Capitulo 41 [Hot!]

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De un momento a otro, ambos estábamos tumbados en su cama. Marshall se había puesto encima de mí, con una mano en la cama, para evitar apoyar todo su peso en mi cuerpo.

Nuestras bocas no se habían separado ni un segundo, siguiendo esa batalla sin fin. Mientras una de las manos de Marshall estaba en la cama, la otra paseaba libremente alrededor de mi cuerpo, acariciando cada parte de mi piel que no estaba tapada por la ropa que llevaba.

Mis manos se aferraban a su cuello y cabello, acariciando éstos a cada rato.

Cuando una de sus manos me recorría uno de mis muslos, me paralicé. Me di cuenta de lo que estaba haciendo y me daba miedo. Miedo de volver a salir herida, miedo de enamorarme más de él y terminar como la última vez: huyendo.

Me separé levemente de él, mirándolo a los ojos, en los que había confusión, pasión.. ¿amor?

- No soy el enemigo, Bel. No tienes que temer. - me intentó tranquilizar, mientras sonreía levemente y me besaba la frente en un gesto tierno.

- No.. no sé porqué tengo miedo. No lo sé.. soy una tonta.

- Shh. - puso uno de sus dedos en mi boca, callándome. - No eres una tonta, ni mucho menos. Es normal que tengas miedo, cuando lo único que he hecho yo ha sido herirte demasiado. Pero, confía en mí ésta vez, no volverá a ser como antes.

Volvió a besarme, ahora en un movimiento dulce, suave, lento. Dejándome ver todos los sentimientos; las emociones escondidas durante mucho tiempo. Me dejé llevar, simplemente. Ahora, tenía claro que no quería parar.

Su mano, paseaba de nuevo por mis muslos, acariciando éstos con suaves toques que me hacían perder la poca cordura que aún me quedaba. Una de mis manos bajó por su cuello, metiéndose debajo de su camiseta, acariciando su abdomen, su pecho, todo lo que encontraba.

En un rápido movimiento, me deshice de ella, mientras Marshall me quitaba también la mía.

Su boca bajó por mi cuello, por mi garganta, dejando un reguero de besos húmedos en ella. Hasta que topó con la cumbre de mis pechos, donde pasó la lengua lentamente, haciendo que un gemido involuntario saliera de mis labios. Rió ante eso y siguió desnudándome, quitando mis shorts, mientras yo quitaba sus pantalones.

Poco a poco, toda la ropa que tapaba nuestros cuerpos calientes, iba desapareciendo por toda la habitación. Mis manos recorrían su espalda desnuda.

De nuevo, besó mi cuello. Podía notar en mi oído su respiración agitada y loca, mientras me besaba.

Se separó de mí y se enderezó, sacando de uno de los cajones de la mesita de su habitación, un pequeño sobre plateado. Lo abrió con los dientes y sacó un preservativo, el cual se puso rápido y volvió a la posición anterior.

Separó mis muslos con sus manos, acariciándolos con sus dedos pulgares. Recorrió mi vientre con su boca, pasando sus labios por varias partes mientras se ponía entre mis piernas.

Una vez que llegó a mi altura, me sonrió y besó mis mejillas, mis ojos, mi nariz, haciéndome reír. Luego, besó mis labios y se adentró en mí, haciéndonos gemir a los dos.

Se movía lento, despacio, a un ritmo el cual ambos pudiéramos seguir.

Mis manos bajaron hacia su trasero, apretando éste hasta mí, juntando nuestros cuerpos aún más, hasta hacerse uno.

Sus embestidas cada vez eran más fuertes, rápidas, sedientas de placer. Gemí contra su oído una vez que noté el orgasmo cerca, haciéndolo enloquecer.

Una más, una embestida más fue la que faltaba para hacernos llegar al clímax tan esperado, dejándonos exhaustos, sudados, dormidos el uno al lado del otro; abrazados.

Y ahora vuelvo a enamorarme de ti.. {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora