El fin. - Parte 1.

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No habían podido usar suficiente gracia para dejar el portal abierto por tiempo suficiente, pero Sam tenía la habilidad y el conocimiento para reemplazar a Rowena y rehacer el hechizo desde este lado. Sin embargo, eso tenía que esperar hasta el próximo día.

Jack y Nathan estaban absolutamente dormidos, en una pequeña cuna improvisada que debían compartir. Sam y Dean estaban entretenidos charlando con Bobby. A lo que Lucifer, Castiel y Gabriel se dedicaron a hacer rondas por la noche y que todos descansaran apropiadamente. Caminaban en los límites de la barrera colocada por Lucifer, sabiendo muy bien que los ángeles se sentirían atraídos por toda esa nueva energía rondando su mundo.

El ángel estaba en medio de los arcángeles que discutían por cualquier tontería, llenando el ambiente de indirectas, sarcasmo y mucho rencor.

- Ya es suficiente. – Pidió Cas. – No escuchó nada relevante si ustedes dos no se callan.

- Él no me comprende, mi amor. – Dijo zalamero Lucifer, pasando su brazo por encima de los hombros de su pareja.

- ¿Yo te tengo que comprender? – Reclamó lleno de indignación Gabe.- Explícame de manera que suene sensato formar una familia como la tuya.

- Eso es porque tu...

- ¡Shhh! – Interfirió Castiel. - ¿Escucharon eso?

Era como un silbido lejano en sus sentidos celestiales, como algo rompiendo el aire y provocando un sonido chirriante. Al mismo tiempo, los tres elevaron su mirada al cielo, viendo algo parecido a una estrella.

- ¿Hay meteoritos en este mundo? – Preguntó Gabriel.

- No creo que eso sea un meteorito. – Dijo Castiel.

Esa cosa era una bola de fuego, más bien de gracia. Se acercaba rápido, rompiendo el silencio del bosque y directo hacia ellos. Los arcángeles empujaron hacia atrás a Castiel, elevando sus manos para suavizar el golpe de esa cosa en la barrera.

Pero el silbido seguía allí, ese no era el único ataque. Pronto la barrera comenzó a vibrar, denotando que ese no era el único frente por el que estaban atacando.

- ¡Mierda! ¡Gabriel, que empiecen con el maldito portal! – Ordenó Lucifer.

Su hermano desapareció al instante, dando aviso a los humanos que era tiempo de irse. Con su vista clavada en aquellas esferas de energía acercándose, Lucifer y Cas se sostuvieron las manos, compartiendo sus gracias como en un suelo cuerpo, sirviendo de refuerzo para la barrera.

- Nunca había tenido tanto miedo. – Confesó Lucifer.

- Ahora ambos tenemos mucho que perder... - Completó Castiel.

En la cabaña de Bobby, Nathan pasó a brazos de Dean, mientras Gabriel cargaba a Jack. Habían discutido lo del portal y querían llevarse a todos los refugiados a la paz de un mundo sin Michael, así que todo el mundo estaba en marcha.

- ¿Dónde está' papás? – Interrogó Jack, restregando sus ojos.

Gabe pensó que vendrían detrás de él, o que al menos Castiel se aproximaría, pero ambos se quedaron frente a la barrera, juntos. Y no supo que decirle a su pequeño hijo. 

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