Prevenidos.

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Con su frente pegada al agarre del carrito de supermercado, Lucifer se dejaba arrastrar por el tirón de Castiel como un tren de juguete. No había pasado ni un mes desde que estuvieron allí, y volvían de compras. El ángel, sintiéndose mejor, había despertado temprano a todo el mundo para ir en busca de todo lo necesario para el nuevo integrante de la familia, aunque muchas cosas serían heredadas de Jack.

- Falta mucho. – Se quejó Lucifer, engullendo cereal e intentando no caer dormido sobre el tazón.

- Mejor prevenir.

Además, era algo que hacía mucha ilusión a Cas. Más allá de la emoción de un hijo, ese tipo de compras era especial. La última vez que había ido una, fue con Kelly y su enorme pancita. Ella era tan cuidadosa en comprar cada cosa, y a la vez tan insegura de no saber si realmente era el producto correcto para su bebé.

El tiempo había pasado rápido, y ahora Jack corría por los pasillos, siempre manteniéndose cerca de Castiel y ayudándole a elegir cosas. El ángel se hincó en busca de una de las marcas que estaban más abajo en la góndola, Jacky se puso a su lado e intento leer la etiqueta también.

Castiel miró a su lado, a la cascada de rulos rubios y ojos curiosos a su lado. Había pensado que Jack era un desafió que nunca podría superar, se lo confeso a Kelly en su momento. Una parte de ese reto fue hecha, y aún no podía creerlo.

Sin embargo, aún era un bebé que necesitaba de toda su atención. Pronto cumpliría dos años, y eso no significaba que le necesitaba menos. ¿Cómo iba a lograrlo cargando con un recien nacido?

Y supongamos que muchos padres y madres lo hacían solos, incluso sin una pareja. Pero Jack y el nuevo bebé no serían normales jamás, y también era un peso que Castiel y Lucifer tenían que asumir. Jacky necesitaba un guía, el nuevo bebé tambien. ¿Iba a poder ser el de ambos?

- Hay con dibujitos. – Aportó Lucifer, casi totalmente apoyado en el carro y mirándolos desde lo alto. - ¿Por qué no compras esas?

- ¡Bibujitos! – Apoyó su idea Jack.

- Bien, compraremos con dibujitos. – Sonrió Castiel.

Nada parecía ser fácil en la vidas de estos tres, un nephilim, un ángel y un arcángel, y muy pronto agregarían a un nuevo integrante.

- ¿Esta vez sí podemos llamarlo Lucifer jr.? – Dijo Satán, sonriendo inocente.

- Nunca.

- ¿Castiel jr?

- Nop.

- ¿Jack 2.0?

- Tendrás que pensar un nombre más original. – Rio el ángel. – Cabe la posibilidad de que sea niña, ¿Sabes?

- ¿Una... niña?

El arcángel no había pensado en ese resultado. Algo explotó en su cabeza. Estaba claro que sería tan adorable como el pequeño Jack, pero una niña requería de otro tipo de tratos. Su mente se llenaba de vestidos, princesas y corazones, y a decir verdad, asustaba un poco. Jack era sensible, en todos los sentidos de la palabra, y solo últimamente había soltado un poco el agarre que mantenía a sus padres. Pero, calculaba que una niña sería igual o peor.

No solo debía ser cuidadoso por eso, sino que también tendría que lidiar con los celos de Jack, porque era tremendamente posesivo con lo que consideraba suyo.

Esa casa sería un caos, eso era seguro, por más que fuese niño o niña. Volteó a ver al bebé que estaba feliz de estar en brazos de Cas, y estuvo seguro de que no estaría tan feliz cuando supiera que otro niño o niña venía en camino... 

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