63. Conociendo a Nicole

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Eres mi todo 

Capítulo 63.

—Kenia Monasterio—

Mi reencuentro con Lucas fue mejor de lo que esperaba, pensé que se enfadaría conmigo por ocultar lo de la pequeña Nicole, pero en cambio él reaccionó con madurez y tomó todo con calma.

Me paseo por todo el lugar en ropa interior buscando mi celular que no sé dónde lo dejé por estar pendiente a Lucas. Siento que me tapan los ojos y sonrío porque no sé qué locura se le habrá ocurrido a Lucas. Estar con él de nuevo me hace sentir bien, ya no tengo ningún peso encima, le he dicho la verdad sobre mi bebé y ahora sí podemos ser felices.

—Lucas, me harás caer —sonrío mientras camina conmigo sin dejarme ver—. Estás mucho más loco que antes.

—No te haré caer, confía en mí —lo escucho reír.

Siento el aire fresco erizar mi piel y sé que estamos en el balcón, Lucas quita sus manos de mis ojos y me deja ver una mesa con el desayuno y unos girasoles adornando, lo abrazo y le doy un pequeño beso en sus húmedos labios que me encantan. Es un detalle pequeño, pero eso no es lo cuenta sino la intención con la que hizo el detalle.

—Amor, esto es perfecto —rodeo mis brazos en su cintura y lo miro a los ojos—. No hay mejor manera que despertar y verte a ti.

—Solo quería tener un detalle contigo —me sonríe—. Desayunemos, tenemos que salir.

—¿Adónde?

Pregunto, curiosa.

—No creerás que voy a conocer a mi niña sin llevarle regalos —nos sentamos.

—Yo tengo que hablar con la niña primero, Lucas, no puedes llegar así como así. Nicole es inteligente, ella entenderá, pero tengo que hablarle primero.

—Yo lo sé —me tira un beso—. Sigue comiendo para irnos.

Seguimos comiendo mientras nos ponemos al día de todo lo que han pasado en este tiempo que no nos vimos. Es como si nada hubiese pasado entre nosotros, me siento tan bien estando con él, me da rabia conmigo misma por no creerle cuando me dijo que no me había traicionado y en ese momento me dejé ganar de la rabia y de los celos que no me percaté que la equivocada podría ser yo. Hoy me doy cuenta de que la rabia no trae nada bueno, solo más dolor y resentimiento.

Terminamos de desayunar y luego nos metemos a la ducha donde duramos más de lo necesario gracias a que terminamos haciéndolo. El deseo es interminable, pero también tenemos cosas que hacer, así que no duramos mucho. Salimos del baño y empezamos a vestirnos, yo me coloco unos jeans negros acompañado de una blusa amarilla de mangas cortas que deja ver mi cuerpo, zapatos tenis y me hago una coleta. Lucas lleva unos jeans, una camisa negra, tenis blancos y su cabello en total desorden, como de costumbre.

Lo miro y dejo salir una risita de ver lo guapo que está y lo mucho que mi hija se parece a él, me acerco y le doy un beso que me corresponde al instante, luego nos miramos a los ojos y puedo ver la paz y el alivio en ellos. Siento su mano en mi trasero y lo empujo porque sé que terminaremos en la cama y ya es hora de irnos.

—No pierdes oportunidad, Lucas —le doy un manotazo—. Mejor vámonos.

—Qué amargada —se cruza de brazos—. Pero así te amo.

Salimos de la habitación del hotel y cancelamos la cuenta. Vamos de camino a las Vegas, sé que Lucas debe estar más que nervioso, va conocer a su hija y no sabe cómo va a reaccionar. Yo sé que mi niña es muy inteligente a pesar de su edad, ella entenderá todo y por eso quiero hablar con ella primero.

Eres mi todo. © [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora