Hoy es el día. El día en que pasare de ser Bel Deep y a Bel Mathers. ¿Emocionada? Ni siquiera yo misma sabía cuál era mi estado emocional en estos momentos. Al despertar, lo primero que escuché fue el alboroto en casa, en la planta baja donde mi madre junto a algunos decoradores y familiares estaban preparándolo todo.
Toda mi familia y la de Marshall estarían allí. Mis padres se habían hospedado en mi casa, mientras mis tíos, primos y abuelos, lo habían hecho en un hotel cercano a mi casa; al igual que los familiares de Marshall. Él se habia ido una semana antes a la casa de un amigo suyo, ya que Katy decía que era mejor no vernos hasta la boda.
Katy estaba histérica, corriendo de un lado para otro, Alison estaba conmigo ayudándome con el peinado y con el vestido. Mi madre, seguía dando órdenes a los ayudantes, decoradores y demás personas que estaban allí. Podía escuchar sus gritos por todos lados, como algunos de ellos me hacían reír.
- Eres la novia más hermosa que he visto, Bel - susurró Alison una vez que terminé de arreglarme y salí del baño donde me estaba vistiendo.
- Me siento extraña, ¿sabes? Nunca me imaginé casarme tan joven.
- Es normal Bel, pero piensa que hoy será el día más feliz de tu vida. Y que, a partir de hoy, serás feliz por el resto de tus días. - Sonreí ante las palabras de Alison y la abracé fuerte.
- Estoy tan nerviosa. ¿Y si algo sale mal? Mi madre me mataría si me cayera al caminar por la iglesia o si me desgarrara el vestido con algo. - Ambas reímos. - Me he acostumbrado a que, cada vez que estoy feliz, en mi vida pasa algo que lo estropea todo. ¿Por qué este día seria la excepción Alison?
- Porque ya no hay nada que pueda hacerte daño. No hay marcha atrás, no tengas miedo Bel, todo saldrá de lujo.
Asentí algo más segura, pensando que quizá el día de hoy, todo saldría más que bien.
Katy entró a la habitación, avisando que era hora de bajar para irnos a la iglesia donde Marshall, mi padre y los demás invitados estaban. Sonreí nerviosa una vez que bajaba por las escaleras, donde al final de ellas me esperaba mi madre con los ojos lagrimosos.- Estoy tan orgullosa de ti Bel, y de la mujer en que te has convertido. No puedo creer que ya estés dando este paso tan grande. Y, ¿sabes lo que más feliz me pone? El que yo, pueda presenciarlo.
- Creo que me dará un ataque mamá. - reí nerviosa. Su móvil comenzó a sonar y cuando respondió, su cara se descompuso. - ¿Qué ocurre??! - pregunté alarmada.
- Es tu padre, dice que ha habido un problema en la iglesia y que se ha incendiado una parte por lo que no podran casarse ahí.
- Lo sabía. - bufé y me dejé caer en el sofá de la sala. - ¡Sabía que algo iba a salir mal! Siempre me sale todo mal. ¿Qué haremos ahora Mamà? - pregunté mientras notaba como mis ojos se cristalizaban lentamente.
- ¡Yo tengo una idea! - gritó Katy saliendo de la cocina, sonriendo. - Señora Deep, tome esta dirección y lleve a Bel allá. Yo haré unas llamadas y en una hora más o menos, estará todo arreglado. ¡Rápido, tenemos poco tiempo! - gritó a la gente que estaba allí y desapareció de nuevo.
Jugaba nerviosa con mis manos mientras mi madre me llevaba al lugar que Katy le había dicho. Según mi madre ya quedaba poco para llegar, llevábamos casi una hora en el camino y yo ni siquiera sabía qué lugar era. Lo único que mis ojos contemplaban era una casa enorme alejada de todo, escondida en un pequeño bosque precioso; lleno de árboles y flores bellas.
El coche se adentró un poco más en el pequeño bosque y pude apreciar como toda la gente estaba en ese lugar. Sillas de color rosa claro estaban posadas en el prado, donde los invitados se había sentado. Delante de éstas, un pequeño altar decorado con flores y globos colgados de los árboles cercanos. Mi madre aparcó el coche y ambas bajamos de él, encontrándonos con Katy y Alison, las cuales nos esperaban sonrientes y ya con sus propios vestidos adornando sus cuerpos.
- ¿Qué es todo esto Katy? - pregunté asombrada y emocionada.
- Un gran amigo de mis padres tiene esta casa sin habitar, y justo es aquí donde ellos se casaron. Cuando escuché a tu mamá decir que la iglesia se había incendiado, recordé este hermoso lugar y me pareció una excelente idea.
