Eres mi todo. © [✔️]

70. El comienzo de una nueva vida

ERES MI TODO

CAPÍTULO 70

—Kenia Monasterio—

Odio esperar, es una de las cosas que aprendí de Lucas. Llevo más de una hora esperando al dichoso maquillador y nada que llega. Camino de un lado a otro para tratar de calmarme, pero he espero mucho y creo que es tiempo de arreglarme.

Me meto a la ducha y dejo caer el agua fría sobre mi cuerpo, a mi mente se llegan imagines de todo lo que ha pasado estos últimos años. Cómo me cambió la vida pasando de ser una nerd a la chica más popular de la escuela y nuevamente de la universidad. Pero me doy cuenta también que no todos son tus amigos, que solo quieren estar contigo por tu popularidad y no por amistad. Y que esas personas así solo tiene vacíos del corazón que buscan llenar dañando a los demás para sentirse bien.

Hoy puedo decir con la frente en alto que sí tengo amigos sinceros, porque hemos pasado por momentos duros y aún así seguimos juntos. Nadie sabe lo que se vive en una amistad si no tiene amigos verdaderos.

Cada día que pasa me doy cuenta de que Lucas es el hombre que quiero para mi vida, y acepto que la primera vez que lo vi fue su físico el que llamó mi atención,  luego esa manera de hacer y decir las cosas como si no tuviese sentimientos. Pero el chico sí los tienes, solo tenía que conocerlo un poco más para saber lo bien que se siente estar con él.

He logrado sacar lo mejor de él y me arrepiento de ser tan tonta e irme por dos años quitándole el derecho a saber que iba ser papá, pero también sé que me dejé llevar por lo que vi en esa habitación y que mi rabia, decepción y dolor pudieron más que todo. Me doy cuenta de que mi amor por Lucas es mucho más grande que cualquier límite, porque esta vez no me dejaré llevar de personas maliciosas que quieren arruinar todo. Esta vez quiero que esto funcione.

Salgo del baño con una toalla envuelta en mi cabello y otra en el cuerpo. Alguien toca la puerta desesperadamente y supongo que es el maquillador porque Lucas ha salido a comprar unas cosas. Me ha dicho que nos vemos en el castillo de Hohenzollern, pensé que llegaríamos juntos, pero me equivoqué.

Camino hasta la puerta a ver quién está tocando y me encuentro con mi querido amigo gay, se me tira encima sin dejarme asimilar ¿qué carajos hace aquí? Se supone que él estaba ocupado y hoy precisamente aparece en este lugar. En serio que mi amigo está realmente loco.

—No me dejas respirar —se separa de mí haciendo que el aire me regrese—. ¿Qué haces aquí?

—Querida, vengo a dejarte más hermosa que nunca —alborota su cabello que luce más largo—. Quítate esa toalla del cabello y toma asiento frente al espejo. Haré maravillas contigo.

—¿Andrés, por qué Lucas te pidió el favor a ti si aquí hay buenos maquilladores también?

—Porque nadie te deja mejor que yo, querida amiga. Por eso.

—Entiendo —empuño mis labios para no seguirle.

Andrés me toma del brazo y me sienta frente al espejo quitándome de un jalón la toalla del cabello.

—No quiero más preguntas, déjame hacer mi obra maestra y ahí sí puedes hablar lo que sea.

Hago silencio y dejo que Andrés haga lo suyo. Me doy cuenta por el espejo cómo saca de su bolso cantidades de maquillaje y todo tipo de aparatos para el cabello. Me indica que cierre los ojos y lo hago.

Esto va para largo, Andrés siempre demora, pero vale la pena. Pasan los minutos y todavía sigue arreglando mi cabello y no ha empezado a aplicarme una gota de maquillaje, pero prefiero no preguntar nada.