Y ahora vuelvo a enamorarme de ti.. {Terminada}

Capitulo 4

Me desperté aturdida. Me dolía horrores la cabeza, claro, había estado llorando parte de la tarde y toda la maldita noche por culpa de èl. Aún no puedo creer que tenga que vivir con él, lo mejor es que incluso me hace gracia. Patético. Sigo molesta con Katy, demasiado diría yo, aún no me creía que me había hecho eso. Se supone que es mi mejor amiga, demonios.

Nada más de poner mis pies en el frío suelo de mi habitación, me mareé. Sentía como todo me daba vueltas, entonces me tumbé de nuevo. Mi cabeza era una bomba explosiva gracias al terrible dolor que sentía, juro que nunca más volveré a llorar tanto, sea por quien sea.

Cuando me sentí mejor y con fuerzas para caminar, me levanté otra vez y me encaminé a la puerta de mi baño. Una vez allí, lo preparé todo para darme una larga y relajante ducha; la necesitaba. Sentía como el agua tibia caía por mi cuerpo, haciendo que me olvidara durante un instante de todo el mundo y, sobretodo, de Marshall.

Al terminar, me vestí algo rápido con lo primero que encontré, hoy no saldría a ningún sitio; no estaba de humor. No sabía de dónde iba a sacar las fuerzas para salir de mi habitación, me daba terror con solo pensar en encontrarme con Marshall cara a cara.

Pero tengo que ser fuerte y valiente, eso fue lo que mi abuelo me enseñó cuando era pequeña: 'por mucho que te duela, por mucho miedo que tengas, nunca des la espalda o pensarán que no eres buena para nada.' Raro, pero cierto.

Bajé el último escalón de un salto, respiré hondo y fui directa a la cocina, donde escuchaba las voces de Katy y de 'el innombrable' como solíamos llamarle.

Cuando traspasé la puerta, cuatro ojos se posaron en mí, haciéndome sentir algo incómoda.

- ¡Buenos días, bella durmiente! - cómo no, Katy de tan buen humor por las mañanas.

- Tampoco seas exagerada, no he dormido tanto, a penas son las 10. - le contesté algo seria, mientras me dirigía a unos de los armarios a coger mis adorados cereales con miel.

- Arg, chica, cuida ese mal humor mañanero, te sandrán arrugas. - tanto ella como Marshall se rieron, y yo le dediqué a Katy una fulminante mirada.

- Ya, ya; lo siento Bel.

- No te preocupes, hace tiempo me acostumbré a tus malas bromas. - le dije dedicandole una sonrisa un tanto falsa. Que no duró mucho.

- Buenos días, Bel. - y ahí estaba, dios, cuánto hacía que no escuchaba su maldita voz, ahora la tenía más ronca y.. sexy.. ¡Basta Bel., ¡fuera pensamientos hacia él!

- Em.. Sí, buenos días.. tú. - patética, con eso quedé patética.

- Le.. ¿le has llamado tú? - Katy estalló en carcajadas, junto con Marshall, que al parecer le había hecho demasiada gracia. Lo único que hice fue empezar a comer mis cereales, para irme lo antes posible de esa cocina del demonio. No entendía esa reacción, ¿cómo esperaba que le llamara? En serio, estoy empezando a enojarme de verdad. Y juro que nadie querrá verme enojada.