Capitulo 38

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Después de que Joshua y Katy se fueran y de que yo, me quedara pensando en qué hacer con Marshall, me dispuse a ir a mi habitación.

En esos momentos no tenía ganas de estar cerca de él, estaba demasiado confundida con todo, mis sentimientos estaban a flor de piel y yo no quería ni imaginar lo que pasaría si hablara con él. Podría gritarle, pegarle, o quién sabe qué.

Justo cuando estaba subiendo los primeros escalones, para ir hacia la planta de arriba, un brazo se me ajustó al brazo y me pegó un tirón.

Suspiré cansadamente y alcé la mirada para ver a Marshall con expresión seria. Eso me asustó un poco.

-Bel, sé que lo sabes. - le miré confundida ante sus palabras, aunque ya sabía de qué hablaba.

- No sé a qué te refieres, Marshall. - intenté soltarme de su agarre, pero me fue imposible.

- No te hagas la tonta, bel, sé que has estado en mi habitación y has visto la caja. ¿Sabes? Antes de irte, tienes que dejar las cosas en su sitio para que no te descubran. - soltó una risa un tanto irónica y me soltó.

- Y tú deberías dejar de hacer cosas así, no te entiendo.

- ¿No me entiendes tú a mí? No es difícil hacerlo, si miras más allá de tus propios sentimientos, verías las cosas más claras.

- ¿Me estás llamando egoísta? - pregunté mirándolo dolida.

- ¡Sí! - estiró sus brazos a cada lado de su cuerpo y los elevó. - Al fin lo entiendes. ¿Crees que fuiste tú la única que sufrió? Cuando te confesé todo, lo hice para que dejaras de pensar en ti misma y te dieras cuenta de que yo, también tengo sentimientos.

Eso me cayó como un balde de agua fría. ¿En realidad era tan egoísta? Nunca me había preocupado por Marshall, siempre pensé que él era feliz sin mí y que nada de lo nuestro le había afectado.

Katy siempre me intentó abrir los ojos, diciendo que pensara bien las cosas, que quizá no todo era como yo pensaba, y luego resultó que era verdad. Pero, aunque Marshall me confesó esas cosas, seguía pensando que él no había sufrido ni la mitad que yo. Pero como siempre, bel tiene que meter la pata y equivocarse.

- Yo.. Marshall, siento haber sido tan egoísta, pero nunca.. - me acerqué un poco a él, ya que mientras me hablaba se había alejado lo máximo posible de mí. - Nunca pensé que habías salido tú también tan herido, supongo que me sentía mejor pensando que eras feliz..

- No entiendes nada, absolutamente nada.

Rió irónicamente de nuevo y se fue hacia la cocina. Yo me quedé estática en mi sitio, enojandome por segundos, ¿cómo se atreve a decirme eso?

Después de unos minutos intentando tranquilizarme, le seguí hacia la cocina donde él estaba de espaldas a la puerta, apoyando ambas manos en la mesa. Rodeé la mesa y me puse enfrente suya, lo único que nos separaba era ese rectángulo de madera.

- ¿No entiendo nada? Pues parece que tienes razón, porque no entiendo qué pensaste para mentirme, diciendo que estabas enfermo y luego ir a la fiesta, camuflado, vestido de spiderman, y besarme de la nada. - exploté y le grité. No pude contenerlo más.

Y ahora vuelvo a enamorarme de ti.. {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora