Y ahora vuelvo a enamorarme de ti.. {Terminada}

Capitulo 47

- ¿Tú crees que puedo perdonarte? Dime Marshall.. ¡Cómo diablos es posible! - llevé ambas manos a mi cabeza, agarrándola con fuerza, intentando también que las lágrimas no salieran.

- Sé que he hecho mal, sé que no debería siquiera de hablarte ahora mismo deberia de desaparecer.. Pero créeme que no estaba consciente, no sabía lo que hacía. Por favor, Bel, perdóname. - sus palabras se trababan por su lengua, síntoma de que aún tenía alcohol en la sangre, y a saber qué otras cosas más.

- ¿Qué te ha llevado a hacer aquello, Marshall?

- No., no lo sé, maldita sea. De un momento a otro, Vanessa estaba a mi lado ofreciéndome una bebida, no sabía ni siquiera que estaba en la fiesta; pero acepté, pensaba que no me haría nada malo. Lo último que recuerdo es verte a ti, con las chicas, mirándome como si fuera un monstruo.

Asentí sin ganas, no quería hablar con él en esos momentos, me dolía estar delante suyo, viendo sus ojos y pensando en lo que vi rato atrás. Me dolía, sí. Pero.. mi mente aún me decía que no debería, él y yo no éramos nada, yo no tendría que estar ahora mismo recibiendo esas disculpas por su parte.

- te creo porque sé cómo es esa perra y hasta dónde puede llegar con tal de hacer daño. Pero aún así, me siento mal, Marshall. Sé que no debería, porque no somos nada más que amigos, pero me ha dolido todo esto, por lo que.. Será mejor que busques algún sitio donde quedarte, al menos durante un tiempo.

- Está bien.. Tengo unos amigos cerca de aquí, les preguntaré si puedo quedarme con ellos. - se dio media vuelta para irse, pero de repente volvió hacia mí. - Pero, por favor, no quiero que me odies de nuevo. Porque esta vez, no podría soportarlo.

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Habían pasado varias semanas desde que Marshall recogió sus cosas y se fue. Por lo que supe, gracias a Josh y Katy; ya que aún mantenían el contacto: Marshall se había hospedado en casa de unos amigos suyos, que vivían pocas manzanas más allá de mi casa. Justo como él me había dicho.

No habíamos hablado desde aquel día, y la verdad, lo agradecía. Ahora mismo quería mantenerme ocupada, intentando no pensar en él; distrayéndome con cualquier cosa. Dentro de poco empezarían de nuevo las clases en la universidad, por suerte para mí; así mantendría a Marshall fuera de mis pensamientos durante más tiempo.

De vez en cuando, él venía a casa para pasar tiempo con Joshua o Katy que era su prima, a veces incluso traía a algún amigo suyo; pero yo nunca lo había visto. Siempre que venía, me encerraba en mi habitación y no salía hasta que Katy me avisaba de que él se había ido. Infantil, lo sé; pero estaba completamente segura de que, si le veía, caería en sus brazos de nuevo; y no me permitía tener el corazón roto por tercera vez.

Con Alison salíamos cada vez más, nos habíamos vuelto muy unidas, junto con Katy. La relación entre Zac y Alison iba cada vez mejor, estaban siempre juntos y me sentía muy feliz por ellos, porque les fuera tan bien después de todo. Zac y su grupo de amigos hacían varias actuaciones por los locales de la ciudad, llevándose cada día más fama entre los adolescentes que les conocían.

Katy y Joshua eran la mejor pareja que había visto nunca: No peleaban, él la trataba como una princesa, siempre tenían de qué hablar cuando estaban juntos.

Sin duda, todos estaban felices. Claro.. todos, menos yo.

Estaba sola en casa, ya que Joshua y Katy hacían un mes de novios, por lo que habían salido de cena romántica.

No tenía ganas de salir, por lo cual, me quedé en casa viendo varias películas, mientras comía palomitas y revisaba de vez en cuando el twitter. Estaba por poner la siguiente película de la noche: 'Alguien tiene que ceder' cuando el timbre de la casa sonó, haciendo que me sobresaltara y suspiré, pensando si me dejarían un tiempo para mí sola.

Me encaminé a la puerta, tirando de mi pelo para deshacer la cola que llevaba puesta. Al abrir la puerta, sentí el frío de fuera; ya que vestía con poca ropa.

Pero el frío, la poca ropa, mi pelo, la película.. Todo dejó de importarme cuando vi a la persona que estaba detrás de la puerta.

Mordí mis labios, apreté los puños y suspiré pesadamente, presintiendo lo que se avecinaba.