38. Te extrañé.

2.8K 124 0
                                    

ERES MI TODO

CAPÍTULO 38.

—Lucas Cuella—

Una jodida semana donde no he sabido nada de Kenia, la he buscado por cielo, mar y tierra, pero no hay razón de ella, es como si la tierra se la hubiese tragado. Solo sé que está bien por un mensaje que me mandó una chica desde su celular, pero necesito verla, saber cómo está, si ha comido o si ha dormido bien.

No he dormido pensando que quizás ella tenga hambre o frío donde esté, tengo miedo de perderla, pero sé que necesita tiempo para asimilar que Mónica no es su madre. Por lo que me contó Ana el día que Kenia estaba en hospital se puso mal al enterarse que su verdadera madre la abandonó, sé que Kenia debe estar abrumada y por eso necesito saber de ella. Los chicos no han dejado de buscarla, pero ninguno ha encontrado nada, es como si hubiese borrado todo rastro.

Camino de un lado a otro en mi habitación esperando una llamada de Kenia, simplemente me tiene sufriendo sin saber de ella.

—Brother, cálmate, Kenia va a aparecer —miro a mi hermano sentando en mi cama.

—No puedo estar tranquilo cuando no sé nada de ella, cuando no sé si tiene hambre o dónde carajos está. Necesito verla, necesito saber que está bien.

—Nunca te había visto mal por una chica, ni por aquella que te dejó vuelto nada. Debe ser muy importante para ti.

—Créeme que lo es, evité a toda costa enamórame de ella, pero no funcionó. Estoy loco por ella, por eso me duele no verla.

Mauricio me abraza y esta vez no me da pena que él me vea llorar, tengo que desahogar todo el dolor que siento porque me está volviendo nada estar sin verla, sin besarla.

Termino convencido por Mauricio de salir a mirar a los parques, no quiero salir esperando la llamada, pero también tengo que buscar a ver si encuentro algo. Esta semana he hablado mucho con Axel, él también está sufriendo por no saber de Kenia, la verdad es que nos hemos llevado bien, a pesar de que él está enamorado de Kenia.

Voy tan desconcentrado que no me doy cuenta de que una chica va pasando la carretera y por poco la atropello,  alcanzo a frenar. Nos bajamos del auto a ver si la he golpeado.

—¿Estás bien? —la ayudo a levantar.

—¿Te hemos golpeado? —pregunta Mauricio mirándola de pies a cabeza.

Le hacemos preguntas y la chica no habla, seguro está nerviosa porque casi la atropellamos. Sonríe para tranquilizarnos, por alguna razón me recuerda a Kenia. ¡No! Es una locura.

—Estoy bien, solo es el susto —habla—. No pasa nada.

—Disculpa a mi hermano, venía distraído pensando en su chica —Mau se le queda viendo—. Te pareces a alguien que conozco, pero no recuerdo a quien.

—No creo —musita—. No pasa nada, cualquiera se distrae.

—Lo siento —por alguna extraña razón no puedo dejar de verla—. Tenemos que irnos.

La chica me mira como si quisiera decir algo, pero no se atreve. Camino hasta mi auto con mi hermano y ella habla.

—Lucas

Me llama.

Si tuve algo con ella no me acuerdo.

—¿De dónde me conoces? —pregunto en un tono frío.

—No debo decirlo, pero tampoco puedo callarlo, la chica que buscas está en mi casa —suelta de repente dejándome perdido.

—¿Qué? —me acerco—. ¿Cómo que Kenia está en tu casa? —la interrogo—. Espera, ¿cómo sabes que yo soy Lucas?

Eres mi todo. © [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora