68. La invitación

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ERES MI TODO

CAPÍTULO 68.

—Kenia Monasterio—

Estamos pasando un día increíble, el agua de la piscina se siente muy deliciosa contra nuestro cuerpos. Estamos disfrutando, mañana regresan a Londres mis amigos y yo me encargaré del cambio de universidad. Andrés se ha regresado antes porque ayudará a Leticia en algunas cosas que no tengo la menor idea qué son.

He visto cómo los chicos hablan con cautela como si quisieran que no me diera cuenta de nada, los conozco y sé que ocultan algo, hasta Lucas sabe, pero siempre que le pregunto se hace el bobo. Mis amigos salen de piscina con la excusa que irán a sus habitaciones, increíble que a dos parejas le den ganas de hacerlo al mismo tiempo. Algo traman estos pendejos y no quieren decirme, bueno, ellos verán si me dicen o no.

Voy saliendo de la piscina haciendo un puchero para que Lucas me diga qué se traen entre manos, pero él me toma de la cintura y me pega a la paredes, puedo sentir lo duro que está sobre su pantaloneta.

—Déjame ir, voy a vestirme.

Hablo sin mirarlo.

—Deja esa rabieta, yo en serio no tengo idea de qué hablan los chicos —se pega más contra mí—. Quédate conmigo y dejemos de discutir.

—Sí sabes, y no quieres decirme. Ustedes no confían en mí.

—Kenia, pero no seas así, me haces sentir mal pensando que te oculto algo.

Sé que Lucas no se puede resistir a mis encantos, así que restriego mi trasero lentamente contra su erección haciéndola cada vez más grande hasta que sienta que va estallar. Me giro en sus brazos juntando nuestros sexos y muerdo su labio con total sensualidad.

—Dime qué se traen entre manos —aprieto con mi mano su erección—. ¿Me dirás?

—Kenia... no hagas eso… de verdad no tengo idea de nada. Deja de hacer eso ya.

—¿Seguro? —aprieto más—. ¿No me estás mintiendo?

—Claro que no... miento —lo dice en hilo de voz que casi no se escucha.

—Ok, digamos que te creo —lo suelto—. Ahora déjame salir.

—Ni creas, me acabas de causar una erección, no me dejarás mal.

—Sí te dejaré —succiono su labio—. No creo que te duela mucho quedarte así, además, tengo que cuidar a la niña, está dormida.

—Kenia, no me hagas esto, en serio, me está doliendo.  Por favor.

Siento su mano rozar mi pierna desnuda porque solo llevo un bikini de dos piezas bastante sexy. Siento las tiras de la tanga soltarse con una lentitud enorme, eso quiere decir que estoy sin nada. Intento quitarme, pero Lucas presiona su cuerpo más al mío y separa mis piernas con su rodilla, su mano recorre mi entrepiernas hasta mi intimidad donde pasa sus dedos por encima sin penetrarme, pero eso lo que hace es excitarme.

Cierro mis ojos dejándome llevar, siento su dedo entrar sin avisar. Clavo mis uñas en su brazo por la presión que siento dentro de mi cuerpo, Lucas agiliza cada entrada y salida de su dedo con facilidad, estoy muy húmeda y él agua facilita todo. Lo mueve hasta hacerme morder su hombro para no gritar y que no nos escuchen, no pasa mucho tiempo cuando un escalofrío invade mi cuerpo.

—Te... dije que no... —gimo—. Pero ahora quiero más y no me dejarás así.

Bajo su bóxer. Rozo mi sexo desnudo por toda su erección, Lucas me carga y siento que entra en mí, yo tengo mis piernas enrolladas a su altura para poder estar cómoda. Lucas pega mi trasero desnudo contra la pared de la piscina y hace embestidas rápidas, pero muy profundas. Se escucha el sonido del agua cada vez que él se mueve. Siento cómo sale y entra con más fuerza, no hay dolor, solo corrientes de placer en todo mi cuerpo que me hacen pedir más.

Eres mi todo. © [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora