Lo sabemos.

690 75 13
                                    

Transportar el mundo de cosas para bebé que tenían en el auto hasta la habitación, fue un verdadero desafió. Se sumó a que Jack no parecía muy feliz con permanecer en brazos de Dean en vez de los de Castiel.

El bebé seguía resistiéndose al contacto con el cazador cuando Cas terminó de acomodar las cosas, pero se calmó inmediatamente al saber que volvía a estar con el ángel. Usualmente, Dean era bastante bueno con los niños, pero este jamás mostraría simpatía a quien no fuera Cas o Lucifer. Y, a decir verdad, esta escena divirtió bastante a Sam.

Los Winchester miraban impresionados lo habilidoso que se había vuelto el ángel, preparando un biberón con Jack posado sobre su hombro, a la vez que se balanceaba suavemente. Era algo que significaría un reto para cualquiera, pero Cas estaba entrenado con tres meses cargando con el pequeño.

Con el bebé más tranquilo y probando su biberón, finalmente se sentó después de un día agotador. Las miradas de los cazadores cayeron en él, mientras Lucifer seguía comiendo obviando la situación.

- ¿Qué? – Interrogó Cas, dándose cuenta un poco tarde que lo observaban.

- Haces que ser padre se vea fácil. – Rio Dean. – Y yo me creía bueno cuidando niños.

- Y Jack parece bastante feliz. – Comentó Sam, observando al bebé.

El nephilim observó la mano que se acercó a tocarlo, mano que no pertenecía a Castiel, y comenzó a patalear para apartarla. La mantita sobre su cuerpo impedía que el bebé pudiese hacer mucho, pero Sam captó el mensaje, apartándose.

- En realidad, Jack me lo pone fácil. – Sonrió el morocho, acomodando la mantita que se había apartado. – Es bastante tranquilo, aunque hoy a estado un poco estresado.

No había nada de malo en el niño y ambos Winchester lo veían. No eran como esas historias del anticristo en que notabas la maldad en el niño con solo verle, o incluso traía características propias de un demonio que la humanidad había plasmado con cuernos y piel rojiza. Jack era solo un bebé, algo caprichoso, pero lo normal a esa edad.

Pero entonces, pensaban en Lucifer, comiendo tan tranquilamente como un humano cualquiera. Si no le conocieran, quizás también pensarían que era alguien normal y corriente, sin atisbo de maldad. ¿Y si se equivocaban con el bebé? ¿Si era tan Lucifer como su genética podía hacerlo?

Sam guardaba la esperanza que ese vínculo que Jack tenía con el ángel fuese lo suficientemente fuerte para borrar cualquier posibilidad de que su camino se torciera. Y Dean debía aceptar que veía una confianza en Castiel que no veía en años por algo que defendía, era como si estuviese luchando por la humanidad una vez más. Esas cosas, esa amistad con Cas, les permitía ceder solo un poco de confianza.




- Estar aquí es horrible. – Dijo Lucifer, ya recostado con el bebé y no tan seguro de nada. – Siento que no estará en cuanto abra los ojos. – Confesó en susurros, a un Cas apostado en un sofá individual leyendo.

- Estaré aquí por cualquier cosa, lo sabes. – Prometió, pasando página.

Lucifer sonrió, cerrando los ojos al igual que Jack entre sus brazos.

- Estarás ahí. – Susurró entre la realidad y el sueño profundo. – Lo sabemos. 

Our Son.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora