Eres mi todo. © [✔️]

2. ¡Fíjate, estúpida!

ERES MI TODO

CAPÍTULO 2

-Kenia Monasterio-

Siempre me he preguntado por qué venimos a este mundo a ser infelices, unos me dicen que venimos a este mundo porque todos tenemos un propósito y en ese transcurso la vida nos enseña a punta de golpes por qué no todo es alegría, porque de esa manera seremos más fuerte ante todos los procesos que debemos pasar para cumplir nuestro propósito. Pero todavía sigo sin entender cuál es mi propósito, por qué la vida se ha ensañado conmigo en llenarme de tristezas y de muy pocas alegrías. ¿Así de grande será mi propósito? No hay respuestas para esas preguntas, solo me toca esperar mucho más de lo que he esperado.

-Déjame en la esquina, por favor, no quiero llegar contigo a la escuela.

-Kenia Monasterio, te dije que este año no me iba a separar de ti -Axel sigue conduciendo-. Y no quiero discusiones.

-Tú y Ana están locos, dañaré su popularidad, ¿acaso no me ven?

-Me vale mierda la popularidad, no pienso alejarme por lo que digan los demás, te quiero a ti y eres hermosa así como eres, mi pecas. Así que no me pidas que me aleje porque no lo haré y sabes que Ana tampoco lo hará. Eres nuestra amiga.

Respiro hondo y prefiero quedarme callada. Es más que obvio que ellos no me harán caso por nada en el mundo.

Llegamos a la escuela y como era de esperarse las chicas se comen a Axel con la mirada, él les guiñe el ojo, y pues a mí solo me queda reírme de ver lo coqueto que es mi amigo. Vamos caminando por los pasillos de la escuela cuando veo a lo lejos la chica de cabello negro que viene meneando sus caderas como una diosa, los chicos la miran y ella los ignora.

-¡Llegaste! -se me tira encima.

-No, soy un invento raro creado por expertos -se queda seria y luego suelta la risa-. Claro que llegué.

-Llegamos, querrás decir, querida amiga.

Axel se hace notar.

-Vamos a clases, ya están por empezar -Ana se me queda viendo-. No digas nada, no te vamos a dejar sola. Antes que se me olvide quiero que vayas conmigo a un lugar, te gustará el cambio que dará tu vida, ya lo verás.

«Está loca, ni siquiera sé a qué se refiere».

-Con ustedes no se puede, no tiene caso seguir discutiendo -niego con la cabeza.

-¡Lo sabemos! -dicen en unísono.

Nos giramos para irnos y siento lo frío que cae sobre mi ropa, levanto la mirada encontrándome con Rogelia, una chica bastante arrogante, pero siendo sincera es una de las más guapas. Rubia, ojos marrones, cuerpo del sueño y con el novio más guapo de todos. Y no es literalmente.

-¡Fíjate, estúpida! -me empuja con brusquedad, siempre he pensado que no le agrado-. Encima de que eres una nerd también eres ciega, ¿acaso tus lentes no te dejan ver más allá de tu mundito estúpido de libros?

Pienso responderle y me encuentro con la mirada fría de Lucas sobre mí, trago en seco sin decir nada. Lucas es el chico que siempre me ha gustado y ni yo sé por qué, es tan arrogante y prepotente como su novia Rogelia. Pero sin poder evitarlo me gustó desde que lo vi jugando en la cancha de fútbol que está cerca de mi casa. Soy una tonta.

Sus ojos grises, su piel blanca con algunos lunares en su cara y cuello, cabello negro, cuerpo tonificado, sus labios entre gruesos y delgados con una curva que los une y deja ver lo rojos que son -natural-, su sonrisa tan egocéntrica que muestra muy poco. Y como si no fuera suficiente es el capitán del equipo de fútbol más guapo que haya visto y eso que mi escuela está llena de niños lindos. Eso sí, nada exageradamente guapo como él.

-Fíjate tú, muñeca de plástico -interviene Ana-. ¿Tan idiota eres que no ves más allá de tus narices? -le cambia la pregunta

-La defiendes por lástima, Ana, tú y yo pertenecemos al mismo círculo, somos las más populares y ella es una nerd tan insignificante que no vale la pena. ¡Es que solo mírala! Es tan poca cosa -suelta una risita algo molesta.

Todos me miran en forma de burla.

-Basta, Rogelia -habla Lucas por primera vez.

Siento que las palabras no salen de mi boca, bajo la cabeza ante la mirada de Lucas. Hago a un lado a los chicos y me alejo.

-No llores -Axel seca mis lágrimas-. Rogelia es una tonta, pero ya Ana le dio su merecido.

Las palabras no me salen, lo abrazo y empiezo a llorar en su hombro como cuando era una niña.

-Solo les traigo problemas -sollozo.

-No digas burradas, Kenia -Ana entra y me abraza-. Esa es una estúpida, no vale la pena que estés mal por lo que te dijo. Ya verá que se tragará sus palabras, vas a hacer tan segura de ti que le podrás quitar el papito que tiene como novio, ya verá la zorra esa con quién se ha metido y te aseguro que donde te llevaré te gustará. Incluso olvidarás las palabras de esa loca dolida.

Todos empiezan a entrar al salón y yo me separo de mis amigos, aunque ellos me buscan el lado. En toda la clase estuve desconcentrada, me llamaron la atención dos veces, pero lo único que quería era que las clases terminaran para irme a casa.

Suena la campana y prefiero quedarme en el salón, los chicos se quedan conmigo. Ellos son buenos amigos, siempre me apoyan, pero no quiero dañarles sus vidas, no me lo perdonaría.

Pasan las horas hasta que llega el momento de irnos a casa, pero antes el profesor nos dejará un trabajo, él mismo escogerá las parejas y ya casi todos están armados. Estoy esperando a ver con quién me toca.

-Kenia Monasterio y Lucas Cuella, trabajarán juntos -finaliza el profesor con eso.

Todos quedan sorprendidos, pero no más que yo. No quiero trabajar con él, esto me pone nerviosa, aunque tampoco puedo protestar, el profesor no nos cambiará de grupo y tampoco me llevo con nadie aparte de mis amigos. No digo nada y salgo casi corriendo del salón ignorando que Ana me llama.

La vida no es más injusta porque no puede. ¿Cómo carajos voy a trabajar con él cuando en cuatro años nunca hemos cruzado ni media palabra? ¡Esto será un caos!

«Sentimientos, contrólense».

-Nota-

Chicas, les he dejado una foto de Lucas para que se hagan la idea de cómo lo imagino yo.

¡Las quiero!