59. Destrozada.

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ERES MI TODO 

CAPÍTULO 59.

—Kenia Monasterio—

Miro el timbre frente a mí y simplemente siento que no puedo levantar mi mano para tocarlo. Doy dos pasos hacia atrás y miro a mi amiga que está a un lado, todavía no le he dicho lo de mi embarazo porque no me salen las palabras. Le doy un abrazo y dejo salir mis lágrimas que no han dejado de salir desde que me enteré que voy hacer mamá.

—¿Por qué lloras? —me mira a los ojos—. Te conozco y sé que te pasa algo, no por nada vas a estar aquí donde Lucas y con esa carita.

—Te cuento después, ¿si? Necesito hablar con Lucas primero.

—Sea lo que sea estaré para ti, amiga.

Tomo todo el aire que puedo y toco el timbre sin pensarlo, un despeinado chico aparece ante mí con sus lindos ojos, pero esta vez Mauricio no me sonríe. Al contrario, se sorprende cuando nos ve en la puerta de su casa y sé que algo no está bien. Decido actuar normal.

—Kenia, ¿qué haces aquí? —es lo primero que dice.

—Hola, amor —Ana le da un beso—. Kenia viene a ver a Lucas.

—Sí, seguro está en su habitación —hago el intento de sonreír—. Los dejaré solos.

Paso por el lado de Mauricio y me toma del brazo.

—No te gustará lo que verás, pero no saques conclusiones apresuradas.

Me suelto de su agarre y corro hacia las escaleras para llegar a la habitación de Lucas, encontrándome una imagen que me rompe en mil pedazos y me hace perder toda ilusión. Rogelia se está besando con Lucas mientras tiene sus manos rodeando su cuello, quiero salir sin hacer ruido, pero choco con la puerta y los dos se separan inmediatamente. Lucas me mira y puedo ver el miedo en sus ojos, Rogelia tiene una sonrisa triunfante porque sabe que me ha vuelto polvo en este momento.

No pensé que Lucas me haría esto después que me dijo tantas veces que me amaba y que nunca me dejaría. Es un mentiroso.

Me doy media vuelta y bajo corriendo las escaleras con mis mejillas empapadas, puedo escuchar los gritos de Lucas, lo menos que quiero es escuchar sus mentiras. Me ha fallado sin importarle lo que yo iba a sentir cuando lo supiera. Mi amor por él es sincero, cada vez que estaba con era porque yo quería, porque deseaba sentirme amada y deseaba a su cuerpo.

No pretendía ocultarle que estoy embarazada, pero ahora nunca lo sabrá, no necesito que mi hijo te ha un papá que vale tan poco y que lo único que hace es dañar y mentir. Lucas es una mentira.

—Vamos, no quiero estar más aquí.

Tomo del brazo a Ana.

—¿Qué pasó allá dentro? —mira hacia las escaleras y ve a Lucas con Rogelia—. ¡Eres un maldito, Lucas Cuella!

Esta vez ella me toma de la mano y me saca de la casa, me siento tan desbastada que simplemente quiero estar lejos de todo. Me voy a subir en el auto y unos brazos fuertes me toman de la cintura.

—No te puedes ir, Kenia, no es lo que parece —me explica, apresurado—. Rogelia solo nos quiere separar, no dejes que lo haga.

—¡Suéltame! —quito sus manos—. No quiero escuchar más mentiras de tu parte, Lucas. ¿Sabes qué? ¡Se acabó la chica tierna y tímida que conociste, tú la has mataste! Aléjate de mí y esta vez es en serio, ¡te quiero lejos de mí!

—No puedes dejarme, Kenia, déjame explicarte —sus ojos están cristalizados—. Te amo, no puedo estar sin ti, no quiero estar sin ti.

—¡Basta ya! —le grito, estoy dolida—. ¡Cállate, me dan asco toda tus mentiras! Desde hoy lo nuestro se acabó, tú solo me utilizaste, así que aléjate. Ya has cumplido tu objetivo de destruirme, te felicito.

Eres mi todo. © [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora