48. Deja de molestar.

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ERES MI TODO 

CAPÍTULO 48.

—Kenia Monasterio—

Maldición, odio despertar tan temprano. Miro mi celular en la mesita de noche y tiene muchas llamadas perdidas de Lucas, no pienso responderle, sigo enojada con él. Ayer vino a mi casa y no quise bajar porque soy débil ante él y terminaría perdonándolo. Hoy es el festival vida, mamá ya me ha mandado la ropa que me compró para el día de hoy, también me dijo que le mandó la de Lucas y las camisetas las darán en el concierto cuando lleguen.

Me levanto y me doy una ducha, salgo y me coloco una sudadera y un suéter porque no iré a ningún lado, me miro al espejo y a pesar de estar vestida así me veo linda. He cambiado muchísimo, hasta mis senos se pintan en el suéter. Tomo mi celular y lo vuelvo a revisar, no encuentro nada, solo las llamadas de Lucas, lo tiro en la cama y bajo a desayunar.

—Buenos días, papá —me siento con una sonrisa.

—Bueno días, niña. ¿Tú tienes que ver con que Raquel me invitara a salir?

—Para nada, ni siquiera sabía que te invitó a salir —me hago la desentendida—. ¿Qué le dijiste?

—Que sí, no puedo ser grosero —sonríe.

—Sí, claro, papá, y yo soy boba.

Meto un trozo de manzana en mi boca.

—Ok, acepto que me alegré cuando me dijo eso, pero no se lo digas.

—No lo diré nada —levanto mi mano en señal de promesa.

Seguimos desayunando hasta que alguien toca la puerta, una de las muchachas la abre y aparece un colorido Axel. Se acerca y le extiende la mano a mi papá en señal de saludo y a mí me llena la cara de besos en saludo. Tenía tiempo que no hacía eso. Papá termina de desayunar y nos deja solos. Algo hay en la sonrisa de Axel, lo conozco, sé que está feliz.

—¿Quieres desayunar algo?

—Sí, muero de hambre. Quiero de todo un poco.

Tomo un plato y le sirvo de todo lo que hay en la mesa, mi amigo come mucho y se mantiene en forma por su rutina de ejercicio.

—Si no estoy mal hoy es sábado, lo que quiere decir que, no hay clases y tú cuando es así duermes hasta tarde, ¿por qué estás aquí tan temprano?

—Primero; quería verte, segundo; necesito hablar contigo sobre Adriana.

—¿No me digas que tuvieron faje intenso? —suelta una risita—. ¿Qué pasa con mi hermana?

—Kenia, por favor, yo respeto a Adriana, pero bueno eso no quita que también le tenga ganas, en fin, me gusta tu hermana —suelta y cierra los ojos.

—Abre los ojos, tonto —le pego con el tenedor—. Yo lo sé, Axel, te conozco como a nadie, también sé que ella quiere estar contigo y tú te estás aguantado porque piensas que diré algo, ¿no es así?

—Sí que me conoces. No quiero que creas que estoy jugando con ella, los dos nos queremos conocer, claro, ella me acosa, es que es muy directa, siempre va un paso más que yo, pero eso me encanta, y que besa muy bien.

—Adriana es así contigo porque le gustas, pero no quiero que sufra, Axel, si sientes que algo está mal con ella dile para que lo arreglen. Yo soy feliz de que estén juntos así sea como amigos con derecho porque estoy segura de que ya se han besado más de la cuenta y que ella a tocado por donde no debe, ¿cierto?

—Yo lo sé, enana. Siento que estaba confundido cuando te dije que estaba enamorado de ti, quizás me dejé llevar de ver lo hermosa que eres, pero cuando vi a tu hermana me gustó y no quiero que se aleje porque con ella puedo ser yo, puedo ser quien tú conoces.

Eres mi todo. © [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora