Harto.

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Con ayuda de papá y con mucho temor por haberse caído recientemente, Jack se mantenía sobre sus pies. Aun no estaba listo para dar un paso, pero al menos flexionaba sus rodillas, en un intento de saltitos.

- ¿Qué es eso? ¿Tú nuevo bailecito? – Rio Lucifer, contagiado de la carcajada del bebé por tremenda hazaña.

Desde su lugar en el suelo, sentado sosteniendo a Jack, intento ver a Castiel por la ventada. No lograba verle demasiado, más que solo un poco de su gabardina. Hace un rato su teléfono había sonado y el ángel salió corriendo afuera.

No era extraño que atendiera llamadas de los Winchester lejos de su presencia, de la misma forma en que peleaban a espaldas de Lucifer. El por qué no estaba claro para el arcángel, pero sospechaba que simplemente no quería que escuchara todo lo que tenían que decir sobre él.

Mantuvo su curiosidad a regla y espero a que Castiel entrara, distrayéndose con los juegos de Jacky.

- ¿Tienes hambre? – Preguntó al pequeño que intentaba huir hacia la cocina gateando. – Vuelve aquí.

Uso el mismo modus operandi de Jack y gateó hasta el pequeño. Cuando atrapó su piernita, el pequeño rio divertido y se sentó para verlo.

- ¿Qué es eso de escapar de tu padre?

La puerta se abrió y cerró, llamando toda la atención de Jack hacia ella. En cuanto vio a Castiel, estiró sus bracitos a él y emitió una especie de intento de llanto. El ángel le levanto en brazos, pero ya no estaba tan animado como había salido por esa puerta.

- ¿Qué querían ahora? – Dijo Lucifer, estirándose tan largo como era sobre el suelo frio.

- Solo saber cómo estábamos. – Mintió.

- ¿Y decirte lo mierda que eres por no seguir sus mandatos al pie de la letra?

No fue exactamente así, pero Cas no pudo objetar nada. Fue a la cocina, cargando con Jack, para prepararle su biberón.

- El que me ignores solo lo confirma. – Dijo Luci, tan bajo que el ángel casi no le escuchó.

Como buen padre de familia, Satán se puso a ordenar los juguetes que su hijo había disperso por toda la casa.

- Lo llevaré a dormir. – Anunció Cas, antes de subir por las escaleras con Jack recostado en su hombro.

- Bye Bye. – Saludo abriendo y cerrando su palma, provocando una sonrisa en el bebé.

No esperaba que sonara, pero Cas lo había dejado sobre la mesa y fue justo eso lo que hizo. El celular del ángel rezaba "Dean" en la pantalla y Lucifer cortó la llamada sin pensarlo. Subió al cuarto, llevando los juguetes para dejarlos en el baúl de Jack.

Castiel había encendido la música de una cajita musical y esperaba, apoyado en la cuna, hasta que el infante cediera al sueño. Luci puso su mano sobre la cintura del menor para llamar su atención.

- Apagaré las luces. – Susurró, a lo que el otro asintió.

Podría usar sus poderes, pero había prometido no hacerlo, por lo que tuvo que revisar que todo estuviese bien cerrado y apagar las luces comenzando por la cocina. El celular de Castiel volvió a sonar, con el nombre "Sam" en su contacto esta vez.

Estaba harto de ese jueguito de niños. Tomó el aparato y lo destrozó solo con su fuerza.

- ¿Qué haces? – Reclamó el ángel bajando las escaleras.

- Si tanto les importas, que vengan hasta aquí y te digan a la cara toda la mierda que piensan de ti. – Objetó con ira. – Ellos no ven lo que causan, pero yo y Jack sí, y ya me canse de que vivas pensando en lo que ellos quieren o no.

La luz se apagó y Lucifer se marchó a su habitación, dejando a Castiel en la oscuridad. 

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