Secreto de tres.

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Castiel había ido a ver a Claire y Jody, parecían estarlo sobrellevando lo mejor posible, pero preferían seguir encerradas hasta poder estar tranquilas de que nada pasaría. Sam le habló de sus cambios de humor que terminaron por lastimar a algunos de sus compañeros de caza y de los pocos avances que tenían en esto. La decisión de tomar o no la sangre de Jack aún estaba en sus pensamientos, tenía que discutirlo con Lucifer y sopesarlo bien.

Habían regresado a su antigua habitación, aunque ya no estaba tan repleta de cosas de bebé. El nephilim estaba tratando de subir a la cama por sus propios medios, mientras Lucifer le observaba recostado en ella.

- ¡Vamos, Jacky! ¡Vuela! –

Pero Jack no parecía estarlo escuchando. Dejó por completo sus intentos cuando Castiel entró, lanzándose inmediatamente a brazos del ángel. No le había visto mucho durante el día, mientras Cas se encargaba de los problemas y ambos le extrañaban mucho.

- ¿Cómo van las cosas? – Preguntó Lucifer.

El ángel se sentó a su lado en la cama, con Jacky aun abrazado necesariamente a él.

- No están muy seguros de nada. Solo esta intentar. – Confesó. – Rowena dijo que el procedimiento era simplemente sacar un poco de sangre de Jack, que no debería de afectarle directamente, ni siquiera a su gracia. Pero...

- Tampoco están seguros de eso. – Completó el arcángel. – Pues no importa, - Tranquilizo. – lo prueban en mí, y si todo va bien, Jack lo estará.

Cas suspiró. Era tan pequeño y pudo tan fácilmente librarse de procedimientos médicos por su condición de nephilim, y ahora tenían que sacarle sangre por salvar a gente de la que no tenía conocimiento. Sentía que lo estaban utilizando u obligando a hacer algo en que no tenía poder de decisión. Lucifer pensaba igual.

- Me han mostrado lo rápido que esto está avanzando y... no quiero que salgan demasiado de aquí, Lucifer.

- Pues estamos conectado, pensé en lo mismo. – Apoyó el rubio. – Si esa cosa es tan contagiosa como creemos, no sabemos qué tan a salvo esta Jack.

- Y tú. – Corrigió el ángel.

Podía ser Satanás y quien se le diera la gana ser, pero era peligroso para él también. Cas no podía evitar preocuparse, ahora sus sentimientos eran claros y con Winchester o no cerca, eran pareja y no iba a ponerlo en riesgo.

- Si lo pones así, ¿Qué hay de ti? – Objetó el mayor. – Los tres tenemos que ser cuidadosos.

Jack dormía entre ambos, como siempre, pero ahora la cama parecía más amplia. Castiel tenía la mano de Lucifer sobre su cintura y su rostro tan cerca como el pequeño cuerpo del bebé les permitía estar. Los Winchester habían preguntado cómo iba su vida con el par de rubios y...

Cas intento no ser tan obvio ni mentir demasiado.

No temía que les juzgaran, porque ya no vivía con ellos y no creía que necesitará de su amistad para seguir con su proyecto de familia, aunque le dolería mucho. Pero seguir siendo un tema difícil de exponer, no podía simplemente decir: "Oh, por cierto, Lucifer y yo somos novios", como una noticia tonta. Tampoco creía que la situación era la más oportuna, teniendo a amigos muy enfermos y a Jack medio de todo eso.

No era su mayor problema ahora, pero debía tenerlo en cuenta si iban a quedarse un par de días en el bunker. 

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