. Ya nadie parecía seguirles ni se sentía en peligro; quizás Lucifer tenía razón al decirle que demonios y ángeles se rehusarían a regresar a atacarle sabiendo que estaban con él. Pero las cosas volverían a ponerse peligrosas cuando se enteraran de que el arcángel no era el mismo de siempre, y eso duplicaría el precio de su captura.

Jack se quejó y le prestó su mano para hacerle saber que estaba allí.

- Tranquilo, cariño, encontraremos la forma de librarnos de todo.

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