- Pues pensaste estupendamente amiga. No sé cómo podré agradecerte todo ésto. Este lugar es hermoso y perfecto. - Sequé una pequeña lágrima que se había escurrido por mi mejilla.
- No tienes que agradecerme nada Bel. Esto lo he hecho por ti y por tu felicidad. Además, no costará ningún céntimo, es lo bueno de tener contactos. - ambas reímos y mi madre agarró mi mano fuertemente.
- Es la hora Bel. Tu hora. - sentenció cuando vio a mi padre aparecer. - Tu padre te llevará, ya lo sabes. Por favor, no hagan nada que estropee las cosas. - Mi padre y yo reímos ante aquella obsesión de mi madre por mantenerlo todo perfecto.
Las chicas se posicionaron detrás de mí, mientras mi madre corría a sentarse en su lugar. Mi padre me abrazó antes de ofrecerme su brazo. Enrollé mi brazo con el de mi progenitor y suspiré nerviosa. Era la hora, el momento.
Mis pies comenzaron a moverse al ritmo de la suave melodía que tocaba una mujer con su violín. Mordí mi lengua para no soltar un grito de emoción, ya que mi madre se pondría histérica por mi culpa. Observé a Marshall desde lejos, mientras me acercaba cada vez más a él. Tenía las manos en su espalda y yo misma podría jurar que estab nerviosa ya que jugaba con ellas.
Cuando Marshall me miró, sin poder evitarlo le saqué la lengua en un gesto demasiado infantil. Él rió junto con las demás personas.
Mis pies dejaron de moverse, mi padre me apretó la mano antes de soltarme. Le dijo algo al oído a Marshall y luego se fue a sentarse al lado de mi madre. Katy y Alison se posicionaron a un lado de nosotros y al otro, se posicionó Joshua. Marshall me guiñó un ojo haciendo que me sonrojara levemente.
El cura que nos casaría nos miró sonriendo y comenzó a recitar algunas palabras antes de comenzar a cambiar nuestras vidas.Al terminar la ceremonia, todos aplaudían efusivamente, gritando felicitaciones mientras algunos nos tiraban flores.
El tiempo se me había pasado realmente rápido, de un momento a otro ya estaba casada con Marshall y no podía creerme lo feliz que era en estos momentos.Todos nos dirigimos al pequeño local donde comeríamos y luego se celebraría una pequeña fiesta, todo preparado por mi madre.
Yo no paraba de sonreír, Katy me llevaba de un lado para otro, saludando a los invitados. Al cabo de unos minutos, me cambié de vestido, el de novia comenzaba a ser algo incómodo al andar.- Eres incapaz de creerlo aún, ¿cierto? - me preguntó Marshall cuando salí del baño donde me cambié.
- Sólo mira, mis manos aún tiemblan.
- ¿Eres feliz? - coloqué un mi cabello para un costado, miré a Marshall y le sonreí mientras pasaba mis brazos por su cintura.
- La persona más feliz del mundo, me atrevería a decir. ¿Por qué?
- Porque quiero que sigas estando así durante toda la vida que nos queda juntos. Haré cualquier cosa por mantenerte feliz todos los días, no permitiré que llores por nada. - rozó su nariz con la mía. - A partir de hoy, Bel Mathers, serás mi consentida.
- Siempre he sido tu consentida Mathers. Admite que nunca te has podido resistir a esta carita. - Estiré mis labios creando un puchero y riendo después. Marshall pellizcó mi nariz y luego la besó.
- Nunca me he podido resistir a ti. Eres mi adicción Bel.
Ambos caminamos hacia los invitados. Todos habían comenzado a comer y a hablar entre ellos. Joshua hizo un pequeño brindis, el cuál nos hizo reír y llorar. Katy siempre que tenía oportunidad, me abrazaba y me susurraba lo feliz que estaba por mí. Mis padres hablaban animadamente con los padres de Marshall y todas las personas se lo estaban pasando bien.
En unas pocas horas llegaría la noche. Mi primera noche casada con Marshall. Nuestra noche de bodas. Todo había salido perfecto y por una vez en mi vida, pude observar como alcanzaba mi esperada felicidad.
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Y ahora vuelvo a enamorarme de ti.. {Terminada}
FanfictionPrólogo: A veces en la vida los recuerdos dolorosos vuelven, esos recuerdos que han dejado una huella importante en nosotros. Cuando crees que has olvidado ese suceso que te ha roto en pedazos, de repente, vuelve a tu vida con una velocidad sobrehum...