60. Habitación de niña.

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Eres mi todo 

Capítulo 60.

—Lucas Cuella—

El día está nublado, se puede sentir el frío, supongo que es porque lloverá. Estoy acostado boca abajo cuando siento que alguien entra a mi habitación, pienso que es Kenia y me doy la vuelta para mirarla con una sonrisa que se borra cuando veo a Rogelia con una diminuta falda y una blusa demasiado escotada. Me levanto y le doy una mirada fría a lo que me responde con una sonrisa coqueta.

—Pensé que te había quedado claro que no quiero nada contigo. Salte de mi habitación, Kenia puede llegar y no quiero un mal entendido, creo que hemos tenido mucho por tu culpa.

Rogelia me ignora y se sienta en el borde de la cama con sus piernas cruzadas.

—Te has vuelto un aburrido desde que andas con esa nerd —acaricia sus piernas de manera descarada con sus dedos—. Puedes disfrutar conmigo y seguir con ella como si nada.

—No te deseo, Rogelia, solo quiero estar con Kenia. A ella la amo, pero por ti no siento nada.

—Antes no decías eso —se acerca con una sonrisa—. Acepta estar conmigo esta vez como despedida.

—Te he dicho que no me interesa, deja de ser ofrecida —me aparto—. Mejor vete que me das flojera.

—Flojera debe de darte la noviecita esa que tienes, no sé cómo la soportas, a mí me da flojera hasta verla.

Me acerco a ella y la miro a los ojos.

—¿Te vas o te saco? —aprieto su brazo—. No te deseo, no siento nada por ti, no causas ni un mal pensamiento en mí, lárgate y déjame de joder la vida.

Rogelia se enfurece y trata de pegarme una cachetada, la tomo fuerte de las muñecas hasta que se suelta y se me tira encima para besarme, colocando sus manos en mi cuello. Trato de quitarla y está muy bien sujetada a mí. Ya no quiero nada con ella.

Logro quitarla cuando escuchamos un golpe en la puerta, la alejo de mí con rabia y veo a Kenia con una cara de decepción y sus ojos llenos de lágrimas, se va corriendo y yo no dejo de llamarla, me ignora.

—Ya déjala, no te creerá que vine de ofrecida —murmura Rogelia con una risita—. Tú no eres para ella.

—La pierdo y me las pagas. Por primera vez quiero una chica en serio y tú nos has hecho la vida imposible, esa niña que me ha mirado con decepción es la chica que amo, con la que quiero estar, tú solo estorbas en mi camino.

Me suelto de su agarre y bajo corriendo, ya no está en la sala, salgo a la calle y la veo que se va montar en un auto y no se lo permito. Trato de explicarle todo, pero no me cree, me lleno de miedo y la tomo del brazo, me grita que la suelte hasta que sale Ana y me empuja para que la deje. Veo cómo se alejan y me dejo caer en el suelo porque siento que esta vez la he perdido de verdad, pero también me duele que no confió en mí, acepto que era un chico que no tomaba a nadie en serio, pero me enamoré de Kenia y estar sin ella me da pavor.

Lloro en la mitad de la calle, me duele que cuando estemos bien algo siempre pasa. Me levanto y miro con tanto odio a Rogelia porque es la culpable de todo lo que pasó con Kenia.

—No te doy un puñetazo porque eres mujer, pero créeme que si fueras un hombre te diera una paliza.

—¡Te he librado de esa chiquilla y te pones en ese plan! —me grita furiosa—. ¡Estás loco por esa niña, no sé por qué a mí no me tomaste en serio y a ella sí!

—¡Porque tú nunca serás mejor que ella, por eso! —camino hacia ella y Mauricio se atraviesa en la mitad—. Quítate, Mauricio.

—Déjala, solo lo hace para provocarte. Rogelia, es mejor que te vayas, Lucas puede hacerte algo.

Eres mi todo. © [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora