Divertido caos.

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Cargaba con la ropa para lavar cuando lo vio pasar y perderse hacia la cocina gateando lo más rapido que su cuerpecito le permitia.

- ¡Lucifer! – Llamó el ángel. - ¿Por qué Jack anda solo por el bunker?

El rubio temió enfrentar al otro, pero finalmente se asomó desde la habitación.

- Estaba... viendo algo importante. – Se apresuró a correr y buscar al bebé.

- Estabas viendo tu serie.

- Jamás. – Negó de inmediato, pero la cara de Cas evidenciaba que no iba a creerle.

Últimamente, el juego favorito de Jack era escaparse de sus padres, por simple amor al arte. Se reía divertido cada vez que alguien le atrapaba e intentaba reprenderlo, sabiendo que lo volvería a hacer.

Hoy, se daría una reunión muy importante a la que habían sido invitados todos. Era una especie de fiesta en la que asistirían todo tipo de personalidades de mundo sobrenatural. Obviamente los Winchester no querían faltar, con la sospecha de que algo turbio se planearía ese día justo frente a sus narices. Castiel se negaba rotundamente a ir y llevar a Jack consigo, aunque ambos hubiesen recibido las invitaciones con los apodos del "El ángel caído favorito de Dios" y "El nephilim más poderoso de todos los tiempos".

- ¡Vamos, Cassie! ¿Qué puede salir mal? Jack y yo somos los más poderosos que asistirán a esa fiesta. – Animó Lucifer, ansioso porque alguien molestara a su hijo y desatara el caos en medio de la fiesta.

- Es solo un bebé. – Objetó el ángel, con su mejor expresión de enfado.

- Lo sé, pero a menos que este el mismísimo G-O-D allí... Poco pueden hacernos.

Les costó el día enteró convencerlo, pero Castiel terminó asistiendo a la maldita fiesta. El sujeto de la entrada les había pedido dejar sus armas, por lo que dejaron solo las visibles, manteniendo las ocultas a mano y listas para usarse. Todos parecían tener su mirada sobre el bebé, a lo que el ángel cubrió con la capucha de su suéter a Jack, como único recurso.

Nadie se atrevía a acercarse a aquella mesa, menos con la mirada asesina de Lucifer y Castiel inspeccionando a todo el mundo. La comida se sirvió, pero Cas no permitiría que su hijo tocara nada de eso que servían especialmente para él.

- ¿Trajiste algo para el bebé? – Interrogó Sam, como si no conociera al ángel.

A los minutos, Jack mordisqueaba un plátano, con sus ojos yendo de un lado a otro de todos los tipos de seres a su alrededor.

- Es una ternura. – Dijo Rowena al acercarse a ellos.

La bruja les había ayudado muchas veces, pero cuando pidió cargar a la criatura, Castiel se negó. Estaba aferrado al bebé con todas sus fuerzas, y nadie le iba a quitar a Jack de su regazo.

El lugar estaba tranquilo para ser el tipo de reunión que era, lo cual fue contraproducente, ya que esto aburrió a Lucifer. En algún momento el arcángel le tiró una bolita hecha de servilletas a un hombre lobo, que culpo al vampiro de la otra mesa...

Y todo fue un caos.

Volaron platos, sillas, centros de mesa, y todo lo que estaba al alcance. Con premeditación, Lucifer apartó al ángel y el bebé de la zona roja del conflicto. Evitó todos los golpes, pero no aquel que Castiel le dio por comenzar tremenda matanza.

- ¿Crees que es divertido poner en peligro a tu hijo? – Reclamó el menor.

- Jack está feliz. – Señalo al pequeño que reía de a ratos y mordisqueaba su plátano en otros.

Mientras el fuego del caos se aquietaba, Luci comía papas en su rincón. No quería participar, su don era crear problemas, no ser parte de ellos. Pero un sujeto le gritó algo de "Sumiso del angelucho" y Lucifer tuvo que ir a por él.

Castiel se sentó en una de las sillas a un costado, allí donde no molestará a los contrincantes; hasta Sam y Dean parecían tomar esto como un entrenamiento. Todo era sangriento, divertido y risitas de bebé, hasta que una mesa voló contra el ángel.

Sin pensarlo, Cas se dio la vuelta y puso todo su cuerpo para proteger al bebé, pero fue Jack quien lo protegió a él.

Un momento de silencio, en que todo pareció ir más lento; y luego el mundo estalló en luz.

El ángel abrió los ojos y vio el lugar completamente colapsado, como si un tornado hubiese luchado por arrancar paredes y el techo. Todos los invitados estaban sumidos en la inconciencia, y probablemente despertarían sin saber qué fue lo que ocurrió. Sam y Dean estaban tirados sobre trozos de madera, se levantaron lento, sintiendo cada musculo reclamarles.

- ¡Wohoo! – Gritó Lucifer al otro lado de la sala. - ¡Ese es mi niño!

Jack rió ante el show de su padre y miró a Castiel con su sonrisa divertida, esperando una felicitación de su parte tambien.

- ¡Papá! – Gritó, intentando imitar los brazos levantados de Satán. 

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