Hijo de Satán... y Cas.

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La primera idea de Lucifer fue exponer todos sus argumentos por los que se negaba rotundamente a arriesgar a su hijo o a sí mismo; pero al ver la angustia en el ángel, prefirió tirar abajo su plan. Los Winchester estaban afuera, esperando una decisión; Jack jugaba en su corralito, ajeno a todo dilema; por lo que Castiel y él podían tener una conversación realmente seria.

- Hey, - Llamó la atención del menor. – puedo simplemente ir yo, no hay que pensarlo mucho.

Al menos, provocó una suave sonrisa en el ángel.

- Gracias. – Suspiró. – Pero Claire es mi responsabilidad también, y si el caso es que necesitáramos de Jack... No se...

Sin dejar que siguiera torturándose a sí mismo, Lucifer tiró del morocho hasta sentarlo en una silla. Ubicó otra frente a él y se sentó también.

- Iremos allá, veamos cómo está el asunto, y tomemos una decisión. – Propusó, tomando las manos ajenas entre las suyas. – Juntos, como siempre hemos estado los tres.

- Y si...

- Si lo arruinamos, lo arreglamos juntos también. – Habló antes que el otro. – Antes estabas solo con un montón de responsabilidades, Cas, pero ahora estoy aquí. Soy un desastre en estas cosas, pero al menos podemos repartir culpas. – Sonrió divertido.



Era extraño volver a casa luego de un tiempo considerable. Lucifer ayudó a Jack a bajar pacito a pacito las largas escaleras, mientras Castiel se ponía al tanto de la situación.

- ¿Seguro que no quieres que te alcé? –Interrogó al infante.

Jack elevó su mirada a su padre, frunció el ceño y volvió a su bajada lenta pero segura por las escaleras.

- Qué carácter. – Rio Satán.

Al parecer el asunto era realmente grave. Los rubios llegaron abajo para toparse con muchos cazadores y demás reunidos en torno a las mesas de la biblioteca, poniendo toda su sabiduría para resolver este enorme caso.

- ¿Qué quieres? – Preguntó Luci al menor, agachándose a su altura. - ¿Biberon de agua, leche o Coca-cola?

Pensó que Castiel no lo escucharía, pero de repente las voces se callaron y escuchó claro y fuerte al ángel.

- No le des Coca-cola. – Ordenó el morocho, amenazándolo con la mirada.

Lucifer refunfuño por lo bajo, tomó a su hijo, el bolso de bebé y desapareció en la cocina.

- Ese hombre no nos deja vivir, Jacky.

Los cazadores estaban demasiado entretenidos en sus problemas como para controlar que Lucifer y su nephilim no se robaran los cereales. Sin leche ni otros ingredientes, directamente de la caja, Jack metía su manito para comer Krunch Cookie Crunch.

Un sujeto entró, tomó una cerveza y se sentó frente al par.

- No creo que eso sea tuyo. – Habló a Lucifer.

- Intenta acusarme antes de que chasquee los dedos y te desaparezca de la faz de la tierra. – Amenazó Satán.

Jack, al ver que no podía decir algo tan genial como eso, sacó su lengua para burlarse del otro. El desconocido rio al tierno gesto.

- Me cae bien tu hijo. – Se sinceró. – Soy Benny. – Ofreció su mano al infante.

Cas le había educado bien, Jacky sabía que debía ser amable y saludar correctamente, por lo que estiró su manito para tomar el apretón.

- Ja'. – Intentó decir su nombre.

- Se llama Jack. – Apoyó el poco vocabulario su padre.

- Hijo de Satán, ¿Eh?

- Y Cas. – Corrigió el nephilim, con esas palabras muy claras para él. 

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