Ángel perdido.

668 80 10
                                    

Usualmente, Jack nunca llegaba a despertar en llanto, porque Castiel conocía sus horarios y estaba atento a cada movimiento que significara que tenía hambre. Sin embargo, no podía tener menos importancia ese punto, quizás el ángel estaba ocupado lavando algo o de compras. Lucifer miró al reloj, medio dormido y dándole el biberón a Jack. Se balanceó de un lado a otro, sirviendo de somnífero para el nephilim, entonces lo vio.

- ¿Qué mierda...?

Había un post-it pegado a la puerta, del que no se percató en los veinte minutos que llevaba calmando al bebé.

"No salgan de aquí por ningún motivo en el mundo.

Estaré bien.

Cas."

Ok. Esto daba otro color a las cosas. Algo había sacado al ángel de esa habitación, algo no muy bueno, y Lucifer se debatía entre ir a por él o quedarse con el niño. Podía salir, y sabiendo que su gracia era un suspiro, poner en peligro a Jack. O podría quedarse; siendo Castiel su única conexión con el mundo exterior, en algún momento se vería obligado a salir. No sentía un buen presentimiento, algo le decía que Cas no regresaría.




Su visión de Sam y Dean se volvía borrosa a ratos, su cuerpo completo dolía; cuando llegó, no tenía idea a lo que enfrentaba.

- Repito, Cas, debiste haber traído al niño. – Dijo Asmodeus, girando profundo una espada de ángel en el hombro del morocho. – Ahora, vas a volver a por él y más te vale traérmelo.

Castiel, con sus pocas fuerzas, negó repetidas veces. Podían hacer lo que quisieran con él, matarlo allí mismo si querían, pero jamás les entregaría a Jack.

- ¡Vamos! Anímate. hasta podría dejarte criarlo si te portas bien. – Rio con sorna el demonio. – Y podría dejar vivir al par de allá atrás, todo depende de lo que decidas, angelito.

- Jamás... - Respondió en un hilo de voz. – permitiré que lo toques.

- Lucifer lo manipulará a su antojo y podrás verlo a los ojos mientras tú pequeño bebé te mata, ¿Prefieres eso, Castiel?

Era difícil de aceptar, pero confiaba más en el arcángel que en cualquiera. Había visto la forma en que miraba a Jack, como si una absoluta obra de arte estuviese enfrente. Le había escuchado prometerle al nephilim que no dejaría que siguiera sus pasos. No estaba seguro si Lucifer cambiaria de opinión en cuanto su gracia fuese la misma de siempre; pero el arcángel que estaba en estos momentos con su bebé en un motel esperándole para cenar, ese ser jamás sería capaz de condenar a su hijo a la oscuridad infinita de la maldad.




Una hora después, Jack lloraba con todas sus fuerzas, percatándose de la ausencia del ángel por demasiado tiempo.

- ¿Qué hacemos, Jacky? – Preguntó, intentando distraerlo con el chupón y observando afuera. - ¿Qué demonios hacemos ahora?

Necesitaban a Castiel. Jack solo veía la tranquilidad en él y, en estos momentos, Lucifer también. No podía salir en medio de la noche con un niño, con un nephilim que sería una luz para insectos en cuanto a seres sobrenaturales, pero... ¿Cómo iba a hacer que Cas regresará sino era así?

El repentino silencio del nephilim llamó su atención. Los ojos del bebé brillaron en dorado y Lucifer no comprendía que es lo que hacía. 

Our Son.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora